Mafia y estructura contemporánea.
La mafia no es un fenómeno ancestral, la italiana es del siglo XIX, no tiene 200años de existencia, ésta ha sido muy importante en el desembarco a Sicilia durante la II Guerra Mundial, nos dice Federico Campbell.
Leonardo Sciascia (1921-1989), nos describe como nadie esta visión trágica de la existencia, la sicialinización del mundo, según Sciascia, es un mundo en que no cuentan más las ideas, en esta simbiosis ideológica-política. No existe el Estado, sino organizaciones criminales y se gobierna no del interés común sino de los intereses de grupo, de particulares. La descomposición del Estado y el fenómeno de una criminalidad que se dispersa reaparecen de manera más nítida en nuestra vida cotidiana.
Para ello en esta caracterización y análisis de esta tendencia, es que recurrimos a Leonardo Sciascia, que con penetrante potencia nos invita a reflexionar por lo que el entendía, que es lo que estaba sucediendo en el mundo, y claro está en este sentido que nuestro país y nuestra provincia están en este mundo.
Presentamos desde consideraciones puntuales ofrecidas en el contexto de algunos acontecimientos políticos en los últimos tiempos, que en variedad de los escenarios, se manifestaron y se manifiestan de una manera peculiar en una cierta forma de ejercer el poder.
La mafia, según Sciascia, es una agrupación-grupo de malechores con fines de enriquecimiento ilícito y actúa entre el trabajo y la producción, entre la producción y el consumo, entre el Estado y el ciudadano.
La mafia es un modo de hacer política, es un manera de gobernar, para intereses particulares, es un aparato de saqueo: de empresarios, de políticos y también de narcotraficantes.
La mafia ejerce y practica el clientelismo, es un intercambio de favores (a sindicatos, a otros grupos). Es una gestoría del Estado, gestiona cosas del Estado, promete favores y gestiona. Y en esto no se necesita de la mafia para robar, matar o traficar, descuartizar un cuerpo, etc.
No puede haber mafia sin conexión con el Estado, sin complicidad de las fuerzas de seguridad. El crimen se relaciona, se combina con el poder político para conservar el poder, y es la corrupción la que cementa. Hay un sustrato de criminalidad. La era de la criminalidad es la sicialinización del mundo, potenciado con la informática, internet. Los grupos tienen poder económico, militar y compiten con otros Estados-Nación. Patrimonios enteros fueron a parar a manos de jueces, abogados, testaferros o prestanombres.
Un manejo mafioso para la acumulación de poder por parte de una persona mediante intereses y amistades, hace que sus recursos a la hora de cometer una ilegalidad impunemente sean muy superiores a los del ciudadano de a pie. El ejercicio del poder público confiere respetabilidad mientras que los negocios subterráneos dan muchísimo dinero. Esta red de intereses, que mediante la amenaza y hasta la violencia física, sostiene una estructura de poder independiente del Estado. Las intimidaciones y los frecuentes asesinatos habían llevado a la población a un silencio, y a juicios intimistas.
Este ejercicio de poder envuelve a la verdad, la tapa, la desfigura, la esconde. El ejercicio del poder implica siempre una manipulación de la verdad. Los grandes medios de comunicación, ahora son como partidos políticos, trabajan e imponen candidatos, que le garantizan impunidad y negocios. Son más poderosos que el propio Estado. Los políticos se arrodillan y le temen a los dueños de los medios. Un fraude puede ser posible con el apoyo de los medios.
La democracia electoral es solo un simulacro, solo sirve para legitimar a una oligarquía popular, para apropiación de los bienes públicos por parte de un grupo de no menos de diez y traficantes de influencias, Vasconcelos, diría: trata de influencias.
El poder se legitima entre los lazos familiares. La familia es totalitaria, es protectora, a cambio de un alto precio de la individualidad, de su libertad.
Para finalizar, decimos que Santiago del Estero, es una provincia que fue saqueada históricamente, el aparato de la corrupción ha sido necesario para mantener la gobernabilidad. Con este saqueo secular la provincia se paralizó económicamente.
La corrupción tuvo sus efectos en la distribución de la riqueza, y la pobreza histórica de nuestra provincia se debe precisamente a la descomposición de cierta clase política.
Sicilia es una metáfora del mundo contemporáneo, de nuestra provincia también.
Por Hugo R. Manfredi