Somos Santiago del Estero

En el aniversario 464 de la Madre de Ciudades:
Resumen de decires, emociones y sentimientos

Somos recursos naturales y trágica belleza
Somos un pasado cultural extraordinario
Somos un pueblo bueno, noble y trabajador
Somos atraso y desigualdad
Somos progreso lento
Somos fraude, dolo y simulación rentable
Somos horizontes de posibilidades
Somos crisis y estafa profunda
Somos caritativos y solidarios
Somos buenos pensantes y benditos ignorantes
Somos patrimonios mal habidos
Somos silencio inocente y complicidad
Somos gritos y rebeldía
Somos adoradores de dioses vanos
Somos temerosos y quejosos
Somos democráticos y autoritarios
Somos poder y vejaciones simbólicas
Somos democracia y cordón policial
Somos búsquedas colectivas y sumisión individual
Somos mitos y ritos
Somos desconfiados y utópicos
Somos fatalista esencialista del dolor y del ahogo
Somos parsimoniosos y demandantes
Somos expertos y chapuceros
Somos cambio e inconciencia
Somos discursos críticos y cosmovisiones lacerantes
Somos pretenciosos y sombríos
Somos soñadores y mendigos
Somos poco pan y pésimo circo
Somos amor a la vida y a la libertad
Somos raíces comunitarias y mañanas colectivos
Somos sociedad posible
Somos calles
Somos herederos de un pasado y sin anhelos concretos
Somos mínimos sentidos
Somos perennes infantes
Somos esperanzas desesperadas
Somos un mañana que no llega y un futuro que espera

Por Hugo R. Manfredi

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Pan y circo, a propósito de la marcha de los bombos

 

Todos los años un grupo de amigos participan o son testigos de la marcha de los bombos que se realizan por el mes de julio con motivo de los festejos de la fundación de la ciudad de Santiago del Estero y esto genera las más diversas opiniones y reacciones.

Una multitud se agolpa y marcha al repiquetear de los bombos por las diferentes avenidas de la ciudad capital y una columna viene desde la ciudad de La Banda. Vemos turistas, políticos, dirigentes y representante de la cultura oficial mezclarse entre la multitud, algunos lo harán por convicción y otros porque viven eternamente en campaña, o porque son los que firman los cheques, vaya uno a saber. Es un teatrillo de sombras de las representaciones respondiendo en fin a diferentes intereses, y que algunos dirán que son la representación de la verdadera democracia.

Algunos verán que las tradiciones, el folklore y la identidad santiagueña se expresan en estos eventos, al menos así escuchamos de los participantes de nuestro suelo y de los turistas. En una fiesta multicolor, de danza, del repiqueteo de los bombos y de las cuerdas los proyecta hacia un pasado, a una forma de asumir, de ser y estar en esta provincia. A un presente todavía reservorio de identidad latinoamericana.

Para la visión crítica, será y es un pésimo circo que legitima un estado de cosas para que el pan sea poco. Los asocian con los emperadores romanos, donde aparecen los verdaderos benefactores de ese pueblo que sale a las calle impulsados por la propaganda oficial, reciclando y renovando el mismo “programa oculto”: promocionar un circo cada vez más alineador, negadora del pan y la sal de cualquier manifestación cultural liberadora, de la concesión de espacios y prebendas de los gestores de insignificancia y de los discursos rebuscados de ciertos intelectualoides y revolucionaros de “confitería”.

En él mientras tanto la sumisión y el miedo que llevan a aceptar mansamente la reducción del pan, o sea los recortes de los derechos: a reclamar, a peticionar, a ajustar aún más su mínimo bienestar a la precarización de la vida, a la transferencia de nuestros ahorros a unos pocos amos de Santiago del Estero.

¿Es eso democracia? , ¿La mercantilización de la libertad misma, al hacer que esta metafísica existencialista, sólo esté al alcance de quién sólo puede pagar y los otros de recibir?

Un amigo y colega me interpeló en este sentido: ¿y si hacen sonar los bombos para salir de la pobreza? ¿Y si hacen sonar los bombos para disminuir la desigualdad social galopante en nuestra provincia?, o ¿Para terminar las injusticias?, o ¿para terminar la intervención del Consejo General de Educación?, por ejemplo.

Evidentemente esa democracia a la que hacen referencia los críticos es solo un cliché, un estereotipo, una noción interesadamente equívoca, que sigue siendo inercialmente útil a los poderes (real y formal) para generar una apariencia de legitimación de voluntades.

Nosotros creemos que sin chequeras, los pueblos tienen sus lugares comunes de vida auténtica y cotidiana en la construcción ciudadana, lejos de las tétricas conductas que impiden reflexiones colectivas, lejos de los instrumentos prácticos que aplastan toda intención de la vida de los santiagueños de escuchar su verdadero canto. En otro momento lo seguimos.

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Fotografías: Diario El Liberal y Nuevo diario

 

Los lobbies para principiantes

Un Diccionario (inglés) define al lobby como un grupo de personas que se conciertan a favor o en contra de un proyecto, especialmente gubernativo, según les convenga o los perjudique. La definición es buena, pero sólo tiene en cuanta los fines, y nada dice de los medios y procedimientos.

Lo cierto es que donde hay gobierno hubo y hay lobbies activos, parasitando las políticas, manijeando proyectos que sería mejor desechar y obstruyendo el camino de las buenas intenciones, que algunas hay. Los objetivos pueden ser venderle algo caro, o comprárselo barato, conseguir una eximición de algún impuesto, o evitar que la consiga algún competidor, conseguir una subvención u objetar que algún otro lo consiga, evitar alguna restricción o control, lograr un aumento del precio de los artículos o servicios que vende.

Los lobbies rondan por los despachos oficiales y las secretarias de los funcionarios claves, aunque tratan de respetar una regla de oro: el lobista ideal es aquel cuya actividad no trasciende de su ámbito de acción, porque el sigilo y la discreción conviene a todos, inclusive a aquéllos sobre los que se actúa.

Por eso, “hacer lobby” es generalmente tarea de profesionales expertos pero como el lobby tiene influencia principal en la gestión de los negocios, todo patrón que se precie de tal, está siempre dispuesto a participar en tan importante tarea, tanto más cuanto que la culminación exitosa de una gestión suele demandar cantidades importantes de dinero para lubricar resortes y engranajes, dinero cuyo destino no es fácil controlar.

No es extraño por ello, que se trate de que el trabajo de lobby pase tan desapercibido como sea posible porque así, cuando se alcanza el objetivo, la buena gente puede llegar a creer que ello ocurrió “por el juego normal de las instituciones” o “por el funcionamiento natural de las fuerzas del mercado”.

Pero hay que ser precavido cuando se ejercita algo que tenga que ver con la corrupción, sea sobornos, extorsión, conspiración, fraude corporativo y colusión, falsear información contable, ocultar y/o simular pérdidas, lavar dinero, etc. Tópicos que desarrollaremos más adelante.

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía consultada:

° Tijeras, Ramón “Lobbies: cómo funcionan los grupos de presión españoles”. Tema de Hoy, 2000.

° Tijeras, R. “Las sagas del poder”. Plaza & Janés, 1998.

° Saravia, Leandro. “Lobbies y los lobizones”. En Rev. El Despertador N°22, pág. 19, 1989.

Un Estado y un gobierno mafioso, para principiantes

Mafia y estructura contemporánea.

La mafia no es un fenómeno ancestral, la italiana es del siglo XIX, no tiene 200años de existencia, ésta ha sido muy importante en el desembarco a Sicilia durante la II Guerra Mundial, nos dice Federico Campbell.

Leonardo Sciascia (1921-1989), nos describe como  nadie esta visión trágica de la existencia, la sicialinización del mundo, según Sciascia, es un mundo en que no cuentan más las ideas, en esta simbiosis ideológica-política. No existe el Estado, sino organizaciones criminales y se gobierna no del interés común sino de los intereses de grupo, de particulares. La descomposición del Estado y el fenómeno de una criminalidad que se dispersa reaparecen de manera más nítida en nuestra vida cotidiana.

Para ello en esta caracterización y análisis de esta tendencia, es que recurrimos a Leonardo Sciascia, que con penetrante potencia nos invita a reflexionar por lo que el entendía, que es lo que estaba sucediendo en el mundo, y claro está en este sentido que nuestro país y nuestra provincia están en este mundo.

Presentamos desde consideraciones puntuales ofrecidas en el contexto de algunos acontecimientos políticos en los últimos tiempos, que en variedad de los escenarios, se manifestaron y se manifiestan de una manera peculiar en una cierta forma de ejercer el poder.

La mafia, según Sciascia, es una agrupación-grupo de malechores con fines de enriquecimiento ilícito y actúa entre el trabajo y la producción, entre la producción y el consumo, entre el Estado y el ciudadano.

La mafia es un modo de hacer política, es un manera de gobernar, para intereses particulares, es un aparato de saqueo: de empresarios, de políticos y también de narcotraficantes.

La mafia ejerce y practica el clientelismo, es un intercambio de favores (a sindicatos, a otros grupos). Es una gestoría del Estado, gestiona cosas del Estado, promete favores y gestiona. Y en esto no se necesita de la mafia para robar, matar o traficar, descuartizar un cuerpo, etc.

No puede haber mafia sin conexión con el Estado, sin complicidad de las fuerzas de seguridad. El crimen se relaciona, se combina con el poder político para conservar el poder, y es la corrupción  la que cementa. Hay un sustrato de criminalidad. La era de la criminalidad es la sicialinización del mundo, potenciado con la informática, internet. Los grupos tienen poder económico, militar y compiten con otros Estados-Nación. Patrimonios enteros fueron a parar a manos de jueces, abogados, testaferros o prestanombres.

Un manejo mafioso para la acumulación de poder por parte de una persona mediante intereses y amistades, hace que sus recursos a la hora de cometer una ilegalidad impunemente sean muy superiores a los del ciudadano de a pie. El ejercicio del poder público confiere respetabilidad mientras que los negocios subterráneos dan muchísimo dinero. Esta red de intereses, que mediante la amenaza y hasta la violencia física, sostiene una estructura de poder independiente del Estado. Las intimidaciones y los frecuentes asesinatos habían llevado a la población a un silencio, y a juicios intimistas.

Este ejercicio de poder envuelve a la verdad, la tapa, la desfigura, la esconde. El ejercicio del poder implica siempre una manipulación de la verdad. Los grandes medios de comunicación, ahora son como partidos políticos, trabajan e imponen candidatos, que le garantizan impunidad y negocios. Son más poderosos que el propio Estado. Los políticos se arrodillan y le temen a los dueños de los medios. Un fraude puede ser posible con el apoyo de los medios.

La democracia electoral es solo un simulacro, solo sirve para legitimar a una oligarquía popular, para apropiación de los bienes públicos por parte de un grupo de no menos de diez y traficantes de influencias, Vasconcelos, diría: trata de influencias.

El poder se legitima entre los lazos familiares. La familia es totalitaria, es protectora, a cambio de un alto precio de la individualidad, de su libertad.

Para finalizar, decimos que Santiago del Estero, es una provincia que fue saqueada históricamente, el aparato de la corrupción ha sido necesario para mantener la gobernabilidad. Con este saqueo secular la provincia se paralizó económicamente.

La corrupción tuvo sus efectos en la distribución de la riqueza, y la pobreza histórica de nuestra provincia se debe precisamente a la descomposición de cierta clase política.

Sicilia es una metáfora del mundo contemporáneo, de nuestra provincia también.

 

Por Hugo R. Manfredi