«Violencia en las escuelas; instituciones y malestar: reflexiones y balances desde el Colegio Agrotécnico La Granja» (Cuarta parte)

Segunda parte

 

IX  La violencia en la escuela

 En las instituciones escolares suceden con determinada frecuencia situaciones de violencia entre los alumnos. Mientras que la violencia no es innata en los seres humanos sino que es un aprendizaje, el conflicto derivado de la agresividad si es consustancial a la vida humana, algo natural y por lo tanto inevitable. Así, más que eliminen el conflicto, de lo que se trata es saber regularlo creativa y constructivamente de forma no-violenta, ya que es una energía y una oportunidad para el cambio.

Las encuestas indican que nuestros alumnos conviven o son testigos casi en su totalidad con una amplia gama de comportamientos considerados violentos o agresivos (tanto en la calle, su entorno y en el colegio).

Son testigos en: un 30,3% en peleas, el 15.5% en agresiones físicas, el 4,4% de arrebatos de ira, en un 7,1% del uso de armas, en un 13% en amenazas o intento de herir a otros, en un 12% con respecto a la crueldad con animales, en un 7,5% de destrucción intencional y vandalismo, en un 6,6% de los que encendieron fuego y otros tipos de comportamientos en un 3,5%.

Otra parte de la encuesta nos señala que, nuestros alumnos, son intimidados o víctimas en algún momento de su vida escolar. Es así que un poco más del 8% han sido intimidados con alguna regularidad. Con poca diferencia el comportamiento de intimar a otros puede ser verbal o físico. Los varones tienden a usar la intimación física o las amenazas, sin importar por momentos el género de sus víctimas. La intimación de las mujeres es con frecuencia verbal, usualmente siempre siendo otra mujer el objetivo.

El 2,7% de los alumnos/as, se reconocen victimarios al menos en peleas. Cuando en un centro escolar se da una situación de violencia entre iguales y existe sometimientos de unos sobre otros, se dan cinco categorías siguiendo a Rosario del Rey Alamillo, del departamento de psicología evolutiva y de educación de la Universidad de Sevilla (9):

° Vandalismo: violencia contra las pertenencias del centro.

° Disruptividad: violencia contra las tareas escolares.

° Indisciplina: violencia contra las normas del centro.

° Violencia: interpersonal.

° Criminalidad: cuando las acciones tienen consecuencias penales.

Algunos autores añaden una sexta categoría que sería el acoso sexual que es, como el bullying, un fenómeno o manifestación “oculta” de comportamiento antisocial.

Existen en algunos años más problemáticas que en otros, los niveles de violencia no son digamos, alarmantes, pero si son altos cuando ocurren como, para que nos ocupemos y nos preocupemos de intentar comprender sus causas y sus consecuencias. La violencia, que se concreta en malas relaciones interpersonales, falta de respeto, agresividad injustificada, prepotencia, abuso y malos tratos de unos a otros, es, en sí misma, un fenómeno social y psicológico: social porque surge y se desarrolla en un determinado clima de relaciones humanas, que lo potencia, lo permite o tolera, y psicológico, porque afecta personalmente a los individuos que se ven envueltos en este tipo de problemas.

Consideramos que todos los chicos y chicas que están envueltos en la violencia son víctimas. Asimismo, son víctimas del fenómeno de violencia, los chicos y chicas que, sin verse involucrados de forma directa, lo están de forma indirecta, porque son observadores y sujetos pasivos de la violencia, al verse obligados a convivir en situaciones sociales donde esos problemas existen.

 

Perfiles psicológicos de víctimas, agresores y testigos

Revisando las actas del consejo escolar, del consejo de aula, el cuaderno de indisciplina, después de muchos años, hemos podido entender el complejo proceso de relaciones interpersonales que viven los alumnos en nuestro centro educativo. Creemos que, existen factores que dinamizan la violencia, como las rupturas familiares, las drogas y el alcohol, el mal uso del tiempo, la desintegración de valores tradicionales sin ningún sustitutivos de ellos, la marginalidad social, los vecindarios atravesados por la violencia, etc., todo ello empuja a los alumnos a reconstruir por ejemplo, su identidad en espacios sociales creados por ellos mismos o comportarse de determinadas maneras.

Las víctimas: el alumno o alumna que es víctima de sus compañeros no tiene características homogéneas. Puede ser estudiantes de buenos o malos o medianos rendimientos académicos. Algunos son  tímidos o reservados. Otros son hiperactivos, que cometen torpezas sociales con sus compañeros, por lo cual a decir de los chicos: “tenía que ligar”, son las llamadas víctimas provocadoras. Su torpeza o insolencia suele ser excusa para los agresores.

Con frecuencia, las víctimas de burlas, marginación social y bromas pesadas son los escolares bien integrados en el sistema educativo, atentos con los profesores, aplicados académicamente que provocan envidia y celos de los otros. O que son hábiles socialmente y aprenden a ocultar sus escasos rendimientos académicos.

A veces, la víctima de sus compañeros resulta ser un alumno cuya debilidad social proviene de no haber tenido experiencias previas de confrontación agresiva. Chicas y chicos sobreprotegidos o, simplemente, educados en un ambiente familiar tolerante y responsable, exhiben dificultad para hacer frente a una prepotencia o retos. Estas víctimas se autoprotegen encerrándose en su mundo social más seguro. Les dan miedo los grupos agresivos, y se refugian en reducidos números de compañeros más íntimos, fuera de los cuales se sienten perdidos.

Muchas víctimas, lo son simplemente por tener deficiencia física o psíquica con dificultades de desarrollo. Pero no es necesario ser un chico o chica especial, a veces sólo ser poseedor de una característica especial (usar lentes, tener orejas, nariz grande, ser obeso o flaco, etc.), puede ser excusa para convertirse en objetos de burlas, desprecio, chistes o agresión física. No olvidemos que el problema de la violencia es siempre un problema de crueldad y no sólo de conflicto.

Hemos advertido que no siempre un chico o chica es una víctima pura. Con frecuencia, aquellos que fueron víctimas se convierten en agresores. Ambos papeles puede darse por igual, durante un tiempo. Se suele decir que debajo de cada victimario hay una víctima. Muchos de nuestros chicos victimarios, son chicos y chicas que han sufrido previamente la violencia de adultos o de otros compañeros, y han realizado ya que un aprendizaje social que les empuja comportarse despiadadamente con aquellos otros que perciben como más débiles.

Los agresores: rara vez los agresores son académicamente brillantes. Más bien suele estar en el grupo de los que no obtienen buenas notas, cosa que no parece importar mucho al grupo de iguales. Alumnos de malos rendimientos académicos, de pobre inteligencia para enfrentarse a tareas cognitivas, pueden gozar de prestigio social basándose en otras habilidades que no son precisamente las académicas.

Son hábiles para ciertas conductas sociales, como las que aprenden a desplegar ante las recriminaciones de los adultos, parecen haber aprendido las claves para hacer daño y evitar el castigo, e incluso, evitar ser descubierto. Siempre tiene excusa o explicación rebuscadas para justificar sus burlas, su hostigamiento o persecución hacia otro u otra. Nunca es él, pero después sostiene que él no tuvo más remedio que intervenir, otras veces, aduce que fue provocado por la víctima: “él se la ha buscado…”

Estos chicos y chicas son populares y, a veces muy simpáticos ante el adulto, a los que aprenden a adular. Detrás de cada chiste, son capaces de mantener un muro de silencia de su vida familiar, su vida íntima. Un grado de cinismo más o menos disimulado puede acompañar a este tipo de personalidad.

Con frecuencia estos maltratadores, han sido criados en un clima de abandono, inestabilidad emocional, abusados por personas cercanas a su vida familiar, castigado físicamente, despreciados, humillados, etc. y trasladan esa forma de trato, de la que ellos son objeto, a los que son sus compañeros y deberían ser sus amigos. Simplemente el respeto no forma parte de su moral cotidiana y así lo reproducen con sus iguales.

Los testigos: el alumno testigo, está bien informado sobre la existencia de problemas de malos tratos entre compañeros. Solapadamente informan y conocen bien en qué consiste el problema, quiénes son los chicos y chicas maltratadores y abusivos, quiénes son objetos de abuso o burlas, dónde tienen lugar los malos tratos y hasta donde podría llegar, interpretándolo al victimario.

Cuando un chico o chica insulta, humilla, intimida o agrede a otro en presencia de terceros, sin ahorrar el espectáculo a los que puedan estar mirando e incluso asienten, está provocando en la mente del espectador un problema de disonancia moral y culpabilidad, porque le está pidiendo el festejo, o al menos ignore, una crueldad de la que el espectador no es responsable como agente, pero sí como consentidor. Aunque no quiere, está implicado cuando participa de convenciones y falsas normas referidas a la necesidad de callar: es la ley del silencio.

Un chico que contempla asustado o complacido, la violencia de los otros recibe un mensaje incoherente con los principios morales, a partir de los cuales está tratando de organizar sus actitudes y comportamientos. No es nada saludable que aprender decir: “no es mi problema”, porque si está siendo un problema para él: es el referente externo de lo que está bien y lo que está mal, se está desequilibrando a favor de la paradoja y el cinismo, lo que no es asimilable a la imagen razonablemente buena de sí mismo, que necesita para equilibrar su autoconcepto y su autoestima.

 

X  Happy slapping

Muchos son los beneficios que la extensión de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, las TICs, han aportado a la sociedad del siglo XXI. En esta universalización de las nuevas tecnologías, nuestros alumnos no están ajenos al acceso de más y mejor información, de una variedad de entretenimientos (música, cine, series), de comunicación instantánea y económica sin importar las distancias, han ampliado las posibilidades educativas, y que sin importar, diríamos las clases sociales, la mayoría de estos recursos tecnológicos cada vez más baratos y sencillos de uso están disponibles.

Claro está que, que en este uso de las nuevas TICs, también se convierte en un arma de agresión y delito, y no solo de bondades. Estamos haciendo referencia a una nueva raza de delincuentes: los hackers. Otros aprovechan las nuevas tecnologías para atacar al ciudadano informatizado: los spammers, los creadores de virus informáticos, los pornógrafos virtuales, los telemarketers, etc. Muchos de su accionar ni siquiera está contemplado en el Código penal, nuestro colegio, las escuelas se ven en dificultades para ordenar, limitar o directamente tales actividades, y estamos hablando del uso simple de la telefonía móvil, cuando no es al menos utilizado adecuadamente en el mundo educativo. Esta telefonía móvil, no está bien aceptado sobre todo en el ambiente escolar, están prohibidos en clase, suponen una amenaza para la disciplina en el contexto del aula. Así, la telefonía móvil se ha convertido en una herramienta en manos del alumno de desestabilización del ambiente del aula, de rebeldía y de transgresión.

Muchos son los esfuerzos de las instituciones por introducir las nuevas tecnologías en las escuelas, pero cabe preguntarse, ¿se ha hecho algún intento por asimilar el teléfono móvil como herramienta educativa, y por tanto, quitarle este elemento trasgresor?

A partir de esta pregunta, encontramos fenómenos como el “happy slapping”, que no es más que la radicalización del uso de las nuevas tecnologías con fines violentos, delictivos y lúdicos. Es una moda que empezó en el sur de Londres, por un grupo de adolescentes, que luego se expandió por todo el mundo, y se comenta que fue fomentada por empresas de internet que ofrecieron premios a los que enviaran filmaciones de situaciones brutales.

Es tal la velocidad de transmisión y de copia de los fenómenos que desafortunadamente el happy slapping se ha extendido igualmente hasta en los patios y en las afuera de nuestro colegio. El alarde y el gozo de estas situaciones enviando el archivo digital a los compañeros o amigos a través de sus teléfono móviles, haciéndoles disponibles en internet o mediante la mensajería instantánea, hace que la ubicuidad de los teléfonos multifunción hace que cualquiera, si lo desea, pueda convertirse en una happy slapper.

¿De dónde salió el happy slaping? Seguramente tiene que ver con la fascinación de la pantalla en esta época en que la existencia no se demuestra por la materialidad sino por el reflejo catódico.

El happy slapper no solo se regodea en la violencia, sino que multiplica ese regodeo al dar a conocer el video de baja resolución pero de alto impacto, como un trofeo de caza.

Hemos visto que muchos alumnos graban golpizas o humillaciones a las que se someten a sus compañeros. Las bromas en los patios, a la salida pasan a mayores, de la broma a la pelea. Los expertos achacan este comportamiento a varias razones: una de ellas es el uso incontrolado de los juegos violentos en computador o cualquier sistema moderno al alcance de los jóvenes. Pero no es la única, la presión de grupo también influye. “Se ponen del lado de los verdugos por no ser las víctimas. Son chicos nihilistas, hedonistas, el placer para ellos no puede tener límites” (Javier Urra, defensor del Menor, Madrid, 1996y 2001).

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía

(9) http://monografías.com/trabajos 14/medios-comunicación/shtml#apo. En Valero Iglesias, L. y Sala i Giner, óp. cit.

°Hernández Morales, G. y Jaramillo, C. “El harén pedagógico. Perspectiva de género en la organización escolar”. Ed. Grao, Barcelona, 2002.

° Ortega Ruiz, Rosario. “Víctimas, agresores y espectadores. Alumnos implicados en situación de violencia”. Cuaderno de pedagogía, N°391. En Pensamiento crítico.or.ar.

° Valero Iglesias, L. y Sala i Giner, G. “Reflexiones a partir del fenómeno del happy slapping”. En catoblepas, revista crítica del presente.

° Touriñan López, J.M. “Educación electrónica. El reto de la sociedad digital en la escuela”. Junta de Galicia, 2005.

«Violencia en las escuelas; instituciones y malestar: reflexiones y balances desde el Colegio Agrotécnico La Granja» (Primera parte)

Primera parte

Desde hace varias décadas, la violencia viene ganando espacio en las instituciones educativas, generando incertidumbre y malestar entre quienes la padecen o deben responder por ella. De este modo, se ha convertido en una de las problemáticas que mayor preocupación y demanda de tratamiento provoca en la mayoría de las comunidades de la provincia y claro está que nuestro colegio no quedó exento.

Son innumerables los casos que suceden en el ámbito escolar de pequeños estallidos de violencia, en los que el docente responde generando una gama de dispositivos (1), que van desde instancias de reflexión, sanción (no castigo) y citación a padres hasta pedidos de disculpas y reparación de hechos. Sin embargo en los últimos años, fuimos testigos de otros tipos de violencia que impactan más duramente, que ponen a prueba al docente para enfrentarla, preguntándose: “¿Cómo contengo a ese alumno con un arma en la mano?”, “¿Cómo doy clases si fulanito está alcoholizado y empastillado?”, “¿Cómo le digo al padre que le destrozaron la cara a su hijo?”, “¿A quién recurrimos?”, ahora bien, como intentaremos ver aquí en un apartado de este trabajo, si se trata de esperar algo por parte del Estado, el docente no podrá más que responder: “Qué solo estamos en las instituciones”.

En este trabajo nos proponemos reflexionar sobre el campo teórico de la violencia en las escuelas que se ha ido configurando en los últimos años, sumado a ello la cuantificación del fenómeno desde nuestros registros, sumando a esto la opinión de los colegas, esbozando ejes de debates en torno a la definición del concepto que hoy nos convoca, el rol del Estado, el origen y las consecuencias de la violencia en la institución escolar, la violencia adolescente, violencia en la calle y en la aproximación de una propuesta de intervención superadora que ensayamos.

 

1  Delimitación del concepto

En Argentina, entre los primeros estudios realizados fue llevado a cabo por Ana Lía Kornbliht (2), sobre violencia en el nivel medio y algunos trabajos referidos al orden disciplinario escolar ( Narodowski(3), Tenti Fantani(4)). Para dar cuenta del debate en torno a la definición del concepto, diferentes autores diferencian entre los conceptos de “violencia escolar” y “violencia en las escuelas”. En este sentido, seguiremos las consideraciones de Natalia Alvarez Prieto, que sucintamente en éste acápite brindaremos para dar una introducción al título que nos ocupa en un primer momento.

“…según Sileoni (Ex Ministro de Educación, 2008), estos corresponde a dos tipos de violencia en el espacio escolar: una interna y otra externa. La primera refiere a aquella violencia que se produce en el marco de los vínculos propios de la comunidad educativa. El segundo caso la escuela actuaría como caja de resonancia del contexto social en el que se encuentra inserta(…) Esta perspectiva compartida por numerosos intelectuales, retoma algunos elementos de la distinción efectuada por Charlot, B., en relación al uso del concepto. Dicho autor propone tres niveles de análisis: la violencia de la escuela, hacia la escuela y en la escuela. La primera sería la violencia ejercida por la institución escolar a través de mecanismos de dominación simbólica. La segunda refiere a aquella violencia dirigida hacia los agentes y la infraestructura escolar. La tercera da cuenta de la irrupción de hechos violentos que tendrían su origen en el espacio exterior.

Gabriel Noel (2009), intentando superar esa catalogación, señala que las explicaciones sobre violencia en las escuelas suelen recurrir a uno de dos externos simplificadores: la metáfora de la escuela opaca y la metáfora de la escuela transparente. La primera adjudica una responsabilidad unilateral a la escuela y sus agentes. Oponiéndose a esta caracterización el autor considera correcto utilizar el concepto “violencia en las escuelas”, en tanto el adjetivo “escolar” introduciría esta idea según la cual la escuela se encuentra en la génesis de los hechos violentos. La segunda metáfora también reduccionista en tanto concibe a la violencia escolar como la irrupción de violencias externas y extrañas a la escuela. Noel supone que de tomarla literalmente nos veríamos enfrentados a una conclusión pesimista, esto es, que no tendría sentido intervenir desde el espacio escolar. A su vez señala que el nivel de conflicto o violencia en el interior de las escuelas guarda una relación muy indirecta con el de su entorno, existiendo una numerosa serie de factores más importantes para explicar el fenómeno y sus mediciones. En este sentido, concluye que la escuela no es absolutamente opaca ni transparente. Por tanto, le cabría un importante potencial en cuanto a las posibilidades de intervención para reducir, modificar o impedir episodios de violencia (…) Existe una confusión en torno a si un concepto debería ser utilizado en función de su grado de optimismo o pesimismo. La elección de categorías y conceptos debe estar guiada por su potencialidad para explicarnos la realidad y no por su “carga moral”. Su capacidad explicativa sería lo que debiéramos atender a la hora de elegir hablar del concepto “violencia escolar” o “violencia en las escuelas”. En este punto sostener que la violencia en el espacio escolar expresa un fenómeno más general no es pesimista ni optimista sino correcto o incorrecto”.(5)

Desde nuestra perspectiva y coincidiendo con Alvarez Prieto, la violencia en las escuelas debe comprenderse, efectivamente, a la luz de procesos sociales que las exceden. Por otro lado, se trata de una hipótesis que sólo puede parecer pesimista ante una mirada reformista o idealista que pretenden transformar la escuela sin cuestionar las relaciones sociales vigentes. En este sentido, defenderla no implica que, mientras no se produzca tal transformación, nada podemos hacer. La organización de los docentes y los estudiantes en defensa de sus condiciones de trabajo y estudio, en una disputa más general contra la degradación educativa, son algunos de los elementos que pueden allanar el camino hacia la superación de la descomposición social que se manifiesta de diversas formas en las escuelas.

En segundo lugar, los niveles de violencia de una escuela no se encuentra en relación directa con los que se registran en su entorno inmediato no significa que sean variables internas a la institución escolar las que explican el fenómeno en cuestión. Es evidente que la descomposición social se manifiesta de diversas formas en cada espacio social. Sin embargo ella no niega el hecho de que es esa tendencia general la que ha determinado la existencia e intensidad de su expresión particular.

Entonces resulta pertinente el concepto “violencia en las escuelas”, en tanto nos permite, ya desde su enunciación, comprenderla como un fenómeno social y no como atributo intrínseco a la lógica escolar.

 

2 ¿Qué es la violencia?

La violencia y su definición es muy compleja y a diferencia de la agresividad, desconsidera al otro, lo des-subjetiviza, generando miedo y sometimiento, bajo la crueldad, la tortura y el sadismo. En cambio la agresividad es la defensa de la vida propia y de los seres amados, es un componente innato en el juego de vencer y superar obstáculos en la vida.

La teoría psicoanalítica sostiene: es en el “súperyo” donde se establecen la ley  y la norma, tanto a nivel familiar como social. De esta forma, algunos explican que el violento, el cruel, o el criminal carecieron de esta instancia en su psiquismo. Aun así en experiencias clínicas se ha comprobado en niños con problemas de conducta, agresivo y hostil que ella no está causado por ausencia de la instauración del “superyó”, sino por la manera diferente en que éste opera en ellos.

 

Violencia e indisciplina

Es importante saber discernir una situación de violencia e indisciplina. En los “comportamientos violentos”, sea de acoso, intimidación y agresión, se manifiestan y originan al interior de las tramas de relaciones y vínculos intersubjetivos. Se nutren de sentimientos y afectos.

En cambio el “fenómeno de indisciplina”, se trata más bien de las relaciones pedagógicas, al proceso de trabajo escolar, con la relación enseñanza-aprendizaje, con las normas y los hábitos. Aunque toda situación de violencia e indisciplina expresan un conflicto.

 

Violencia y hostilidad

La hostilidad es el comportamiento que una persona intenta someter a otro, que funciona como rival. Hay discusiones, señala errores y aspectos negativos de él permanentemente de manera que el otro queda entrampado.

Cuando la hostilidad se manifiesta en personan con vínculos fuertes se intenta que el otro sienta culpa de tal trato. Así se da también en la escuela, cuando el mismo docente crea esas situaciones que se dan en el aula. La conducta hostil, coloca al otro como adversario, lo culpa, proyecta en él la agresividad que no se acepta como propia. Así el otro queda bloqueado frente a esta barrera que lo culpa, y el sujeto hostil, termina siendo rotulado de autoritario, sin amigos, y el que se considera victimario, es la victima de su propio hostigamiento.

Las conductas de hostilidad son hostigantes, le hacen ver al otro, poniéndole barreras, la necesidad de alejarse, haciendo parecer la acción como voluntarias. Muchas conductas infantiles y adolescentes que consideramos agresivas, más bien son conductas hostiles que se expresan como mecanismo de defensa.

Las reacciones hostiles operan como caparazones o defensas que tapan insatisfacciones, pérdidas, abandonos, frustraciones que dejaron al sujeto, quizás a temprana edad descontento o insatisfecho, con necesidad de recibir amor y ser deseado. (6)

 

3 Diferentes interpretaciones para un mismo concepto

A título de inventario expresamos algunas definiciones de violencia según los diversos autores:

  1. Para Domenach, es una definición poco compleja y de fácil comprensión, violencia es “el uso de la fuerza abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un individuo o grupo, algo que no quiere consentir libremente”.
  2. Yves Michaud, define la violencia como “una acción directa o indirecta, concentrada o distribuida, destinada a hacer el mal a una personas o a destruir ya sea su integridad física o psíquica, sus posesiones o sus participaciones simbólicas”.
  3. Mc Kenzie, define la violencia como “el ejercicio de la fuerza física con la finalidad de hacer daño o causar perjuicio a las personas o a la propiedad; acción o conducta caracterizada por tender a causar mal corporal o por coartar por la fuerza la libertad personal”.
  4. Jordi Pianella (1998), la considera como aquella “situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale perjudicada siendo agredida física o psicológicamente”.(7)

 

 

El 54,5% de nuestros colegas consultados, eligió la definición de Yves Michaud y en segundo lugar optó por la definición de Jordi Pianella, en un 27,3%. Estas consultas y sus diferentes interpretaciones del concepto de violencia son, suficientes para hacer comprensibles algo elemental: abandonar el concepto limitado de violencia, en el sentido de asimilarlo simplemente a algunos tipos de violencia física. En este caso nuestros colegas siguen opinando:

“…la violencia actúa como atomizante en la persona violentada”.

“…porque no solo se ejerce violencia para obtener algo de una persona que en uso de su libertad no lo consentiría, sino también muchas veces se ejerce violencia tendiente a provocar un mal a otra persona o destruir su integridad”.

“…se puede ejercer diferentes tipos de violencia directa o indirecta y puede ser tanto física como psíquica”.

“…porque considero que es el uso de la fuerza por no querer consentir algo o permitir algo”.

Estas son algunas de las expresiones de algunos colegas, que nos están indicando que la violencia no es solamente un determinado tipo de acto, sino también una determinada potencialidad. El objetivo de una conducta violenta siempre alude a una lucha de poderes, el daño subyace, ya sea a nivel físico, psíquico o emocional, pero no es el principal objetivo.

Cuando preguntamos a nuestros colegas por las razones de la violencia y el cruce de factores negativos que la desencadenan, los resultados nos revelan que las cuestiones: familiares, sociales, económicas, culturales, individuales-psicológicos son los disparadores de ciertas conductas.

La violencia histórica se ha relacionado con condicione sociales concretas. Su etiología se ofrece por características individuales de origen biológico o psicológico y ello expande o condiciona su esencia. Se afirma que la agresividad es connatural a la naturaleza humana, la violencia se aprende por lo tanto se puede educar en la no violencia, así mismo se puede enseñar a controlar la agresividad. Nosotros sostenemos que las razones de la violencia hay que encontrarla en el cruce de factores negativos del individuo y de la sociedad.

“…para mí la violencia comienza en la casa…”

“…para mí el entorno es muy importante, en como los padres eduquen a sus hijos, les inculquen valores, sobre todo hoy en día en que la sociedad ha cambiado tanto. También el entorno juega un papel preponderante porque muchas veces cuando la familia está ausente, ya sea por necesidad de trabajar o por falta de compromisos con sus hijos…”

Hay formas de violencia que se generan dentro de la familia y que están condicionadas por las condiciones culturales. Pero el fenómeno social de la violencia es mucho más amplio que el problema institucional de violencia en un colegio o una escuela. La violencia está en la calle, en la vida doméstica, en el ámbito económico, político y social en general. Lo que ocurre en nuestro colegio no es más que un reflejo de lo que ocurre en la vida pública y privada en todos sus aspectos y niveles.

Han sido además, numerosos los libros y los trabajos de investigación en donde los medios masivos de comunicación sirven como modelos para reproducir la violencia.

“…hasta los dibujos animados presentan signos de violencia”.

“…hay programas de T.V. donde se dicen de todo y nada constructivo o de positivo de una persona…”

“…son industria que venden un modelo que violenta, al ser desde la imagen(…)La sociedad de consumo producto del capitalismo salvaje, hace que se privilegie la idea de que soy lo que “tengo”, ¿Cuál es el valor en una sociedad de consumo?…”

“…la aplicación que se encuentran en los celulares como you tube, en internet, los grupos sociales reflejan sus videos a través de Facebook…”

“…si han creado conductas violentas y las han naturalizado de tal manera que se transmite la violencia con normalidad, reproduciendo mecánicamente. Por ejemplo: los noticieros…”

“…en el programa de Marcelo Tinelli, se denigra mucho a la mujer donde se la presenta como un “objeto”. En los programas de chimentos se muestran muchas discusiones entre los personajes y hay muchas burlas (…) yo no veo porque no me gusta y no me suma para nada”.

“…transmiten falsos estereotipos sociales que generan frustración en aquellos que no pueden alcanzarlos y que son caldos de cultivo para provocar sucesos violentos. Sumado a ello el mal uso de las redes sociales donde, un hecho violento es mostrado por los adolescentes como algo normal, han naturalizado a la misma.

“…lo que muestran muchas veces van en contra de los valores que en la familia o la escuela pueda inculcar…”

Estas fueron algunas de las expresiones de nuestros colegas y que fueron seleccionados para éste apartado.

 

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía consultada y notas

  • (1) En el caso de nuestra institución, se elaboró un Acuerdo Escolar de Convivencia.
  • (2) Kornblith, A.; Mendez Diz, A.; Frankel, D. “Manifestaciones de la violencia en la escuela media”, en Lolas, F. “Agresividad y violencia”. Edit. Losada, Bs.As., 1991.
  • (3) Narodowsky,M. “Especulación y castigo en la escuela secundaria” UNCPBA, Tandil, 1993.
  • (4) Tenti Fanfani, E. “Más allá de las amonestaciones .El orden democrático en las instituciones escolares”. Cuaderno de UNICEF, Bs.As., 1999.
  • (5) Alvarez Prieto, N. “Violencia en las escuelas: un balance historiográfico y una propuesta de investigación”. CEICS, link, revista r y r. org.ar.
  • (6) En Piotti,L. y Lupiañez, S. “Análisis institucional y vínculos de convivencia”. Comunic-arte edit Córdoba, 2002, Cáp. III, pág. 71-81.
  • (7) http://www.monografias.com/trabajo/laviolencia. En Valero Iglesias,L. y Sala; Giner, G. “Reflexiones a partir del fenómeno del “happy slapping”. En nódulo materialista.com.ar, Catoblepas revista crítica del presente.

 

 

Nuestro agradecimiento a los colegas docentes y administrativo del Colegio Agrotécnico La Granja, del Dpto. Banda y a la Sra. Rectora Sandra Bucci.

La geografía cultural, en la explicación del comercio callejero: manteros, vendedores ambulantes (Última parte)

3 Cultura y economía en la nueva geografía cultural. El consumo como nexo entre ambos.

 

Por todo ello, considerase a la cultura como una categoría de análisis importante para la comprensión y las posibles explicaciones de la realidad actual en el mundo del comercio informal. Esta actividad ha sido estudiada mucha más desde una perspectiva económica que cultural. Muchos autores consideran los aspectos culturales como residuos del análisis y dejan de destacar no sólo la influencia de la cultura en su objeto de estudio, sino que también no trabajan las interconexiones entre la economía y la cultura. Estamos de acuerdo con Cosgrove y Jackson (1987:95) cuando dicen que la “cultura no es una categoría residual, la variación superficial dejada inexplicada por los análisis económico más poderosos; es el propio medio a través del cual el cambio es experimentado, contestado y constituido”.

Cabe destacar que los cambios en la economía mundial se dan a partir de los años sesenta y setenta del siglo veinte se deben a las transformaciones en la economía. De una sociedad industrial, basada en las manufacturas, las sociedades capitalistas pasan a una sociedad de la industria de los servicios. Sin embargo, todo ello demanda diferentes grupos sociales, que en tanto trabajadores/as, cuenten con atributos culturales específicos (McDowell, 2000). Por eso, para Sayer (1997), la cultura es, actualmente, un importante instrumento teórico cuando se quiere estudiar la sociedad contemporánea. Aunque compartimos con McDowell, la idea de que es necesario tener cuidado y repensar las definiciones de cultura y economía, porque puede que algunos procesos sean más económicos que otros. Aunque para la geógrafa y también para nosotros compartimos, lo que identificamos como económico siempre tendrá un énfasis social y cultural.

Tenemos en cuenta que las rápidas transformaciones que se están produciendo en la actual fase de reestructuración económica afectan a escala mundial las sociedades y la vida cotidiana de las personas. La globalización puede causar la homogeneización del consumo de masa y la creación de espacios de consumo –como los centros comerciales en las medianas y grandes ciudades-  hecho que para Crang (1998) tanto pone en juego los miedos de los científicos sociales de que los lugares auténticos desaparezcan, como esta misma globalización puede incrementar diversidad y pluralidad de tipos de consumo.

En este sentido, para nosotros, es importante subrayar a qué tipo de globalización nos estamos refiriendo. Estamos de acuerdo con Santos (2000) para quién la actual globalización es perversa pues está fundada en el dominio de la información y del dinero. Hecho que conlleva que un pequeño grupo de personas aprovechen el progreso técnico en detrimento de una mayoría que no tiene acceso a él. En este contexto, se da la homogenización de los espacios de consumo y la exclusión de gran parte de las personas en éstos espacios. Santos, de manera optimista, ve reacciones positivas en los continentes periféricos que nos llevaría a otra globalización –con nuevos valores y más solidaria-, protagonizada por los movimientos populares.

De hecho, algunos de los nuevos espacios informales de consumo que surgen, como por ejemplo en La Banda, representan una manera de la gente sobrevivir en un mundo competitivo, ahorrador de mano de obra y creador de desempleo como pasa a nivel provincial y nacional. En el caso específico, las personas económicamente activas van para el sector informal, por una serie de razones económicas, políticas y jurídicas, pero además de ello están las razones culturales. Es decir, la decisión de una persona en trabajar en el comercio callejero pasa por la relación familia/lugar/trabajo, con mucho énfasis en la construcción de significados y valores compartidos y, además de eso está imbricada en opciones imbuidas de una creencia en la posibilidad de una ascensión social rápida que en el comercio formal no tendrían.

En este sentido, actualmente, uno de los temas más trabajados dentro de la nueva geografía cultural es el tema del consumo. Estos estudios suelen desarrollar el vínculo entre economía y cultura. Según Crang (1998:120), hasta recientemente los trabajos de geografía sobre el consumo tenían en cuenta el comercio al por menor y su patrón de distribución, pero ahora el giro cultural produce otra mirada del consumo. En primer lugar la geografía cultural optó por considerar los espacios dónde las mercancías y los servicios son vendidos, en segundo lugar optó por estudiar las cartografías simbólicas que conforman las mercancías y los servicios y, en tercer lugar estudiar el consumo también como siendo el uso de la mercancía y no sólo como una compra.

El concepto de consumo tiene distintos significados dependiendo del marco  teórico principal del que forme parte. En la actual fase del capitalismo occidental, el consumo, además de un simple proceso económico y utilitario, puede ser visto como un proceso social que implica símbolos y signos culturales. Compartimos con Bocock (1993) la concepción de Baudrillard para quién el consumo es un fenómeno que dependen cada vez más del deseo, no de la necesidad. Es decir, es una actividad esencial que modela la vida de las personas, produciendo y reproduciendo identidades. No obstante, en este enfoque, no pretendemos quitar la importancia de los factores económicos.

Por eso queremos subrayar la importancia política de los estudios que privilegian la interconexión entre cultura y economía.

Así que estudiar el comercio informal y callejero, es hablar de la economía, de lo social y de lo cultural. Poner énfasis en la economía a fin de estudiar el comercio callejero significa olvidar la fundamental importancia de la cultura, de lo social, de lo territorial y de las relaciones de género que conducen a un tipo específico de comportamiento y de modo de vida. Pensamos que hay que tener en cuenta las preferencias personales o los factores culturales que producen y reproducen el comercio callejero a través de su trabajador/a.

 

Conclusión. El análisis cultural como base para políticas sociales más justas.

Entendemos que el análisis geográfico debe ser socialmente útil para fomentar políticas que disminuyan las injusticias y las desigualdades en la sociedad. En este sentido, la geografía cultural debe estar comprometida con el cambio social.

Por ello a la hora de elaborar un proyecto político que trate el comercio informal o cuentapropista los gobernantes deben tener en cuenta las cuestiones culturales. Consideramos que cuatro puntos básicos deben ser observados:

  1. La ascensión económica y social (cuestión económica, social, cultural y de género).
  2. Legalidad e ilegalidad (cuestión ética y cultural).
  3. Trabajo en un espacio público (cuestión espacial, de género y cultural).
  4. El consumo (cuestión cultural, económica y de género).

En síntesis siguiendo la idea gramsciana de que el punto de partida de cualquier elaboración crítica es la toma de conciencia de lo que uno realmente es. Y estos cuatro puntos abarcan cuestiones esenciales sobre este colectivo de trabajadores/as que, si considerados, pueden proporcionar política que acaben con la precariedad laboral de ellos.

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía

° Bocock, R. “El consumo”, Talasa Edic., Madrid, 1993.

° Claval, P, “Geografía cultural”,Edic. Eudeba, 1999.

° Diaz, Ramón “Dinámica de la generación y calidad de empleo y su distribución por ramas de actividad, en Santiago del Estero-La Banda, 2003-2010”. Rev. Trabajo y sociedad, N° 24, junio 2015, UNSE, versión On-line.

° García Ballesteros, A. “Nuevos espacios de consumo y exclusión social”. In: Anales de Geografía de la Universidad Complutense. N| 18, pp 47-63.

En otras oportunidades brindaremos el resto de la bibliografía.

Diario, “Nuevo Diario”, pertenecen el material fotográfico.

Zygmunt Bauman

Murió el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman

 

El sociólogo polaco Zygmunt Bauman falleció hoy, a los 91 años (EFE)

«A medida que transcurría el siglo XX, cada vez menos filósofos se mostraban dispuestos a repetir el gesto de Platón y pedirles a los tiranos de la Siracusa moderna que encarnaran políticamente las palabras de sus filósofos. Los pocos que lo hicieron muy pronto descubrieron, horrorizados, que los tiranos solo estaban dispuestos a emplearlos en calidad de cortesanos; como mensajeros del rey, poetas de la corte, a veces bufones, pero casi siempre como payasos».  Bauman, Zygmunt. «En busca de la política». FCE. Buenos Aires. 2003. Página 124.

«La única libertad que los regímenes totalitarios estaban dispuesto a conceder a los intelectuales y artistas era la libertad de escuchar, de tomar notas y de obedecer. Obedecer o morir; en los palacios totalitarios, solo había lugar para poetas y pintores de la corte, a los que se les ordenaba representar la realidad elegida por los gobernantes no crearla». Op. Cit. ,Página 105.

«No se puede esperar que nadie diga la verdad frente al poder si todos están obligados a cultivar las habilidades de la adulación que hacen falta para satisfacer a un gobernante de cuya gracia todos dependen.» Op. cit.

Bauman nos dio un montón de claves para entender las últimas décadas del siglo XX  hasta este presente.  Los cambios tecnológicos y estructurales vertiginosos, volvieron débiles un montón de certezas que servían para entender al mundo en que vivimos.  De ahí su concepción de «líquido» para describir lo evanescente de las realidades que vamos viviendo… pero rescatando al fundamental concepto de MODERNIDAD… Bauman no fue posmoderno.  Jamás renunció a los valores de la modernidad. Jamás renunció a la emancipación de los oprimidos. Jamás renunció a la validez de las luchas sociales. Solo se preocupó por dar claves para entender mejor esta época, en que el vértigo digital le da una impronta «líquida».

Fuente: Diario Clarín y Diario Perfil

 

# NI UNA MENOS (segunda parte)

La imposición del poder, ¿Cómo y desde cuándo?

Siguiendo con el título que no viene convocando, queremos seguir en este espacio de intercambios de ideas, de diálogo, tratar de comprender problemas muy complejos vinculados a la libertad humana, a la convivencia social de sujetos con intereses diversos y en conflictos, a la condición de mujer y demás. Es por ello que pretendemos revisar la noción de poder, es decir, una vez entendido, pasar de un poder hegemónico, dominante, impuesto, violento, a un poder basado en el reconocimiento y el consenso, y desde la producción de una verdad que toma la forma de ley, determinar lugares sociales, en cuya producción muchas/os no han participado, y esto más tarde o más temprano conduce a la rebelión y al cambio.

Por que el «Otro» o la «Otra» diferente en lugar de ser sencillamente aquellos con quienes convivo, se han ido transformando en «El Otro» como incomprensible, el odiado, el bárbaro, el temido, el diferente, el agresor potencial y por lo tanto pasible de toda violencia.(1)

Cómo y desde cuándo, preguntas iniciales, nos impulsa a revisar y rastrear la génesis de conductas que se manifestaron en esta parte del mundo llamado Occidente. En este caso, recurrimos al lingüista argentino Angel Rosenblat (2), en un libro al que recomendamos, haciendo referencia sobre la población de América en 1492 y en adelante, relata que durante la colonia el Rey de España «vendía blancura». En la convivencia de indios, negros y mestizos, aquellos que tuvieran «razonable color» y hubiera adquirido fortuna (esta última era en verdad la condición sine qua non para que el rey resolviera), podían escapar a las restricciones que les imponía el no ser blancos, comprando a la corona los privilegios propios de los europeos. A cambio de una fortuna recibían un documento firmado por el Rey que decía «Téngaselo por blanco». El criollo rico obtenía así su ansiado «certificado de blancura», que muestra que aquí en América, la pertenencia al lado blanco de la sociedad (que no es un color, sino un lugar jerárquico) se asoció desde el inicio a la riqueza.

Cuando la Revolución Francesa incuba nuevos ideales de ciudadanía, y el contrato social inspirado en Locke y Rousseau, reemplaza las arbitrariedades del señor feudal, la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano, restringe su universalidad a los varones blancos propietarios. Ni los indígenas ni las mujeres ni los esclavos negros son considerados capaces de contrato social, según se dice, por «naturaleza». La revolucionaria Olympe de Gouges, pagó con su cabeza la redacción de una Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana, cuando Robespierre ordenó guillotinarla, «por haber olvidado las funciones propias de su sexo para mezclarse en los asuntos de la revolución».(3)

De hecho, la concepción política según la cual los ciudadanos son los varones blancos propietarios, atraviesa toda la modernidad, excluyendo a las mujeres, los negros, los indígenas y los pobres de todo ejercicio de derecho. Así lo comprendió nuestra Revolución de Mayo, cuando a poco más de un año después de su declaración (el 19 de Septiembre de 1811) el Cabildo del Rio de la Plata resuelve que «no serán considerados vecinos ni los negros, ni los indígenas, ni los mestizos ni las mujeres», decisión excluyente, seguramente tomada en su ausencia y que relega a la abyección de ciudadanía (el carácter de abyecto es lo contrario al carácter de sujeto), a quienes todavía hoy sufren los efectos de esa exclusión. El universal del lenguaje, incluso el de los derechos humanos, no necesariamente es el universal de las sociedades (temas que abordaremos con posterioridad).

Para excluir al Otro basta la universalización de una categoría abstracta, que implícitamente lleva las marcas del sujeto hegemónico. Para incluirlo, en cambio, es necesario un proceso de reconocimiento de la diferencia sin establecer una jerarquía a priori. Más que la abstracción de las categorías, la comprensión del Otro se da en la narrativa y el diálogo. Escucharnos y dialogar requiere el reconocimiento de que el Otro también me da identidad con su mirada, que nuestros lugares son intercambiables, que incluso me limita en mi voluntad de intervenir en el mundo, en mi praxis y de ese modo constituye un criterio de realidad que hace posible valorar también al Otro en su plena alteridad.

Cuando las formas tradicionales de ejercicio de poder ya no resultan aceptables y tolerables, salir a la calle es reclamar legitimidad en las formas jurídicas y coherencia entre el discurso y la acción. Es una forma en que los ciudadanos y ciudadanas establecen (o lo pretenden) un nuevo vínculo con las normas, un vínculo de apropiación y no de violación y de ignorancia (como bien señalaba Carlos Nino en «Un país al margen de la ley»).(4)

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía

(1) Guzmán, Jorge, «La categoría blanco/no blanco», en Debate Feminista, N°5 (conquista, reconquista y desconquista), 1992. En Maffia, Diana, conferencia deapertura Instituto Hannah Arendt, 3/6/2004.

(2) Rosenblat, Angel, «La población de América en 1492», México, El Colegio de México, 1967.

(3) Maffia, Diana, «De los derechos humanos a los derechos de las humanas». En Maffía y Kuschnir (Comp.) Capacitación Política para Mujeres. Género y Cambio Social en la Argentina. Bs.As., Feminaria, edit., 1994.

(4) En Maffia, Diana, op. cit., también en la ponencia de la Dra. Mariflor Aguilar Rivero, «Ver y oir: dos modelos de intersubjetividad». México, Mimeo, links.

Historia ambiental de Santiago del Estero:de las culturas aborígenes a la crisis ambiental actual (Cuarta parte)

III  El comienzo de la alteración de los ecosistemas santiagueños

«…a los primitivos pueblos recolectores-cazadores agrupados en bandas nómadas, con sus talleres-campamentos estacionales, les suceden grupos sedentario en viviendas aisladas o aglutinadas, en aldeas indiferenciadas o en conglomerados mayores…»(7).

El tránsito de la sociedad recolectora a la sociedad agrícola (registrado en Europa y Asia en el año 10.000 a.C. y en América hacia el año 4.000 a.C. y en Santiago del Estero en el año 1.300 d. C.), significó el comienzo de la alteración de los ecosistemas. La «evolución neolítica» o «la revolución en la producción de alimentos», como dice Gordon Childe, tuvo una incidencia importante en la producción y consumo de energía.

Nos dice, José Togo, que existen antecedentes confiables desde la arqueología, como la ampliación numérica de la masa indígena previa a la conquista hispánica que contribuyeron al crecimiento de las aldeas agrícolas indiferenciadas que ocuparon los espacios ribereños de los cauces de los rios Dulce, Salado, inclusive el Horcones, el Urueña y el Albigasta.

El inicio de la producción agrícola permitió cierto control de la transferencia de energía. El hombre comenzó a ejercer un dominio (aunque relativo) de las cadenas tróficas, aumentando, mediante la domesticación de animales, consumidores secundarios. El gasto de energía metabolizable, en aquella época era escaso. Pero el desarrollo de las comunidades agroalfareras significó un aumento en la demanda de productos alimenticios. El hombre descubrió que, a través del proceso agrícola y la domesticación de animales, podía, «almacenar energía metabólica».(8).

Los pueblos agroalfareros santiagueños, tenían una dieta equilibrada, en la que combinaban las proteínas provenientes de los pescados, suris, liebres, armadillos pequeños, chanchos del monte, vizcachas, conejos, tortugas y hasta la avifauna chaqueña, con hidratos de carbono como la yuca (Batata), frijoles, zapallos, estos cultígenos están citados por los cronistas. Existiría la posibilidad de que haya utilizado el riego por inundación para su cultivo. Además, la presencia de hachas pulidas, en los lugares de excavación (El veinte), son característico de los pueblos que practican el desmonte, podría ser un indicador de la práctica de una horticultura de tubérculos, que habría constituido una buena parte de la dieta alimenticia, dado el escaso tamaño de la mazorca del maíz recuperado.

La recolección de frutos del monte circundante, como el algarroba, el mistol, el chañar, ají, era complemento de la dieta. Nuestros pueblos no tuvieron un cereal tan panificable como el trigo, hasta el arribo de los conquistadores españoles. Ni tampoco dispusieron de leche por carecer de ganado vacuno y ovejuno. La ausencia del cabalo y del buey impidió un mayor uso de la energía animal.

No se ha podido establecer la forma en que se produjo la transición del período recolector al algroalfarero, nos dice José Togo, «que el desarrollo de  «Las Mercedes» dentro del territorio provincial abarcaría entre 350/400 y el 1100/120 d. C., de acuerdo a los fechados radiocarbónicos disponibles. La perduración de Las Mercedes» hasta la época relativamente tardía, nos lleva a plantear las causas que habían dado origen el cambio cultural en la llanura santiagueña, que modificaron profundamente la concepción de los patrones preestablecidos tanto en lo tecnológico como en lo ideológico. Es posible que la misma fuera producto de la combinación de dos factores: la dinámica interna y el contacto con grupos portadores de nuevos elementos».(9).

Algunos autores sostienen que este proceso no fue resultado de una evolución «in situ», sino producto de la influencia de culturas que llegaron desde afuera.

Las teorías de los «difusionistas» y «evolucionistas», han tratado de dar una interpretación del proceso de las invenciones y los descubrimientos. Los primeros, en particular los de la escuela inglesa, afirman que las invenciones principales se realizaron de una sola vez, difundiéndose desde un centro único. Los «evolucionistas», sostienen que cada pueblo ha realizado de un modo independiente los descubrimientos e invenciones fundamentales, logrando generar una tecnología propia. Aunque ambas teorías son unilaterales, los difusionistas han podido demostrar que muchas invenciones llegaron a América desde el Pacífico norte y sur.

Los avances más relevantes de esta fase histórica fueron la agricultura, la domesticación de animales, la fabricación de alfarería y la elaboración de metales. La agricultura fue una de las primeras intervenciones significativas del hombre en los ecosistemas. Los procesos de siembra y cosecha introdujeron cambios sensibles en el ambiente.

«De acuerdo a los restos recuperados, la adaptación al medio aparenta haber sido muy estrecha, lo que les permitió hacer uso de los distintos recursos estacionalmente, a través de la caza, pesca y recolección. Estos recursos habían contribuido mayoritariamente a la subsistencia de los grupos, pero con cierta complementación con productos provenientes de la agricultura y tal vez de la ganadería de camélidos. Con respecto al ñandú, sostenemos que esta especie ha desempeñado un papel importante en la vida de estas comunidades y de las sociedades posteriores, tal como lo señalan algunos cronistas en relación con ciertos rituales observados por los españoles, de allí la posibilidad de su crianza en cautiverio».(10).

En el prefacio del libro «La energía», elaborado por el equipo de redacción de Scientific America, se plante que a raíz de la revolución agrícola, «las comunidades redujeron la gran diversidad y eficacia de la comunidades naturales para almacenar la energía solar en los tejidos animales y vegetales comestible y, por lo tanto, útiles al hombre. Día a día, y de estación a estación, la entrada y salida de energía permaneció en equilibrio, pero los procesos vitales fueron participando de una parte cada vez pequeña de ese flujo (…) La plantación de cultivos y la cría de animales domésticos han sido las dos formas más importante de aprovechamiento por el hombre de la energía almacenada y de las cadenas alimentarias a las que da origen, permitió al hombre progresar más allá de la mera subsistencia que le proporcionaban la caza y la recolección de frutos silvestres».(11)

El cambio de la dieta fue uno de los hechos más relevantes de este período. Dice Rodolfo Carcavallo, que gobernar las cadenas tróficas constituyó el gran hito que separó al cazador ambulatorio del agricultor.

Existen numerosos testimonios, del aprovechamiento de las zonas inundables por la deposición anual de limos fértiles, en una «agricultura por inundación», especialmente aquellos grupos que vivieron próximos a la ciudad de Santiago del Estero, de acuerdo a la información proporcionada por Diego Fernández (Berberián, 1987), sobre la práctica agrícola al momento de la conquista española.

Claro está que esta actividad estaba sujeto a la sucesión de inundación/sequía y a la agencia natural de los rios (Grosso José L.), como ya vimos en otra oportunidad. Nuestros pueblos no alcanzaron un mayor avance agrícola por que les faltó una herramienta decisiva: el arado.

«El sistema agrícola practicado puede ser llamado «de inundación», o de agricultura en bañado, que resulta ser una variante muy empobrecida del «permanente». Efectuado con regadío, con la utilización de canales y hoyadas (ambas mencionadas en las crónicas). Se comprueba etnohistóricamente la intervención de cultígenos como el maíz, pallar, poroto, raíces tuberosas y quinua»(Dr. Raffino, 1975), como evidencia indirecta considera este autor los aportes de la arqueología, especialmente el trabajo de Lorandi y Lovera (1972). Debe incluirse también la escasa ganadería de llama, recolección de algarroba, miel, nogal, la caza de animales como aves, roedores, así como la pesca en los rios y lagunas. La zona de mayor agriculturización ha sido el interfluvio húmedo de los rios Dulce y Salado, así como las depresiones, canales y cuencas temporarias que fueron utilizadas para la extracción del agua para riego.

La agricultura parece haberse desarrollado en nuestro territorio al mismo tiempo que se efectuó la domesticación de los animales, aunque no tenemos información si ambas actividades evolucionaron en forma paralela, como sostienen los autores citados. Sin embargo, dice Childe, «una corriente etnográfica sostiene que la cría deriva directamente de la caza, sin intervención del cultivo. La agricultura mixta se debería a la conquista de los cultivadores por los pastores(…)Pero las sociedades neolíticas más antiguas que se conocen, se componen de agricultores mixtos ya que han domesticado algunas o todas las bestias»(12).En todo caso, no se registra ningún pueblo cultivador que se haya transformado más tarde en pastor. Por el contrario, son frecuentes los casos de pastores trashumantes que se han convertido definitivamente en agricultores.

Tecnología

Los aborígenes americanos generaron una tecnología propia, igual o superior a la del Viejo Mundo en algunas áreas de la producción agrícola, alfarera y minerometalúrgica.

Angiorama,C. y Taboada, C. (2008)(13), recientemente han planteado la hipótesis que la mayor parte de los objetos metálicos arqueológicos hallados en Santiago del Estero, debieron llegar a esta zona como resultado de un vínculo establecido entre el Tawantinsuyu y las poblaciones tardías asentadas en un sector particular de la llanura santiagueña en la zona del rio Salado Medio. Esta hipótesis cuestiona las propuestas más clásicas acerca de la expansión incaica por la región, las cuales han sostenido que los incas llegaron a Santiago del Estero. A pesar de que hay autores que han puesto de manifiesto ciertos indicios incaicos hallados en el área (Gramajo de Martínez Moreno, 1982), e incluso planteo explícitos (Lorandi, 1980,1984), la historia local no se ha apropiado de estas propuestas.

La presencia y distribución de 148 objetos de metal de características valliserrana e incaicas recuperado en un sector muy reducido del área central de la llanura santiagueña, en la zona del rio Salado Medio, en los alrededores de las localidades de Averías e Icaño (Dpto. Avellaneda), da señales también de algunas características particulares que presentan las evidencias vinculadas a la producción textil en el área de concentración y asociación contextual, espacial y temporal entre los objetos de metal y algunos indicadores de producción textil de la zona.

Otra manifestación avanzada de la tecnología aborigen santiagueña fue la fabricación de vasijas, ollas y otros productos de cerámica. La alfarería produjo una especie de revolución industrial embrionaria, ya que por primera vez se elaboraban objetos mediante procesos físicos que arrojaban resultados químicos en la cocción de la greda.

Desde la arqueología las comunidades radicadas en la mesopotamía santiagueña, como en la serranía de Guasayán, a estas comunidades se los identifican como los fabricantes de la cerámica conocida como «Sunchituyoj», ésta se encontraría plenamente desarrolladas y estabilizadas hacia el 1350  d. C. de cuerdo a los fechados absoluto del sitio «San Félix», por tanto, su comienzo debería ser anterior a esa fecha (Togo,2004). Nos dice, el autor citado que, si la cronología es correcta, todavía se desconoce las razones que dieron origen a la transformación tecnológica, y al mismo tiempo la introducción de patrones ideológicos ausentes o restringidos hasta ese momento, como la presencia de las asas y la base plana, la asas cónicas macizas y el uso masivo de tiestos molidos, la iconografía central del búho en los motivos decorativos, las puntas de proyectil fabricadas en hueso, los entierros secundarios de adultos en urnas, el uso de las narigueras, la incorporación de las campanas o alfararería gruesa y las construcciones habitacionales sobre montículos naturales, artificiales o mixtos, tanto en la zona llana como en la serranía de Guasayán.

Con respecto a los grupos humanos que fabrican los materiales conocidos como «Averias», de acuerdo a los fechados radiocarbónicos su desarrollo habría sido muy cercano a la llegada de los conquistadores europeos, por lo tanto no existen datos concretos para señalar a los Tonocotés histórico, como los fabricantes de los elementos conocidos como «Averias», aunque temporal, espacial y etnográficamente deberían serlo, en base a los informes de los primeros cronistas que pisaron el actual suelo santiagueño.

El contacto hispano-indígena estaría representado dentro de la provincia, por la fase cultural que se denominó oportunamente como «Sequía Vieja»(Bravo y Togo, 1983). La asignación a la fase con este nombre, no fue arbitraria, ya que era la más representativa de todos los sitios conocidos hasta el presente, con material hispano-indígena.

Naturaleza, arte y magia

«Inicialmente precisaremos lo que se entiende por «arte rupestre» a fin de clarificar su concepto. Se trata de las «manifestaciones plásticas efectuadas por el hombre sobre superficie rocosa, siendo estas una forma simbólica de expresar ideas, vivencias, surgidas de la esfera mágico-religiosas»(14).

A través de los motivos cerámicos, de los trabajos en metal, de los petroglifos y de otras manifestaciones culturales, el hombre aborigen expresaba su integración al sistema. En general, sus motivaciones culturales estaban inspiradas por su estrecha relación con la naturaleza.

Una manifestación superestructural, como la magia, también expresó de variadas formas la integración del hombre al ecosistema. La magia fue un intento de interpretar la relación con la naturaleza, un esfuerzo de la mente humana por encontrar una explicación del mundo y de la vida, para luchar contra lo desconocido, apelando a las fuerzas de la naturaleza y al mismo tiempo, tratando de controlarlas.

La magia nació de una sociedad sin clases, cuando no imperaba aún un régimen de propiedad privada. En las concepciones mágicas se reflejaba el igualitarismo primitivo. No había jerarquía entre los tótenes. No existían espíritus superiores ni inferiores, sino diferentes. El culto de la naturaleza muestra que hasta lo espiritual el hombre sentía que formaba parte del ambiente y el deseo de lograr cierto dominio. Los petroglifos y dibujos de animales reflejaban la espiración de ver concretado el deseo de que el animal cayese en la trampa. «La pintura era al mismo tiempo la representación y la cosa representada, era el deseo y  la satisfacción del deseo a la vez. Era justamente el propósito mágico de este arte el que lo forzaba a ser naturalista».(15).

 

Por Hugo R. Manfredi

 

Bibliografía

(7) Togo, José. Op. Cit.

(8) León, J. «Elementos para un análisis ecológico de la energía fósil». Caracas UCV, 1976. En Vitale L., op.cit., pág. 28

(9) Togo, J. op.cit.

(10) Togo, J. op.cit.

(11)Scientific American. La energía prefacio y ensayo de Roy A. Rappaport: «El flujo de energía en una sociedad agrícola». pág. 9 y 146. En Vitale, Luis, op. cit. 31.

(12)Childe, Gordon. «Qué sucedió en la historia». Edit. Lautaro. Bs. As., pág. 56.En Vitale,L.,op.cit.

(13) Taboada,C. y Angiorama,C. «Metales textiles y cerámica. Tres líneas de análisis para pensar una vinculación entre los habitantes de la llanura santiagueña y el Tawantinsuyu». UNT. Link. Fig. 1 y 2.

(14) Gramajo de Martínez Moreno, Amalia y Hugo Martínez Moreno. «El arte rupestre del territorio santiagueño». Separata del libro 90° aniversario , diario El Liberal, 1988.

(15) Hauer, A. «Historia social de la literatura y el arte». Ed. Guadarrama, Madrid, 1964, pág.22.

Historias y problemas ambientales en Santiago del Estero (Primera Parte)

1-INTRODUCCION

Las variaciones y los cambios climáticos no son nuevos y estudiarlos permite conocer como se manifestaron las condiciones climáticas en el pasado y de qué manera afectaban a las sociedades de base agrícola o pre-industriales que caracterizaban en el periodo colonial y primeros años de vida independiente en la diagonal fluvial santiagueña y en regiones circundantes como por ejemplo: la jurisdicción de San Miguel de Tucumán durante la segunda mitad del siglo XVIII.

No pretende este trabajo relatar un evento en particular o un lapso crítico con la permanencia o conjunción de eventos, sino atender el contexto en que ocurrieron dentro de una temporalidad que permita entender el proceso mismo del desastre estudiado. La «Amenaza, Riesgo y Vulnerabilidad» a la que estaban expuestos esas comunidades y las circunstancias políticas, sociales y económicas que lo hacen proclive a recibir el impacto negativo de destrucción material, pérdidas de vidas y bienes. Podríamos discutir en Santiago del Estero estos tres conceptos y hacer un repaso de los últimos 500 años, la pregunta seria cuan «naturales» son las catástrofes, se basa en que nuestra vulnerabilidad esta generada por comportamientos inapropiados, porque las deficiencias en las construcciones y en zonas no aptas continúan.

Históricamente los desastres naturales, han estado concentrados en el evento en sí mismo y sus efectos a corto plazo. Es decir, las catástrofes destructivas masivas han sido consideradas mas como episodios históricos que como explicaciones pertinentes de los cambios sociales y de la evolución de una comunidad en una escala ampliada tanto geográfica como temporal. Desde este proyecto de investigación se analizara como las catástrofes masivas han provocado cambios bruscos y truncaron el desarrollo de la ciudad colonial y de la región. Como afectaron las relaciones sociales, la ciudad, como modificaron el comercio, el culto y los valores comunes.

Por eso creemos que las catástrofes debieran incorporarse de una forma más integrada a los esquemas interpretativos de la historia y se debiera superar el relato de corte anecdótico, es decir, debiera ponerse mas atención a sus impactos en escalas ampliadas geográficas y temporalmente.

Es sabido que en las comunidades coloniales, la relación con el ambiente y con los eventos de la naturaleza era diferente de que la mantenemos nosotros hoy con nuestro ambiente. Aquellas sociedades no habrían elaborado una tecnología (o ingeniería) que les hiciese pensar que era posible enfrentar exitosamente esos eventos destructivos masivos de la naturaleza. Este comportamiento puede prolongarse quizás hasta mediados del siglo XX.

Pero las sociedades coloniales se perciben a sí mismo como más vulnerables frente a los desastres empezando por las pestes y las enfermedades que se contaban entre las principales «Catástrofes Naturales».

Además daba la oportunidad de denunciar aspectos de la vida local que, de otra manera, quedaban ocultos en la normalidad y cotidianidad. Por ejemplo, una catástrofe era la oportunidad de escribir a las autoridades virreinales o de España para explicar los sucesos, pedir ayuda y denunciar la situación local.

En consecuencia, la producción de documentos en estos momentos provee de una ventana del pasado y percibir las ideas y los comportamientos de una población.

Análisis de los contenidos

Lo Temporal y lo Espacial

Cubre un muy largo periodo que se remonta a varios milenios referidos a la paleo climatología antes del presente y alcanza, en el caso de análisis de desastres, hasta fines del siglo XIX y principios del XX.

Las Fuentes

Se analiza documentos escritos, como las actas capitulares y crónicas de relato de viajeros, además de un amplio material bibliográfico y hemerográfico, y en esta combinación de materiales etnohistóricos y etnográfico permita confrontar, comparar diferentes tipos de eventos y su derivación en desastres a partir de registros climáticos, tectónicos y otros.

Las Amenazas y los Eventos

Los desastres alcanzan diversas magnitudes dependiendo de la acumulación de vulnerabilidades en Santiago del Estero y la región circundante.

Se muestra una variedad de eventos como sismos, sequías, inundaciones y epidemias. Aparecen con una mayor amenaza y se utilizara la distinción seguida por el primer volumen de «Historia y desastre en América Latina», volumen. I, que muestra fenómenos de impacto súbito y de impacto lento. Creemos que hacerlo de manera diacrónica permite entender el proceso del desastre y no solo el momento de la emergencia.

Sgo del Estero y la región circundante Eventos de impacto súbito Eventos de impacto Lento
Época Prehispánica Sismos, inundaciones, lluvias excesivas Periodos Cálidos
Época Colonial Heladas, calor, sismos, inundaciones, tornados Plagas, epidemias, sequias, periodos cálidos
Siglo XIX y XX Sismos, inundaciones, tornados, ola de calor y frio Sequias, plagas. Calentamiento global

Fuente: Historia y desastre en América Latina. Vol. 1. Adaptado para este trabajo

 

II-CAMBIO AMBIENTAL

«Los distintos ambientes de la tierra nunca han cesado de cambiar, y los cambios, las modificaciones, las transformaciones son una de las pocas certidumbres en la vida» (Haggett, P. 1988). Cambian los hombres y también lo hacen los ambientes donde estos viven.

Existen distintos tipos de cambios ambientales:

  • Cambios a largo plazo: cambios climáticos, cambios en los niveles del mar,
  • Cambio de relieve (ciclos de erosión), cambios en la flora y la fauna, etc.
  • Cambios a corto plazo: rotación diaria (ciclos diarios) y traslación estacional de la tierra (ritmos estacionales).

En las latitudes medias, zona donde se localiza La Argentina, sufren constantes cambios ambientales. Los geógrafos denominan «incertidumbres» a esos cambios en los vientos planetarios del oeste, que son fluctuaciones a corto o largo plazo que produzcan la inestabilidad característica de los climas de nuestro territorio.

También se registran variaciones climáticas a largo plazo: por ejemplo ciclos húmedos y ciclos secos, provocando la alternancia de sequias e inundaciones.

«…la mayoría de los ciudadanos argentinos consideran que la República Argentina posee todos los climas del mundo, o por lo menos una gran parte de los mismos, sin embargo, la realidad es que el clima argentino, se repite muy escasamente fuera de sus fronteras (…) En realidad toda la masa sudamericana se representa como una gran excepción que no encaja fácilmente en los esquemas planetarios cuyos orígenes deben buscarse en una conjunción especial entre un modelo de circulación atmosférica, propio del hemisferio sur, y un dispositivo continental que cuenta con un rasgo sobresaliente en la cordillera andina».(1)

Para muchos el clima, es el conjunto de condiciones atmosféricas promedio que caracterizan a un lugar. Y en las zonas semiáridas como Santiago del Estero, diríamos que el clima va a ser los promedios mas las «variaciones aperiódicas» (diarias, periódicas, estacionales), como manifiesta el meteorólogo Juan L. Minetti.

EL AMBIENTE SANTIAGUEÑO (2)

Es cálido y húmedo de octubre a marzo, seco y fresco en abril a septiembre, marcado de zonalidad y de mediterraneidad casi absolutos, determinado por latitud, relieve, con una moderada y relativa influencia local de sus latitudes. Existen cinco grados de diferencia en la temperatura media anual entre el Norte y el Sur. Las sierras de Sumampa-Ambargasta es la única zona templada de la provincia. La zona más cálida se la ubica al norte: Monte Quemado y Campo Gallo coincide con el «Ecuador Térmico» de América del Sur, con registros absolutos mayores a 48º C.

La amplitud técnica anual es superior a los 55º C. Las precipitaciones disminuyen de Este a Oeste, en relación con la continentalidad. Santiago del Estero se encuentra en la transición subtropical. Semiárida, con un promedio de lluvia de 600 Mm anuales.

Desde el punto de vista hídrico, la provincia de Santiago del Estero este incluida en su mayor parte dentro de la región semiárida. La determinación planimetría de esta superficie ha arrojado un valor igual a 87,6% del total. El resto que no participa de estas características, pertenece al tipo subhumedo en un 12,4%.

En general la atmosfera santiagueña es diáfana, con escasa humedad y más de 180 días de exposición o tres mil a tres mil doscientas horas de luz solar.

Los intensos días de insolación, se convierten en «Jornadas de Fuego», que su conjunto y dado su relieve caracterizado como un «enorme plato», se comporta como una depresión, con máximo recalentamiento y máxima tensión de vapor de agua, que es sinónimo de vida y primicias agrícolas en nuestra provincia.

El balance hídrico es negativo.

Riesgo y Vulnerabilidad

La provincia y la región del NOA, como otras, han sido afectadas por la aparición de fenómenos naturales pero este no solo se explica por su factor desencadenante, es decir, el fenómeno natural o la amenaza que le da origen (lluvias, inundaciones, sequias, tornados, sismos, etc.) sino principalmente el marco socioeconómico cultural y político que determina el efecto final.

«El estudio de los fenómenos climáticos, especialmente anómalos, se justifica porque en mayor o menor medida condicionan la aparición de la crisis de subsistencia, afectando la capacidad productiva rural (con el surgimiento de cíclicas perdidas de cosecha y el consecuente probable devasto) y reproductiva de la población (hambrunas, epidemias). Aunque los factores climáticos por si mismos no son suficientes para explicar el impacto sobre las sociedades sin constituyen una variable para su análisis. Estos riesgos naturales que forman parte de anomalías o variaciones que pueden llegar a afectar grandes extensiones, sus consecuencias sociales se encuadran en lo que sistemáticamente se ha dado en llamar crisis agrícolas, pero pueden ser englobadas dentro de los denominados desastres naturales, cuya naturaleza y efectos son múltiples tanto desde el punto de vista social, político, económico, como ambiental» (3).

Entendemos por «riesgo» a la probabilidad de que se produzcan daños o pérdidas humanas y económicas. «amenaza»: fenómeno extremo o peligroso que se puede afectar un lugar y «población» vulnerable: a la población susceptible o propensa al daño o perjuicio de una amenaza. Estos conceptos nos guiaran en el desarrollo de este trabajo de investigación bibliográfico que nos ocupara en los capítulos siguientes.

 

III-CONCEPCIÓN DEL NOROESTE Y DE SANTIAGO DEL ESTERO

La producción del Espacio

Para conocer la problemática ambiental y sus efectos en Santiago del Estero y su región circundante, es necesario reflexionar sobre la forma en que se llevo a cabo el proceso de ocupación. Al estudiar el espacio y su producción, debe tomarse en cuenta de manera consciente, que el espacio producido es el resultado de la acción transformadora del medio por parte del hombre, en función de sus necesidades.

EL Noroeste en el País Argentino Prehispánico (4)

«…La Argentina ocupa una posición extremo continental en Sudamérica, (…), de marginalidad (…) y en tiempos prehispánicos uno de los efectos más evidentes de esa marginalidad se manifestaba en el proceso poblacional. Si bien comenzó hace unos 13.000 o 12.000 años, nuestro territorio estaba entre los de menor densidad demográfica de toda América y, cuando los españoles pisaron su suelo por vez primera en el siglo XVI, su población alcanzaba la cifra irrisoria de unos 340.000 o 390.000 habitantes para los casi 2.800.000 km2. Que tiene el país. Formaban núcleos aislados y dispersos por el territorio, que dejaban entre si áreas deshabitadas recorridas ocasionalmente por bandas nómadas».

Primer hecho integrado durante el periodo prehispánico: la movilidad

El noroeste habitante de las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero. Al momento de la llegada de los españoles, era la región más poblada del país, con casi 3/4 partes de su población total (…), desde mucho antes de la conquista española, habían iniciado un proceso de integración regional producto de su movilidad.

Mantenían una activa comunicación entre si y sus comunidades vecinas, como lo revela la presencia de objetos arqueológicos que evidencian un intercambio de elementos netamente andinos con los de la selva, ocurridos durante el periodo temprano» (600 A.C. 650 D.C.), prueba de que, desde entonces, «debieron quedar fijadas las rutas del trafico y comunicación entre las selvas orientales, la zona puneña y la costa chilena pacifica» con el propósito de intercambiar bienes y probablemente, también con fines invasivos.

A este fenómeno de la integración, cuyos primeros indicios se dan seis siglos antes de nuestra era, lo veremos crecer en los siglos siguientes para afianzarse y ampliarse durante el periodo hispánico, a lo largo del siglo XVI, a la que calificamos como el formativo del país, porque en él se plasman muchas de sus estructuras básicas.

Segundo hecho integrador durante el periodo prehispánico: la influencia de dos grandes culturas andinas

Otra característica del noroeste prehispánico fue la de ser la región del país argentino mas evolucionada culturalmente, con poblaciones sedentarias agro alfareras, hecho al que contribuimos la influencia de dos grandes culturas andinas.

Se denomina micro área andina a aquella que abarco el área montañosa occidental sudamericana, comprendida entre la línea del Ecuador y el paralelo 35º de latitud sur, y, de oeste a este, entre el océano pacifico y un límite oriental establecido por las áreas selváticas de Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Dentro de la macro área se distinguen tres sub áreas culturales:

  • De los Andes Septentrionales
  • De los Andes Centrales o Área Nuclear
  • De los Andes Meridionales

La más importante es la segunda, porque fue el centro máximo de civilización de Sudamérica prehispánico, abarco Ecuador, Perú, y el Altiplano Boliviano.

El noroeste integro el área de los Andes Meridionales, es decir, que por su situación geográfica, fue la región de Argentina prehispánica con mayores y más tempranas oportunidades de recibir influencia del área nuclear; la recibió por acción de las culturas Tiwanaku e Inca, ambas expansivas o imperialistas, carácter que es uno de los mecanismos de integración mas efectivos en la sociedad humana.

La influencia Tiwanaku se hizo desde 650 al 950 de nuestra era, hasta la zona lindante con Jujuy. Gracias a esta vecindad, y no obstante no haber conquista territorial, Tiwanaku influyo sobre las comunidades del noroeste argentino, contribuyendo u homogeneizando e integrarlas culturalmente a un área mayor.

Siglos después, se hizo sentir la influencia del imperio Inca o Tawantinsuyu con mucha más intensidad por esta acompañada por una conquista territorial y efectiva, y no obstante ejercerse solo desde 1480 hasta 1532 en que llegaron los españoles. El Tawantinsuyu fue la cumbre y el capítulo final del proceso cultural surgido en el área nuclear (…) se dividía políticamente en cuatro provincias: Kunti Suyu (norte), Chincha Suyu (oeste), Anti Suyu (este) y Kolla Suyu (sur). El sector de actual Argentina incorporado al Kolla Suyu fue el área valliserrana del norte y del centro-oeste, desde la frontera de Jujuy y Salta con Bolivia, hasta el Rio Diamante, en Mendoza; y desde la cordillera de los Andes hasta la línea irregular al este, aproximadamente 66º de Long. Oeste.

Gracias a esta integración al Kolla Suyu que acentuó el proceso de homogenización, en el noroeste se fortalecieron para constituir una gran región integrada por lazos administrativos, económicos y culturales tan firmes, que sobrevivieron a la caída del imperio (…) para asegurar la cohesión utilizaron la extraordinaria red vial compuesta por trazados preincaicos en incaicos, jalonadas de postas (…) La unidad lingüística se lograba con la imposición del quichua o lengua de Cuzco como lenguas en general, de manera que los pueblos conquistados eran bilingües (…) de estos cinco recursos de la infraestructura imperial incaica, dos fueron los más aprovechados por los españoles conquistadores que llegaron a Sudamérica en el siglo XVI: la red vial y el quichua, con el que se comunicaron con los pueblos nativos. En el caso de los conquistadores del noroeste, ocurrió incluso con las de la llanura tucumano-santiagueña quienes, a pesar de no haber sido conquistados por los incas, hablaron quichua.

Este fue el cimiento social y cultural del noroeste argentino que encontraron los conquistadores a su llegada, desde el cual iban a expandirse hacia el este y el sur: una región integrada política y culturalmente, dotada de comunicación vial y lingüística, habitada por comunidades sedentarias, de economía productiva. A estas ventajas debe agregarse la influencia decisiva ejercida por las características físicas de la región. Ubicada, aproximadamente entre los paralelos 22º y 30º, y entre los meridianos 73º y 63º, posee una geografía variada, resultado de una combinación de llanuras, valles y montañas, generadora de una gran variedad de ecosistemas que van desde la selva subtropical a la puna, originando igual diversidad de recursos naturales (…) favorable para el asentamiento humano que, en el caso de los conquistadores españoles, era un escaso el número de gente que debió ingeniárselas para adoptarse y arriesgarse en una tierra completamente nueva para ellos.

El periodo hispano: corriente conquistadora peruana

Entre 1543 y 1546 descubrió la ruta entre Cuzco y el Rio de la Plata que abrió nuevos horizontes a la historia del país y, a partir de 1550, inicio su poblamiento efectivo desde el noroeste. Fundó ciudades; promovió la apertura de un puerto en el litoral rioplatense para tener salida al mar; introdujo especies animales y vegetales; desarrollo industrias; abrió caminos que permitían una inédita circulación norte-sur y este-oeste. Era un proyecto de país que, desde su centro geográfico, se comunicaba Radialmente con las regiones circunvecinas a través de la promoción de un activo desarrollo económico, pero dos ordenanzas reales de 1594 lo frustraron al prohibir el movimiento comercial y de pasajeros por los puertos sobre el Rio de la Plata».

Como región histórica, el Tucumán colonial había actuado como una doble frontera en el espacio imperial español: como frontera política y económica, y como frontera de guerra frente a los ataques de las poblaciones nativas valliserranas del oeste y chaqueñas del este, la que en gran medida condicionaba la sobrevivencia de sus pobladores librados a su suerte.

Con la creación del Virreinato del Rio de la Plata (1776) y de la aplicación de la Real Ordenanza de intendentes (1782) fue dividido en dos gobernaciones intendencias: Salta del Tucumán y Córdoba del Tucumán, en ningún caso Santiago del Estero fue sede del gobierno. La importancia residió fundamentalmente en el hecho de que, desde el punto de vista de las comunicaciones actuó como «bisagra» entre el espacio andino colonial, la gobernación de Chile y la de Buenos Aires.

Respecto a la situación del Tucumán, el gobernador Ribera decía: «Esta gobernación esta en el paso forzoso del reino de Chile al Perú por tierra, y de la provincia del Rio de la Plata al Perú, y comunicaban todas estas provincias y reinos, con facilidad con los de España por esta tierra, porque es la llave de todo». (5)

«La historia reservo a Santiago del Estero un lugar singular entre las ciudades argentinas, dado que su carácter de establecimiento inicial en nuestro territorio (…) le exigió un papel fundador y protector en el noroeste durante el primer siglo y medio de su existencia. A esta etapa, que una periodización caracterizaría como hegemónica, ya que era cabeza de la gobernación de Tucumán, Juries y Diaguitas, como se denominaba entonces a la región, sucedió otra de estancamiento, que se tradujo en pérdida de poder político. Este retraimiento fue provocado por el rápido crecimiento de nuevas áreas de producción y centros comerciales en Córdoba y Buenos Aires. Significo, por lo tanto, descrecimiento relativo, un crecimiento más lento, cuya consecuencia principal consistió en que frustro el propósito explicito de Santiago del Estero de ejercer su dominio sobre una región mas vasta» (6)

 

IV. PROBLEMAS AMBIENTALES HISTORICOS EN UNA POBLACION VULNERABLE

Las sequias e inundaciones santiagueñas

La tradición del imaginario del argentino asocia la existencia de Santiago del Estero con la sequia y el calor, con las lluvias escasas y mal distribuidas, o asociándolos a ambos. Hoy sabemos que son procesos de una dinámica natural variable en el tiempo, es así que se registran periodos húmedos en alternancia con otros secos.

Las sequias se caracterizan por una ausencia prolongada de lluvias en zonas donde era habitual que cayera cierta cantidad de precipitación, y los efectos se manifiestan en la disminución o la pérdida de productividad de la vegetación.

En cambio la inundación está vinculada con el aumento del caudal de los ríos y su posterior desborde cuando producen lluvias mucho más frecuente que lo habitual, también existen otros factores, además de las lluvias, que aumentan el riesgo de inundaciones, como las formas y pendientes del relieve y las condiciones de absorción del suelo.

En los párrafos que siguen se recurrirá a fuentes documentales, como las Actas Capitulares (7) de Santiago del Estero, relatos de viajeros en los más variada bibliografía de como estas variaciones climáticas y sus efectos impactaron en las sociedades coloniales, en los primeros años de vida independiente, acercando además estadísticas del presente. El área de estudio abarca la denominada diagonal fluvial santiagueña recorrida por los ríos Dulce y Salado donde se forman (o formaban) esteros y bañados.

Retornando las ideas del comienzo, el clima como fenómeno natural, sería el responsable de la miseria y penuria de la población en los periodos de los meses cálidos y húmedos. Desde esa óptica, la sequia o las inundaciones como fenómeno natural ha sido usada como razón para esconder la condición real de vulnerabilidad de la población, afectada periódicamente por estos fenómenos.

Las sequias durante el siglo XVI

Una de las primeras referencias al fenómeno de la sequía en Santiago del Estero proviene de Ramírez de Velazco, en una carta al rey fechada el 1º de Enero y el 2 de octubre de 1590. (8)

«Por esta (ciudad) de Santiago del Estero pasa un rio caudaloso; con las avenidas acostumbra a regar una gran suma de tierra y a dos años que no las baña y así los naturales como los españoles pasan una necesidad de mantenimiento y no tener remedio de sacar acequias por haber ahondado el rio…»

Pide autorización a 37 años de la fundación de la ciudad, trasladarla y entre otros lugares posibles, los santiagueños mencionan la posibilidad de acercarse a San Miguel de Tucumán.

Siglo XVII: Diego de Torres de la compañía de Jesús nos deja su impresión sobre Santiago en un documento del año 1610 en que dice que el «temple de la ciudad es malo, que la tierra es un salitral y que el pueblo es pobre y falto de comida».

Esta observación está fundada en un ciclo de sequia del que no están libres las ciudades de Tucumán y Córdoba.

Las sequias durante el siglo XVIII

A partir de la década de 1770 se empieza un periodo seco que se va a mantener por más de treinta años. La primera referencia en las actas capitulares es de enero de 1772, en donde se pone atención a la retirada del rio de la cercanías de la toma de la acequia. (9)

En marzo de 1773, por la sequía no se permite el cultivo de trigo, se ordenan a los labradores no vendan ni saquen trigo, ni harina por el termino de dos años fuera de la jurisdicción.

De las zonas trigueras se destacaban los partidos de Tuama, Soconcho y Salavina. Con las lluvias del mes de marzo, se mejora y autorizan la venta de trigo fuera de la jurisdicción (10).

La sequia producida en enero de 1775, dio la sensación a los habitantes de Santiago del Estero de que eran fruto de la «Ira Divina» por sus «pecados», fueron convocados a asistir a novenarios de misas el Santo Patrón de la ciudad, en la iglesia Matriz, con motivo de la falta de lluvias y fuertes calores.

En febrero de 1777 y octubre de 1778, se repiten las rogativas, misas, novenarios con la diferencia que en estos últimos años se hace mención a las enfermedades. (11)

Un caso extremo fue la gran seca (sequía) sucedía en 1787 y 1789 que tuvo una (gran) extensión superficial y provoco decesos a causa de la falta de alimentos. (12)

Al igual que otras ciudades coloniales, el abastecimiento dependía de la producción local, especialmente en lo referido a los productos agropecuarios. Estas sequías pusieron en peligro el abastecimiento de la ciudad y propiciaron el temor de brote de epidemias, no se hace mención a que tipos de enfermedades, por la que en las actas capitulares muestra como se apresuraron las autoridades en tomar medidas para impedir el desabasto.

La percepción que se tenía en el pasado de la «sequía» no siempre se correlaciona precipitaciones significativamente escasas en un largo periodo. Como categoría histórica se identifica más con el concepto de sequía agrícola y la asociación de sequía/malas cosechas, que afectaba, por las reducidas precipitaciones, su dispersión en el tiempo y bajo nivel de humedad que se conserva en el suelo, a los principales cultivos de la región. (13)

Las sequias a principios del siglo XIX y parte del XX

Para muchos historiadores el año 1810 es considerado como fecha límite del periodo colonial y se inicio el periodo conocido como la vía independiente. Durante esos primeros años se verificaron varias sequias, pero disponemos de poca información sobre esos años de sequias y lo que tenemos es relativamente pobre en detalles, sobre todo los del siglo XIX.

Según el Ing. Juan J. Burgos, la región en la que se ubica a Santiago del Estero, se ha ido calentando desde, los siglos XVII y XVIII, constituye un periodo seco. En el siglo XX, se ha caracterizado por ser acentuadamente seco, consecuencia de sequías cada 8, 10 o 12 años.

A continuación presentaremos datos estadísticos sobre el efecto climático en cuestión, para luego si en otro capítulo abordaremos o sistematizaremos los diversos impactos y reacciones ante las sequías y otros acontecimientos naturales.

Cuadro II: Cronologías de sequías en Santiago del Estero, siglos fines del siglo XVIII, XIX y XX. 

Años Tipos (de sequias) Años Tipos (de sequias)
1790 Sequía 1833 Gran Sequia
1794  Sequía 1846 Gran Sequia
1799  Sequía 1859 Gran Sequia
1802  Sequía 1900 Muy Seco
1803  Sequía 1907 Gran Sequia
1817  Sequía 1918 Muy Seco
1818  Sequía 1925 Muy Seco
1820  Sequía 1937 Gran Sequia
    1947 Muy Seco
    1954  Muy Seco
    1966  Muy Seco
    1972  Muy Seco
    1979  Muy Seco
    1987  Muy Seco 

Es evidente que las sequías no ocurrieron con igual fuerza en todas las localidades, razón por la cual la literatura no menciona todas las áreas afectadas y solo en parte, la duración, sin embargo creemos que afectaron en general a toda la zona semiárida. 

Las inundaciones

Siglo XVI

La primera referencia de inundación se produjo en el año 1586, donde produce la rotura de la acequia que se utilizaba para regar las fincas.

En 1590, Ramírez de Velazco, propone mudar la ciudad porque las crecientes logran socavar el lecho del rio, debido a lo cual no era posible sacar la acequia y que para los vecinos «puedan hacer casas perpetuas» y en tierras que no haya salitre como lo hay en esta ciudad que a cuatro años no hay casas en que se puede vivir (14). Con todo y sin embargo de la insistencia de Ramírez de Velazco, la ciudad no fue trasladada y a pesar de los inconvenientes Santiago del Estero siguió como cabeza de provincia sede del gobernador y del obispo, fue lo más importante de las ciudades durante los siglo XVI y XVII, la más rica y populosa.

Siglo XVII

En el año 1628, se registra durante el mes de febrero una «gran» inundación. El relato del gobernador Felipe de Albornoz permite apreciar la intensidad de esta histórica inundación, que destruyó gran parte de la ciudad y obligó a reconstruirla algo más al oeste.

«Luego que llegue a esta ciudad, que fue por fines de agosto de 627, fueron las inundaciones de su rio tan grande que a diez y siete del mes de febrero del año siguiente se llevo una gran» parte de esta ciudad, rompiendo los reparos antiguos y uno moderno que con acuerdo del cabildo y de mi orden se hizo (…) Entre las casas que se llevo fueron las casas reales y el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, que era el mejor edificio y comento, con otras muchas casas de las mas principales de esta ciudad. Y aunque la fuerza del agua fue tan grande y apresurada que no daba lugar a cosa alguna, se procuro por mi parte acudir, de manera que fue Dios servido que no pareciese ni padeciese lesión ninguna persona en tantas casas y maderamiento como caían y de todos se escapo gran parte de las maderas y toda la hacienda y ajuares de casa, y estuvo a punto de que sus prevendados destechasen en la iglesia catedral, a cuya instancia y petición les fue por entonces permitido que se mudasen y recogiesen al hospital de esta ciudad, donde recogieron el retablo que quitaron de su altar mayor.

Pidioseme luego a voz general de todos que tratase de mudar esta ciudad a un sitio seguro del rio a donde pudiesen tener buena acequia, porque estas dos cosas lo tenían pobres y consumidos (…) por la inconstancia del rio, mala calidad de su acequia y terreno y porque habriendose de edificar treinta y cuatro casas de esta ciudad, que es casi la mitad de ella y hacerse de nuevo (que tanto se han llevado las avenidas) siendo de las mas principales y entre ellas el convento de las Mercedes, casas reales, iglesia catedral, que es fuera mudarse… (15)  El mencionado traslado a tres leguas nunca se concretó.

Del 19 de marzo al 3 de abril de 1663, el rio dulce amenazó con la destrucción de la ciudad, las repetidas inundaciones del rio dulce indujo al obispo Ulloa solicitar el traslado de la catedral a la ciudad de Córdoba, lo que fue autorizada por real cédula el 15 de octubre de 1696, sin que pueda evitarlo los reclamos del cabildo de Santiago del Estero, siendo también infructuosa las gestiones empeñosas de su gobernador don Esteban de Veigier, en 1714, para obtener la vuelta de la sede episcopal.

Con la inundación del Rio Dulce 1670 se llevo definitivamente la tercera catedral, lo que obligo a mudar la ciudad hacia el oeste donde se encuentra actualmente «pero la vieja ciudad, la de los conquistadores, la del siglo XVI y principios del XVII, la que vio tantas hazañas, la que tantas angustias, esa ciudad yace sepultada bajo las arenas del rio inmenso sudario blanco bajo el que duerme del peso de sus glorias y de sus culpas». (16)

En 1684, el gobernador Fernando Mendoza Mate de Luna, cuenta al rey el estado de la ciudad de Santiago con las siguientes palabras: «Lo arruinad que se hallaba causa de un rio que la sino por un lado donde al tiempo las aguas sus grandes crecientes le han llevado todas sus habitaciones por ser el suelo de tierra poco estable obligándoles a que se habían alejado o querer formar ciudad algo distante…» (17)

Siglo XVIII

Las actas capitulares hacen referencia a la crecida del rio dulce en el año 1752, a la creciente y rotura de la compuerta de la acequia en 1758, las excesivas lluvias de marzo de 1764. (18)

Hasta 1767, se hicieron procesiones «desde la antigua ciudad», situada donde actualmente tiene su curso el rio dulce que distaba a media legua hasta la ermita de los santos Fabián y Sebastián que se hallaba en la manzana comprendida hoy entre las calles Tucumán, Salta, Jujuy y la Plata (en los planos del Ing. C. Cosú, años 1885-86, figura aun esa ermita). (19)

“La influencia de estos eventos climáticos extremos también se manifestó en los cambios de curso que sufrió el rio Salado» durante el siglo XVIII (…) y que afectaron el normal desenvolvimiento de la vida de los pobladores de esta región.

(…) Los desbordes y cambios del curso del Salado se producían habitualmente en la época estival coincidencia con las máximas precipitaciones, pero en este siglo se produce una intensificación de los eventos extremos (alternancia de años secos y años húmedos) (…) A esto se debe agregar que en los ciclos de caudal bajo se produce una acumulación del material que arrastra el rio, «cegando el cauce» (obstruyendo el cauce). Cuando el rio crece, en época de grandes precipitaciones, encuentra dificultades para continuar su curso normal, abriendo entonces uno nuevo». (20)

En 1784 el intendente de Salta informo a la sede del Virreinato de la ruina de ciudad de Santiago del Estero, causada por una inundación, al desbordar el dulce, y por esta razón los vecinos se habían trasladado a vivir a los pueblos de indios de la jurisdicción capitular. Por orden del Virrey, a esos vecinos se les ordenaba volver poblar la ciudad en un plazo de 6 meses, so pena de confiscarles los solares urbanos si no lo hacían.

En 1789, el alcalde de primer voto de cabildo de Santiago del Estero informaba a Buenos Aires que la inundación hacia imposible el cobro de tributos de los pueblos de indios, por el estado de los caminos. (21)

Siglo XIX y XX

Los ríos de nuestra provincia siguieron desbordando, se produjeron excesivas precipitaciones en diferentes años es necesario aclarar que el rio dulce, por ejemplo, su lecho era el triple que el actual (600 mts) y el rio amenazaba constantemente a la población que se asentaba cerca del rio.

Hasta 1940 el rio dulce pasaba por la ciudad creciente de hasta unos 3000 m3/seg. La construcción del embalse de Rio Hondo, redujo notablemente el caudal hasta llegar a lo que es el rio en nuestros días. La poca influencia de aguas que corre, los desvíos naturales o provocados, permitieron que la gente se instale en su lecho. Por ese mismo lecho cuando el rio crece deja cientos de evacuados en toda la provincia.

Porque más allá de la ciudad capital, no existe una zona fija por donde pueda pasar el rio, ni rebordes que puedan encauzarlo. Cuando hay crecientes, el curso del rio se desborda y arrasa, sobre toda en la zona de bañados.

A principio del siglo XX, se tienen registro, de la creciente de 1910, que provoca la caída de una parte del puente del ferrocarril central argentino. En 1916, se produce una creciente que sin ser extraordinario llegan a avanzar el terraplén de cintura construido en 1911. Otra creciente se produce en 1920-1921 (22). Pero en el año 1974, Santiago del Estero sufrió la mayor inundación de los últimos cincuenta años, donde fueron evacuados casi noventa mil personas y las pérdidas materiales fueron millonarias.

 

Los terremotos

Si bien nuestra provincia se encuentra en un área de riesgo sísmica reducida, la sufrida movimientos bruscos o sacudidas a lo largo de su historia.

El 13 de septiembre de 1692, sobrevivió un fuerte temblor que provoco la desaparición de la ciudad de Talavera de Madrid o Esteco. Los vecinos de Santiago sentirían el fuerte remezón de tierra con pánico inenarrable. Abandonarían sus miserables casitas y se echarían a las calles, sin alcanzar la causa de esta inmensa tragedia que les perseguía, sin comprender el porqué de tan grande desdicha, la maldición que pesaba como un castigo eterno y malograba las mejores fuerzas del alma, sumiéndolas en la desesperación y abandono (23).

El 4 de julio de 1817, la población se conmueve por un terremoto y agita el recuerdo del Estero, desbastada a fines del siglo XVII. A falta de mejor remedio, se procura una solución cívica religiosa, consistente en elegir una segunda patrono, por supuesto que sin trabajar en lo más leve la asistencia y amparo de los demás santos tutelares.

» El 10 de julio, fue nuestra atención convocar para el día de mañana al señor cura y vicario foráneo de esta ciudad y vulnerables comunidades y vecindario, a fin de elegir en la forma conveniente un segundo protector para esta ciudad y su jurisdicción, de alguno de los santos canonizados por la iglesia romana, con motivo del terremoto que sufrió el día cuatro del que rige hacia la una y media de la tarde, repitiéndose con continuación hasta la cuatro, y hasta el día de ayer con intervalos de horas (…) así el norte de esta ciudad hasta desplomarse las iglesias, destruirse los edificios de los particulares, abrirse en grietas la tierra haciendo explosión las piedras y agua en más de 25 leguas, habiendo dejado todo el pueblo ruinoso en lo material, seguida del quebranto que han padecido los templos y conventos, sin poderse registrar una casa particular que no haya sufrido algo, y en lo formal quebrantados de dolor y abatimiento los ánimos mas fuertes sin saber aun descansado, ya por la presencia de las ruinas que tan triste como vivamente recuerdan aquellos días aciago en que la ira vengadora del señor se manifestó con repetidos espantosos temblores precedidos siempre de un pavoroso trueno que parece amenazaba una completa desolación; ya que en consideración de que ninguno de los pueblos aun situados en medio de las sierras prestan monumentos de ruina semejantes a los de esta ciudad, y que solo la tradición y la historia nos trasmite con dolor la destrucción del Esteco, Callao y Chile; ya con la funesta memoria que la cólera del cielo se expreso en este mismo año en dos horribles huracanes sucedidos periódicamente en el día 22 de los meses de enero y febrero causando insanables perjuicios en los edificios y emboladas de cultivo, y una general consternación y amargura que solo he podido exceder la aflicción presente: por estas poderosas razones acordamos de unánime el voto, y consentimiento elegir y nombrar un segundo tutelar sobre esta ciudad (…) a San Gregorio Taumaturgo. (24)

 

El Niño-La Niña

Uno de los fenómenos que más han llamado la atención respecto del cambio climático global del pasado y en la actualidad, es la oscilación meridional de El Niño (ENSO).

Hasta donde sabemos no existe específicamente estudios naturales históricos, donde analicen los mecanismos internos relacionados con este fenómeno en Santiago del Estero desde los tiempos prehispánicos, como si existen en los Andes y las costas peruanas, cercano oriente, México, Etc.

La arqueología trabajando en intima relación con los estudios paleo climatológicos, permite abordar cambios a través de milenios en los cuales las sociedades humanas se vieron afectados por las variaciones climáticas, marinas, solares, etc. O en las que se intervinieron como agentes motores para modificar de manera significativa su entorno.

Lo que si podemos hacer es inferir lo que paso en otros lugares con lo que pudo pasar en Santiago del Estero, estableciendo analogías como con la producción agropecuaria de la actualidad. Existen estudios de los estragos que provoco El Niño en diversas épocas de la historia preincaica del Perú desde hace 1300 años A.C., se sabe que las excesivas precipitaciones cambiaron los patrones de subsistencia y asentamiento, como lo hace también cuando ocurre los periodos de sequia (La Niña).

Provocan cambios fuertes y colapso del sistema agrícola, la que indica a tensiones en lo social. En el caso sudamericano, la frecuente incidencia de perturbaciones climáticas asociadas al fenómeno de El Niño trajo reacomodos demográficos, cambios en los patrones de asentamiento, transformaciones en las prácticas alimenticias, reconstrucciones arquitectónicas, diferentes modos de control de inundaciones, pero también cambios ideológicos. (25)

El azar de los ríos como agentes naturales protagónicos

Creemos necesario, incorporar este título con que José L. Grosso (2008:64-70) nos aporta valiosa información, cartografía e interpretaciones, que nos ayuda a enriquecer el presente trabajo que nos ocupa. Lo cual nos permitirán complementar y contrastar con los aportes históricos y la información de las fuentes.

«Las condiciones de vida en la Mesopotamia santiagueña han sido fluctuante. Los ríos, ciertamente no desplazan el protagonismo social, pero la socio-ecología de esta región es un entramado natural-simbólico que ha tenido gran relevancia en los procesos culturales locales. Desde los tiempos prehispánicos hasta la actualidad, los asentamientos humanos de la zona han derivado en una gran movilidad por detrás de los cauces cambiantes de ambos ríos, huyendo de sequias e inundaciones, dignados por las consiguientes pestes y migrando cíclicamente, procurando alternativas laborales en otras regiones (Little 1996; 1999), que interviene en la vida social mesopotámica.

Los cambios de cauce de los ríos Salado y Dulce han dejado sus marcas en toda el área, atravesadas por hondonadas, lechos secos y arenosos, unos más recientes, otros muy antiguos. Los caminos mesopotámicos están trazados sobre un palimpsesto de antiguos cauces y caminos. En cualquier lugar, los lugareños establecen relaciones que remiten a un pasado próximo, 25,50 años, y que suponen la ubicación de esa población en un sitio diferente, y una red de caminos ya inexistentes y obstruidas. No hay rutas fijas y estables con la que sea posible recorrer todas las historias pasadas; cada una de esas historias supone la reconstrucción del mapa en lapsos de tiempo de 5,20 o 30 años. Las localidades son tramadas en una nueva red tras cada inundación y según el curso posterior que toman los ríos. La pendiente noroeste-sudeste de esta llanura de unos 200 km de ancho y unos 300 km de largo es muy suave. En ella han rodado siglo tras siglo las aguas, sin obstáculos aleatoriamente.

En 1785, el Salado se unía al Dulce al sur de la Mesopotamia santiagueña, donde estaba ubicado el Fortín de Concepción de Abipones, como consta en la «Carta de Gran Chaco» del P. Joaquín Cameño (Alen Lascano 1996; Palomeque 1992). Ambos desembocaban en la laguna de Porongos, que integraban más al sur la cuenca mediterránea de Laguna Mar Chiquita. Cameño marca el lecho antiguo del Salado, ya seco, que continuaba de Matará con rumbo sur, hacia el Rio Paraná, en la cuenca del rio de la Plata (ver mapa nº VIII).

El mismo año 1785, el Salado retoma ese anterior (Palomeque 1992) (ver mapa nº IX). En 1807, el párroco de Matará, Don Juan Antonio Paz testimonia que años atrás el pueblo de indios de Mopa se habría agregado al de Matará cuando el Salado se desvió y los indios tomaron el rumbo que les pareció, y más tarde volvió a desviarse de Matará hacia el este, con lo cual se dispersaron muchos indios y el pueblo se mudo al norte, para reubicarse a sus orillas. También los indios del pueblo de Guañagasta se hallaban dispersos por Paso Grande, Gramilla y Bracho, un poco más al sur debido a este desvió del Salado. (Ver mapa nº X)

En 1799, Manuel de Palacio. Diputado en Santiago del Estero del consulado de comercio, informaba al Real Consulado de Buenos Aires que los vecinos de la ciudad no habían podido continuar con la siembra de algodón y de trigo, como lo hacían desde 1785, por causa de que el Dulce se había desviado de su curso y ya no llegaba a la acequia que corría al oeste del plano urbano. En 1825, el Dulce se desplazó hacia el oeste, desde el sur de la ciudad de Santiago, dejando a un lado Manogasta, Tuama, Sumamao, Loreto viejo, Villa Atamisqui, Soconcho y Salavina (varias de estas localidades habían sido pueblos de indios hasta 1819). Todas estas poblaciones quedaron sin agua para sus cultivos. El nuevo recorrido llego hasta las salavinas del este, inutilizándose todo el curso inferior para la agricultura. (Palomeque 1992) (ver mapa nº XI).

Recordar que ya no existen pueblos de indios; sin embargo se conservaban los nombres de las localidades. En Salavina llaman actualmente, al Rio Dulce, «Rio Novelero», porque se ignora el curso que definirá tras las crecientes.

En 1897, el Dulce retomó parte de su cauce antiguo abriéndose hacia el este desde Loreto Viejo. Se construyo entonces un canal desde Tuama hasta Loreto, que trajo muchos trastornos en las crecientes de los años posteriores (ver mapa nº XII) este mapa esta tomado del que dibuja Alejandro Gancedo en 1885; el señalaba todos los lechos viejos mesopotámicos, que copió igualmente en los mapas siguientes por su valor cartográfico y social.

Cuando en 1901 ocurre uno de los frecuentes desbordes, cuyas consecuencias se agudizan con el canal de Tuama, el Dulce vuelve a su curso anterior hacia el sur, y hacia el este queda el menguado brazo del saladillo (ver mapa nºXIII). En cada creciente, el Salado desbordara creando brazos que lo unían al Dulce, siguiendo el apenas pronunciado declive del terreno. Al secarse estos, toda el área mesopotámica se volvía muy fértil. Un azar alternado de sequias y grandes inundaciones impedían y favorecían siembras y/o cosechas. El entorno del Dulce era bosque tupido, con descampados o áreas desmontables dedicadas a la agricultura; el entorno inmediato del Salado era abundante en pastos para la ganadería (Palomeque 1992).

Según testimonios de lugareños de Matará, el Salado produjo una gran inundación en 1921 y otra en 1974, desbordando hacia el oeste.

Hasta esta ultima inundación, el Salado desaguaba un brazo hacia el sudoeste, retomando aquel antiguo cauce del siglo XVIII y atravesaba la Mesopotamia santiagueña: era el rio Turugún, llamado en su primer tramo también Rio Mailin (ver mapa nº XIV).

Estos son algunos de los cambios de curso, tal vez los más significativos en términos macro-regionales, pero en verdad cada localidad tiene una historia de rio propia, que la rodea fantasmalmente con sus brazos muertos. Nadie habla de tiempos pasados sin marcar en primer lugar el mapa de los ríos. La «mesopotamia santiagueña» parece más bien una piel surcada de arrugas, una página traumada por ríos ausentes, trazo sobre trazo.

De 1950 en adelante, ambos ríos han comenzado a ser contenidos y derivado por diques y canales. Sus caudales de agua, sobre todo el del Salado, se ha visto disminuidos y estabilizados. Se hace difícil imaginar hoy la antigua potencia de las crecientes; no obstante, el Dulce, en época de muchas lluvias, amenaza desbordarse, y en los últimos años se encuentra en una nueva evolución, volcándose su mayor caudal en un brazo que nace en Tacopozo, con orientación sudoeste: el Saladillo del Rosario…» (Ver mapa nº XV)

 

V.  CRISIS DE SUBSISTENCIA Y EPIDEMIAS

La sucesión de fenómenos naturales en una población vulnerable, afectaron a las comunidades coloniales. La sequía y las inundaciones no solo producía desbasto, sino que aumentaba el riesgo de la aparición de plagas y epidemias.

La primera referencia de una epidemia, según acta capitular local es del 8 de julio de 1579, que infesta a la comarca y de la que el señor Vicario General»… dijo a sus mercedes que la ven la pestilencia que Dios nuestro señor es servido de enviar de presente a esta tierra por nuestros pecados…» (26), sin que en la emergencia se haga mención a la enfermedad.

Uno de los problemas más debatidos se refiere a las causas de la desaparición de algunas etnias indígenas comúnmente se atribuyo al «maltrato» de los encomendados (rechazados por algunos historiadores por inconsistente), a los cambios en la alimentación que pudo influir en la mortalidad de los aborígenes, pero es evidente que la importación de enfermedades hasta entonces desconocidos en el continente, como la viruela, en tifus, y la escarlatina fue el factor fundamental de la muerte y por consiguiente de la disminución demográfica de los aborígenes.

Dice Manuel M. Cervera: «Todos cuantos dan noticia del Plata, señalan estas pestes continuas que disminuían a los indios, desde el P. Techo, quien da mayores noticias, al P. Xarque, quien escribía en los comienzos del siglo XVIII y describe la costumbre de los indios del chaco, poco envidiables, y los que Vivian de la guerra y el pillaje; Fray Lizárraga, el P. Lozano y otros prosiguen diciendo: Señalemos el Lozano, peste terrible de viruela en Santiago del Estero en 1577; y en 1587 de insolación murieron cantidad de indios y muchos españoles, tras varios años seguidos de invasión de langostas que provocaron hambre, muertes y huidas…» (Cervera, M. «Historia de Chile población y curatos. Cap. 20).

En 1609 una peste no calificada estalla entre los indios de Córdoba y llega a Santiago del Estero, tal como sucede reiteradamente en siglos inmediatos siguiente con otras epidemias, algunas verdaderamente diezmantes como las de viruela para las poblaciones indígenas, de cierta consideración seria esta para que, impotentes con todos ante el flagelo, tuviera»… que huir de esta ciudad el P. provincial de los jesuitas a la ciudad de San Miguel de Tucumán…», según refiérase el P. Lozano. (27).

“El año pasado (1718) la peste viruela ha causado aquí (córdoba) atroces estragos hasta 300 millas a la redonda y se ha llevado muchos miles de personas (17.000 indios). Dicha calamidad la han traído a estas tierras los barcos ingleses desde África con seiscientos negros (…) solo nuestro colegio ha perdido trescientos veinticinco de esos esclavos negros tanto en la ciudad como en el campo, en nuestras haciendas, de modo que los campos y tierras de labor estén yermos porque nadie los cultiva…» (28).

El 9 de enero de 1775, el proveedor y mayordomo del Real Hospital, don Manuel del Castaño presento al cabildo un escrito que advierte entre otras cosas los peligros de los pozos de agua para ofenden a Dios y provocan el bocio.

«… Lo tercero, se ha de dignar V.S. mandar cegar los pozos que se hallan en la orilla del rio, de donde pocos años a esta parte han inventado levantar aguas de dichos pozos las criadas y criados de las casas principales de ésta república, de donde se originan muchos inconvenientes de ofensas a Dios, y el haberse infestado las mas de las casas del mal que llaman bocio, y por causa de beber dicha agua parada sin curso, que no es mas que una flema congelada, que resulta de la resaca que el rio madre en sus crecientes echa por sus orillas, y la prueba de esto es muy cierta por lo que estamos viendo en la gente plebe de esta ciudad que no padecen este mal, porque no beben de otra que la de pozos de balde que es trabajada, y de la que corre en el cajón del rio, y lo mismo sucede con la gente que habita sobre los márgenes del referido rio, así de la parte de arriba de esta ciudad como al de abajo, y en estos no se experimenta tal contagio, lo que no sucediera este pernicioso mal si se levantaran el agua de las corrientes y el curso del rio…» (29)

La amenaza de cólera en los años 1867 y en 1874 la epidemia que flagela a la provincia, determina la creación de organismos dedicados a la higiene, los facultativos y la asignación mensual a los médicos de la sanidad. (30). Estas enfermedades provocan éxodo en la población, en el año 1886, se produce un nuevo rebrote de esta enfermedad, que se propaga desde Córdoba, obliga a la legislatura dictar una ley de emergencia y a la vigilancia sanitaria.

«el 10 de enero de 1887 en la ciudad las primeras víctimas de la epidemia, y el P.E. dispone turnos de guardia de dos en dos durante 24 hs. En una habitación del colegio nacional preparada al efecto, para que los médicos puedan asistir a los enfermos. Centenares de víctimas enlutan la ciudad cuando el flagelo se extingue a mediados de febrero de 1887″. (31)

Indudablemente, los ciclos anuales, unidos a las coyunturas anómalas y las plagas que se registran durante las últimas décadas de la colonia, repercutieron sobre la producción agro ganadera de Santiago del Estero y la región de noroeste y seguramente sobre los precios de mortalidad por el hambre y las epidemias de la población. Sobre todo las más necesitadas. Las principales crisis en este periodo, fueron producidas por las grandes sequías, el polvillo (32) , las plagas de langostas, seguidamente por epidemias de viruela, sarampión, etc. Afectando en particular a los sectores de menores recursos para hacer frente a las endemias.

«… Lo cuarto, hago presente a V.S. me hallo informando que se halla esta jurisdicción con escaso trigo pero el consumo del año (1775) de esta ciudad por causa de haber entrado en las sementeras la plaza que llamen el polvillo, y el que se ha cogido es mal grano…» (33)

Estos condicionamientos del hombre en el ambiente no sufrirá mayores alteraciones hasta bien entrado el siglo XX, con las condiciones sanitarias, en el interior las condiciones no eran las mejores, recién el 9 de enero de 1889 es nombrado medico titular de los departamentos Loreto, Soconcho, Salavina y Sumampa, el Dr. Antonio Canillas, siendo esta la primera designación oficial de un medico para el interior de la provincia.

Entonces creemos que por muchos años la posibilidad de los santiagueños y de la población de la región de obtener un rendimiento adecuado dependía básicamente del ajuste al calendario agrícola, y de encomendarse a Dios, rogando a santos patronos por el buen tiempo y que los librara de plagas y epidemias.  

Siglo XX

Santiago del Estero, inicia el siglo XX en un deplorable estado sanitario. Tan sombrío es precisamente este, que una crónica de 1898 revela esta breve y elocuente estadística: ese año nacen en la ciudad 341 personas y mueren 491. El núcleo urbano que en mayo de 1902 tenía 1620 casas y albergaba en ese entonces 11.409 Hab. Censados, eran victimas permanente de enfermedades hídricas como la tifoidea, cólera, disentía bacilares y amebiana, condicionadas por inadecuadas sistemas de provisión de agua potable.

Además de sufrir periódicamente terribles epidemias de otra índole, y como agravante de los múltiples problemas sanitarios que afectaban a la ciudad, inadecuadas obras de defensa ejecutadas frente al mismo núcleo urbano para impedir desbordes del rio próximo, conformaban esteros malarigenos, lo que determino que una epidemia palúdica cayera con inusitada gravedad sobre la ciudad: de tal manera que en 1902 dos años después de aparecido el primer brote malarico, de 72,3 el 88,1% de la población capitalina sufría de paludismo; ocasionando solamente esta enfermedad 126 defunciones en dicho año.

Preocupado por la situación, es entonces cuando el Dr. Antenor Álvarez presenta al congreso nacional de paludismo reunido en Buenos Aires su «plan general de defensa sanitaria» lo que fue aprobado en sesión plenaria del día 6 de junio de 1902 puesto de inmediato en práctica, la ejecución sistemática de este plan determino el descenso vertical de la mortalidad general…» (34)

Análisis demográfico

Para la región del Tucumán, mas allá de las polémicas sobre las poblaciones estimadas, no hay una idea exacta del costo demográfico de la conquista. Las fugas, migraciones y el mismo ocultamiento de indios las vuelven inseguros, de todos modos las cifras que denuncia el siguiente cuadro, es que la despoblación indígena constituía un fenómeno real.

Cuadro III. Cantidad de Habitantes

Ciudades-

Años

1582 1596 1607
Santiago del Estero 12.000 8.000 6.729
Tucumán 3.000 2.000 1.100
Talavera 6 o 7.000 5.000 1.636
Córdoba 12.000 12.000 6.103
Salta   5.000 1.800
La Rioja   20.000 6.000
Jujuy   3.000 690
Nueva Madrid   1.500 188

Fuente: Assadourian.; Beato, G.; Chiaramonte. J.

En las cuatro primeras ciudades fundadas hasta 1582 se nota una disminución del 20% entre 1582 y 1596; en los once años siguientes el porcentaje aumenta al 43%. En las cuatro ciudades fundadas posteriormente, la caída entre 1596 y 1607 es de un 70. 35

Rolando Mellafe, explica la catástrofe demográfica indígena por la acción concurrente de cinco elementos que entendemos son aplicables a nuestra área:

1– En el primer contacto con las huestes conquistadora, si la acción bélica tiene alguna importancia, inciden con mayor fuerza el despojo de alimentos y la destrucción de sembradíos, la captura de esclavos, el rapto de las mujeres o el desarraigo de una parte de la población masculina para ser empleados como cargadores, sirvientes y tropas auxiliares.

En 1551, cuando Villagra baja del Perú y pasa por Tucumán y Cuyo, lleva consigo a Chile 500 o 600 indios encollerados y cargados y se le hace responsable de la muerte de buena parte de ellos. Su enemigo Núñez del Prado no le va en zaga, según un testigo de la época «a la salida de Tucumán el dicho Juan Núñez del Prado mando ir a ranchear los pueblos de los indios que servían para tener gente para llevar las cargas, e se trujo mucho gente en prisiones e los repartieron para llevar dichos cargas y este testigo les vio llevar e cadenas hasta el dicho asiento del Calchaquí, y en el dicho asiento de Tucumán, antes que se levantasen, vinieron algunos caciques con ovejas a rescatar alguna gente suya, y algunos los rescataban y otros no se las querían dar…» (36). Hacia el final de la conquista, Ramírez de Velazco lleva 600 «amigos de la tierra» cuando entra a pacificar la zona cordillerana (1588) y una cantidad similar conduce Argañaraz cuando fundó Jujuy.

Dice Canals Frau: «con la llegada de los españoles y la fundación de ciudades en la región santiagueña comienza el ocaso de la población Tonocoté. Como eran indios de mucha razón, agricultores y sedentarios, pudieron ser prontamente encomendados en las ciudades vecinas. No hubo dificultad en este sentido, ni tampoco necesidad de crear misiones para ellos…» (37)

  1. Presencia prolongada de la hueste o preparación de jornadas expedicionarias en un lugar. En los poblados convertidos en centros para nuevas expansiones, los aborígenes deben proporcionar una buena parte de los útiles para la empresa de conquista, además de indios que se utilizan como cargadores, sirvientes y tropas auxiliares.

En ese sentido Santiago del Estero fue un centro de irradiación, como otras ciudades pero de menor papel. Este factor tiene una vigencia de 40 años y que el número de las expediciones fue elevado, aunque muchas de ellas no alcanzaron los objetivos propuestos.

  1. Fundación de ciudades y repartición de tierras. Las extensiones ocupadas por las ciudades, las tierras ejidales y chacras mermaron las posibilidades de la agricultura indígena contribuyendo a romper el equilibrio entre la población y producción.

En una instancia primera, existe un despojo «legal» dada la facultad otorgada por la corona española a las autoridades americanas para disponer libremente de los nuevos territorios. Las mercedes de tierra suelen tomar como puntos de referencia para ubicar la concesión los nombres de caciques y grupos indígenas que la pueblan, lo que muestra la superposición de estas donaciones con los tradicionales asientos indígenas. Efectuando los repartos y delineado el plan inicial que la propiedad territorial, se asiste a un hecho que niega a los indios el usufructo de las parcelas que las habían sido adjudicadas: la ocupación por el encomendero de las tierras comunales indias el fenómeno fue captado y denunciado por Ramírez de Velazco, al acusar a los encomenderos de tomar la mejor tierra de los indios para sus propios cultivos; en el sínodo de 1597 hay una alusión condenatoria de la anomalía, enfocado desde la perspectiva de la evasión del pago de los diezmos. La usurpación había sido admitida en términos muy claros por Abreu: «mando que los dichos vecinos siembren todo lo que pudieren en los pueblos de sus encomiendas y que dichos Indios de comunidad ayuden a sembrallo y veneficiallo y coxello e que para ellos puedan apremiar los encomenderos e sayapayas hasta enserrallos…»

En algunos casos el encomendero traslada los indios a su dominio territorial, hecho que nos enfrenta con un procedimiento inverso cualitativo de la producción, esta no se canalizo en beneficio de la población indígena con miras a elevar y diversificar los niveles de consumo. Nos hallamos frente a otro proceso de apropiación compulsiva, esta vez de la producción. Una cuota de despojo será destinada por los españoles para su consumo y la importación de ciertos bienes. El resto tiende a suplir la carencia inicial de aquella sociedad agrícola, que comienza un desarrollo sin una previa acumulación del capital.

El crecimiento del sector agrícola mediante mejoras y equipos de trabajo (por reducida que sea), la separación de hatos para la reproducción ganadera la transacción a una organización económica pre capitalista exige una acumulación de capitales que son extraídos del sector agrícola. Esta acumulación solo fue posible comprimiendo los niveles de consumo del grupo social dominado para cambiar luego los excedentes en el interior.

Este análisis interesa retener, en función de la caída demográfica, una relación de múltiples consecuencias: merma del consumo y extenuante ritmo de trabajo.

  1. Monocultivo de plantación. El siglo XVI podría definirse en el Tucumán como el ciclo del algodón, la referencia existente sobre otras zonas americanas descubre la penosa explotación y mortalidad que acompaña este cultivo, los trastornos que debe haber causado a la población indígena con el agravante que el ciclo de producción-industrialización se completa dentro del ámbito rural. Como afirma Coni, la rueca de hilar fue en el Tucumán el símbolo de la esclavitud (38). La extensión de la jornada de trabajo en la manufacturas textiles (u obrajes) está reglamentada en las ordenanzas de Abreu, que obliga a las indias a juntarse «cada día en saliendo el sol en la plaza del dicho pueblo al pie de la cruz y alli rezen las quatro oraciones y doctrina crispitina y acavado de rrezar entren a texer e hilar en lugar que les fuera dedicado y al medio dia las suelten a comer y que en comiendo y en descansar esten una ora y luego buelban a trabajar hasta media ora antes que se ponga el sol que las suelten para que se bayan a sus casas…»

Esta jornada se cumplía durante 4 días semanales a excepción de diciembre y enero, meses en que quedaban libres de la sujeción (por lo demás hay buenas razones para creer que la disposición que aseguraba tiempo para «holgar y trabajar para sí» no era obedecida en la realidad). El cultivo del algodón también exigía trabajo infantil y los muchachos de 10 a 15 años debian dedicarse «en hazer calcetas coxer grana pez y algodón y otras cosas de poco trabajo y pesso».

El régimen de prestaciones personales de los indios podía ser suaves mientras se circunscribiera a la mera satisfacción del consumo interno, pero cuando un cultivo como el algodón logra la apertura de un mercado exterior amplio el mantenimiento del intercambio exige una especialización geográfica y una urgencia en el aumento de la productividad que se traduce en una explotación intensiva de la fuerza de trabajo.

Con los ingresos provenientes del intercambio se concentra en el grupo dominante, todo el aparato social y político tiende a facilitarle, compulsivamente y sin pago de salario la mano de obra requerida: esta es una de las características de las ordenanzas de Abreu.

  1. Los trasplantes paulatinos o masivos de la población, para atender a nuevos intereses de producción o empresas de conquistas, recaen fundamentalmente sobre la población joven. La perdida de una parte de una fuerza de trabajo y del potencial demográfico de las comunidades indias tiene como consecuencia la destrucción de la unidad familiar, la fuga, el desarraigo, la baja de producción agrícola domestica.

Las corrientes migratorias temporales o estacionales, son encauzadas simultáneamente en un plano interno y otro extremo. El esquema del movimiento externo presenta estas líneas: hay una afluencia de mano de obra a las ciudades, permitida por las ordenanzas siempre que no sobrepasara el 10% de la población masculina en edad de tributar; el porcentaje crecía por el traslado de mujeres y niños que era ocupados en servicios domésticos. En la campaña se corrige la distribución de la población mediante la reubicación de numerosos poblados, según los intereses económico del encomendero. En reiteradas oportunidades la merced de encomienda no significo un dominio efectivo e inmediato sobre los indios, sea por que estos huían o por que la lejanía de sus asentamientos hacia difícil controlarlos. En esos casos las autoridades aprobaban o promovían el envio de pequeños partidos militares para aprenderlos; así Ramírez de Velazco entendía que si salían los encomenderos a «correr la tierra» tres o cuatro veces al año aumentaría el numero de indios sometidos. Obviamente, el esfuerzo procuraba una sumisión permanente y las correrías finalizaban con el afincamiento de los indios en lugares que facilitaban el control.

En el plano, en el primer estadio de la conquista las huestes introdujeron en nuestro territorio, por breve periodo, indios yanacones del Perú que se utilizaban en transporte cargas. Los mismos conquistadores iniciaron el tráfico de indios hacia el exterior de nuestro territorio, puesto que al regresar llevaban como botín los maloqueados que aprovechaban para sus necesidades personales o bien vendían o alquilaban en las haciendas y minas.

Este tráfico individual y esporádico adquirió al poco tiempo la dimensión de una migración permanente y de gran alcance. Tendía a abastecer el mercado con mano de obra de las zonas mineras que requieren una alta densidad demográfica, o las necesidades de regiones productoras que habían sufrido ya la disminución masiva de la población autóctona. La migración de indios del Tucumán y cuyo fue canalizada en consecuencia, había el Alto Perú y Chile.

En las saca de indios de Tucumán la migración principal estuvo encaminada al Alto Perú y fue estimada por Ramírez de Velazco en ocho o diez mil indios; de esa cifra habían regresado unos dos mil quedando el resto en Charcas y Potosí. Para expreso del rey que le legalizara el rescate; a sus reclamos se unieron las protestas de los encomenderos afectados; el cabildo de Santiago del Estero pidió en 1589 la adopción de recaudos que posibilitaran el regreso de los indios, a la vez que acusaba a los comerciantes y pasajeros como autores de la saca. Nada se logró y era de esperar que los productores peruanos, afectados por una crisis de mano de obra, trabaran, e impedirían cualquier medida en tal sentido.

Los factores señalados hasta aquí originan consecuencias de variada dimensión y efectos encadenados. El hecho mismo de la conquista, con la introducción de nuevas motivaciones socioeconómicas, repercute en un profundo cambio de las pautas culturales y psicológicas de los indios que se expresan en el cuadro demográfico: suicidios, alcoholismo, perturbaciones en la vida sexual. Las migraciones y del desarraigo determinaron la destrucción de la unidad familiar, la disminución de uniones por déficit de hombres, reduciendo la familia a un promedio biológico mínimo. En encadenamiento de estos sucesos provoca la quiebra del mecanismo equilibrado que controla la población de las sociedades agrícolas y recolectoras: de tasas de mortalidad alta pero normalmente inferiores a las de nacimiento, se pasa picos de alta y baja para la natalidad y mortalidad respectivamente. A eso se agrega lo que para Mellafe es «quizás el fenómeno mas elocuente y que encierra de una manera más verdadera el proceso… aumento de horas en intensidad de trabajo, por lo tanto de energía consumida diariamente; disminución de la dieta, vale decir, del ingreso de energía diaria y en tercer lugar, la introducción de epidemias y enfermedades recién importadas, para las cuales las poblaciones autóctonas no tenían ninguna defensa (…) este mecanismo (…) al que llamamos complejo trabajo-dieta-epidemias (…) se presenta con una efectividad increíble, de tal modo que la catástrofe demográfica producida en nuestro territorio y en América por el asentamiento europeo no tiene procedente en ningún otro continente sujeto a administración colonial» (39).

El empadronador de los pueblos de indios de 1786 constaba la gran decadencia y desparramo de indios por el total abandono que habían hecho de sus pueblos y familias, cediendo a la facilidad de conchabarse en tropas de carreterías y de mulas que iban a provincias extrañas. Por ello ordenaba que ningún vecino no-forastero contratase un indio tributario, ni de los pueblos de la corona ni de los encomendados. Pero entre las razones del ausentismo de los indios, estaban las «secas» sucesivas de los últimos años.

La inundación de 1789, como se dijo impedía el cobro de tributos, y que además, la sequía de ocho meses que la había precedido impidió que se cosechara grana, algarroba, maíz, ni trigo. Sumando a esto, se había desencadenado una peste y una epidemia «de grano» o «carbunco» que acabo con los animales de los troperos de carretas y de los hacendados, y con los habitantes de la campaña, que enumeraban: «indios, negros mulatos, y mestizos, y algunas españoles», callando a los zambos por cholos. Tampoco se había podido recoger cera ni miel y habían quedado sin vestido ni comida. (40). Por este motivo la mayor parte de los indios se había ausentado a otras partes, incluso a otras jurisdicciones. Los que habían quedado, vivían de la caza y de la pesca. (41)

Según certifica en ese mismo documento el cura y vicario interino del curato de Salavina, los indios tributarios del pueblo de indio se habían ido, algunos a Santa Fe y otros a Buenos Aires, y habían muerto 70 ese año. Lo mismo había sucedido en los pueblos de indios del curato de Tuama: Manogasta, Tuama (sic), Sumamao y Tilingo, y en los del curato de Soconcho: Umamac, Soconcho, Sabagasta y el Passao, según informa el cura y vicario. Por la misma causa, en la costa del Salado también había muerto o se habían muerto o se habían ido los indios Tributarios de los tres pueblos de indios del Curato de Matara: Mopa, Inquiliguala y Matara, los más grandes de todos. (42)

El sargento mayor de la frontera de Salavina y de las compañías de milicias certifica que ese mismo el año el alcalde de primer voto ha visitado los pueblos de indios de Tilingo, Soconcho, Umama, Sabagasta y el Passao, para cobrar tributo y, en los cinco pueblos (en total), solo encontró 30 indios, siendo que muchos estaban en Buenos Aires y otras partes. (43)

El tributo como única carga del indio comenzó a aplicarse en otras zonas americanas a partir de la segunda mitad del siglo XVI, en el Tucumán y el Litoral fue demorado hasta 1612.

Pero en general, la pobreza a la que se vieron sujetos los pueblos de indios, ahora presionados por la exigencia de la tributación, agravada su propensión a las epidemias y provoco continuas huidas y migraciones de la población, como bien advertían las autoridades. Así lo denunciaba el cobrador de tributos aborígenes en 1791: «Se produjo una peste general (…) muchos encontré en cama, otros muertos o se ausentaron a otras ciudades y se han hecho fuga por liberarse del tributo». (44)

Y otros agregaban: «… he visto a todos estos infelices en el estado más miserable para poder pegar tributo, unos actualmente enfermos con la peste que ha sido general otros sin poder usar de aquellos cortos bienes que poseen por la esterilidad de los campos» 45

La caída demográfica que se advierte en la mayoría de los pueblos de indios pudo haber sido en parte efecto de la epidemia, pero estuvo acompañada por otros factores que respondían a estrategias de sobrevivencia comunitaria.

 

 Por Hugo R. Manfredi, con la colaboración de la profesora Cecilia Sokolic

Los docentes y las marchas inolvidables

Las marchas fueron masivas (y lo seguirán siendo), casi nadie podía marchar ante tanta multitud. Se agregaban en cada esquina, llegaban desde distintas ciudades y pueblos , desde el interior profundo, con sus carteles, con sus uniformes, con sus guardapolvos. Juntando monedas y en representación de sus compañeros, esquivando los controles, mascando bronca: las calles se convirtieron en territorio de democracia. Está dinámica y la de la realidad, lograron lo que nadie tenía previsto.

No sé calcular, me dijeron que eran miles y miles. Las más grandes de los últimos 20 años, otros se retrotrajeron al «Santiagueñazo del ´93», pero sin el fuego purificador. Y lo más importante es que las diferencias no contaron. Todos sabemos y sabíamos lo que queríamos y sabíamos y sabemos lo que no queríamos. Volvimos a estar todos juntos en la calle sin enfrentamientos, sin estar unos contra otros, como en otros años.

Los maestros/as, los docentes, se convirtieron en un icono, en una figura casi sagrada, después de mucho tiempo, que no podía ser cuestionada. Validó la idea de que sus pares estaban estafados, utilizados y oprimidos por largo tiempo por quienes decía que los representaban. Las marchas se ajustaban a las necesidades del movimiento reivindicativo, sin dejar espacio para los sentimientos contrarios entre los docentes, y sin que se levantara una amarga controversia.

Identidad y Autenticidad

La identidad docente es, en parte, una cuestión de elección y, en parte lo que la sociedad les ha impuesto. Pero ha sido construido, no dado, y está en constante cambio. La influencia de las ideas preconcebidas acerca de nuestra identidad nos coloca en una situación difícil. Por un lado, los estereotipos falsean los debates sobre los temas relevantes y por lo tanto, deben ser cuestionados. Por otro lado, nos han de respetar el derecho que nos asisten, y que para algunos funcionarios es inconveniente.

Los que marcharon y los que no (no quisieron o no pudieron), internalizaron las expectativas, especialmente por aquellos que van y vienen entre el medio rural y el urbano. Sintiéndose bajo presión porque tenían que ajustarse al concepto de autenticidad que los estaba interpelando.

Vimos colegas que adherían y adhieren al gobierno que se despreciaban a sí mismo por hacer la marcha y se despreciaban a sí mismo por no hacerla. Rústicos inocentes, que se dejaron cautivar en audiencias en las que sólo escuchaban.

Las marchas desenmascararon el pasado producido por el objetivismo comunicacional. La forma de pensar del docente se revela en lo que nosotros, no «ellos» (el gobierno), suponen un reto para la costumbre de clasificar en compartimentos que han sido heredada y que no admite temores y tibiezas al momento de defender nuestra identidad y la autenticidad de los reclamos.

Por eso muchos docentes que en las marchas vieron el «todo» (de un gobierno), no compartimentaron el pensamiento únicamente al reclamo salarial. Un colega me dijo (con relación al gobierno), con una sinceridad brutal: ¡A éstos y con éstos, nunca más!

Solidaridad y los Derechos Humanos (DDHH)

Derechos humanos es un discurso legal, pero lo que impulsa su aplicación en el mundo es la solidaridad, la identificación política con las víctimas, los disidentes y los movimientos de oposición. El término «solidaridad», implica que pasarán por alto ciertos problemas a fin de crear un frente común contra el mal mayor.

Los organismos de DDHH, no estuvieron, si estuvieron militantes y adherentes de las largas luchas por la memoria, la verdad y la justicia. ¿Nos sorprendió?, claro que no: los cargos propios y la de los parientes, las chequeras y las cuentas bancarias, son más importantes. Nosotros los docentes siempre estuvimos. Vimos en las marchas, víctimas de los gobiernos autoritarios de hoy y de siempre, vimos las fotos de sus deudos, de sus desaparecidos.

Una de las funciones simplificadoras del discurso de la solidaridad es que ofrece una sola agenda de lucha. Las imágenes divulgadas por la solidaridad fueron los intentos desesperados por llamar la atención a las audiencias nacionales, los objetivos estaban cumplidos: no podían creer lo que se estaba viviendo no solo por la masividad de las marchas, sino por las respuestas que el gobierno provincial ejecutaba, como por ejemplo, el control en las rutas, a los docentes del interior y de zonas aledañas que venían a las marchas.

A lo mejor era un ilusión inocente, que nos hayan acompañado a los que dicen representar, a una porción del pueblo-víctima, y sus luchas históricas. Quizás algunos lectores negarán que se trate de una ilusión. Sin embargo, implica que el apoyo a los derechos (humanos) docentes, puedan depender de que los otros organismos vivan según nuestras expectativas.

Identidades e iconos

Las marchas son un espacio de refugio, muchos de nosotros seguíamos abrazando nuestras causas preferidas con más fervor del permitido, a pesar del escepticismo de algunos. Al participar como miembro de un grupo que se identifica en términos de una historia de injusticias, que exige una compensación y que para hacer valer sus derechos tenemos que marchar.

El «guardapolvo», el «uniforme», imagen sagrada, en su carácter incuestionable, sea probablemente necesario para poner en marcha cualquier movimiento. Es la función de un icono tal como se lo define: un símbolo que resuelve contradicciones dolorosas trascendiéndolas con una imagen sanadora. La contradicción resuelta depende de las necesidades del espectador, del funcionario. Las colegas docentes son honradas como madres o esposas, pero maltratadas, como maestras o como profesoras, ¿Cómo se entiende esto?.¿Cómo es que se santifica a las docentes y luego se extiende un manto de cuestionabilidad y discrepancias en torno a todo lo que la rodea?

A los maestros lo seguirán considerándolo como retrato auténtico de lucha. Si un icono es bueno o malo depende de la opinión del que juzga y cómo es utilizada, es decir de las prácticas, de su aura de incuestionabilidad. Si es bueno que la historia de las luchas docentes, haga que los demás se preocupen por Santiago del Estero, no es bueno que su imagen tenga el efecto de crear una zona de exclusión en torno a la cual no se debaten temas que deberían ser discutidos. El aura de incuestionabilidad de un icono es un arma de dos filos: aunque une a la gente en torno a una causa común, también es posible que eluda cuestiones que necesitan ser planteadas, impida que se aprendan lecciones que se tienen que aprender y redunde en contra del movimiento que representa.

Sospecho que el maestro ha llegado a ser icónico por la misma razón que muchos de mis colegas decían que estudiaban la «resistencia», la «lucha». Es el Prometeo encadenado en una roca eternamente atado, eternamente retador. La preocupación con la lucha, la resistencia asumía el mismo tipo de figura de Prometeo, la imperecedera lucha por los derechos contra la opresión. El maestro es una figura de Prometeo que justificaba la proyección de nuestros propios impulsos de identidad, ante las situaciones que nos oprime.

El gobierno no se dio cuenta, desató a Prometeo.

Las marchas como camino de aprendizaje

Siempre entendí que en las marchas, en las calles son territorios de libertad, pero también de maduración. Nadie termina con la esclavitud si no aprende a ser libre progresivamente, no se pasa de la esclavitud a la libertad, se pasa de la esclavitud a la responsabilidad del aprendizaje.Toda vez que se presume que es posible el pasaje directo de la esclavitud a la libertad, se equivoca el camino de la maduración.

Puede madurarse si se capitaliza el sufrimiento, de no capitalizarse el sufrimiento no habrá aprendizaje, habrá compulsión, habrá histeria, habrá indignación, pero no habrá aprendizaje.

Marchar al lado de mis colegas, al lado de mis ex-alumnos (hoy colegas), al lado de mis amigos, vi empeño de aprender, en transformar el padecimiento en una escuela de reflexión y aprendizaje político, social y convivencial. Entendí de que, de nosotros depende ese aprendizaje sea perdurable y no cese en la presunción de una victoria definitiva.

Debemos reconciliarnos con el pensamiento, con la reflexión profunda por lo que vivimos y seguiremos viviendo. Han sido muchos años de marchas, de no declinar ante la adversidad, el castigo y los descuentos. Ser docente y marchar, es una convicción de espera activa.

Esperar es ejercer el don de la esperanza que no es la ilusión de que las cosas van a andar mejor, sino la convicción de que el presente da indicios de transformación latente y real.

Finiquitando

En los momentos de importancia histórica para la comunidad santiagueña, el alma docente arrastró a los cuerpos, por eso las personas salían a la calle. Cuando las personas comienzan a caminar las calles, comienza a caminar la historia, porque no caminan los hombres, sino las almas de los hombres. Aquí hay almas, la de los docentes.

Por Hugo R. Manfredi

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La Gobernadora y el día del descubrimiento del «otro»

La gobernadora expuso en una extensa nota de un matutino local, sus pareceres sobre el conflicto docente. No hay duda que las marchas docentes generó la discusión por momentos estridentes y apasionada por los reclamos genuinos del docente.

Entonces, ¿Cómo debería designarse por lo sucedido?, ¿Descubrimiento? Una gama de posibilidades e imposibilidades interpretativas se viene desplegando con fervor desde entonces hasta hoy. El desacuerdo alentó y alienta confrontaciones que parecen interminables. Si la trascendencia de los acontecimientos multitudinarios que se suceden resulta indiscutible, su caracterización, por uno o por otro motivo insatisfactoria, prueban la dificultad para generar consenso donde tanta falta hace.

Después de todo, si cabe a los nombres, como enseña Aristóteles, enunciar las propiedades de las cosas, la desorientación para lograr convergencias en esta materia evidencia que, aun ahora, aquellas a quienes la cuestión compete sigue hablando de cosas distintas.

¿Cómo se explica que sigamos empeñados en inscribir en tan estrecho marco conceptual lo que es tan rico en matices y propiedades?

¿Acaso por ignorar cuánto contribuyen los funcionarios con su inoperancia a perpetuar el prejuicio preservando los tiempos de intolerancia como los que corren?

La ignorancia es una rémora enquistada en la indolencia y la insensibilidad de quienes preservan y dan sostén a su vigencia. Lo quieran o no, sus secuaces, señora gobernadora, se hacen eco de una visión inaceptable, del pasado y del presente. No entendemos a la persistencia de la tergiversación, las mentiras, la ofensiva y la beligerancia de los dirigentes y adherentes rentados.

Señora gobernadora, con el mayor respeto por su investidura, debe saber que su experiencia de sí misma resultan indisociable del otro. Si ese otro (en este caso los docentes), con sus diferencias, compromete su existencia, compromete su investidura, pero si se empecina en adjudicar por sobre las que no son suyas, usted termina por quedar inscrito en una significación humillante. La descalificación radical de lo ajeno (el docente) y la reivindicación a ultranza de lo propio, pone en duda sus deseos de paciencia, de comprensión y de paz.

No es posible agotar la figura del docente por su actual protagonismo, y el de siempre, en el fervor, en los reclamos salariales. Pero, señora gobernadora, somo algo más que reclamos. Jorge Werthein, en su momento representante de la Unesco en Brasil, sostuvo que «no hay, en el mecanismo educativo, nada más importante para elevar la calidad de la enseñanza que el maestro. Todo lo demás importa, pero el maestro es prioritario». Pues bien: éstos son tiempos que pretenden eclipsar esa figura decisiva.

Señora gobernadora, le decimos que caracteriza a un maestro/docente:

°La índole de sus intervenciones.

°Permite establecer una distinción decisiva (sus intervenciones),

°Es la que diferencia la transmisión de la enseñanza.

°La enseñanza remite, ante todo, a los contenidos que circulan o que deben circular en el proceso educativo.

°La transmisión, en cambio, nos habla de la capacidad del docente para infundir a lo que comunica la intensidad afectiva y el relieve intelectual con que se debe alcanzar el espíritu del alumno.

°Las ideas me instruyen a partir del maestro que me las presenta, escribió Emmanuel Lévinas.

°Es el que abre a la conciencia gozosa del saber.

°Al comunicar lo que sabe, el maestro/docente pone a nuestra disposición lo que él es y, al unísono, se nutre de lo que nosotros somos. En ella está implícita la fuerza transformadora del conocimiento.

Solo deseo, señora gobernadora que quienes tienen la responsabilidad de gobernar y muchos de los que tienen la responsabilidad de transmitir y no lo hacen, que el maestro/docente es el emisario del porvenir del presente.

No entendemos, los docentes de quienes hablan de comprensión, diálogo y paz social por tanto desprecio, tanto des-trato, tanta incomprensión que recae en los docentes. Aquí se atasca uno de los centros vitales del proceso de humanización: la facultad y la posibilidad de aprender, entendiendo por ello la experiencia de autocomprensión y no sólo de capacitación técnica.

Quienes no lo adviertan y tengan alguna responsabilidad en la materia, estarán trabajando, lo sepan o no, por la promoción del extravío ciudadano en una concepción del conocimiento sin implicación subjetiva. Y ya sabemos adónde va a parar el santiagueño cuando se deja de lado a sí mismo.

Así como usted pide, implora a sus conciudadanos, paciencia, señora gobernadora. Nosotros los docentes pedimos gobernantes cívicamente capacitados e intelectualmente más sanos, o sea mejor conformados para asumir el papel que les cabe ante ese prójimo que se dice representar

Cualquiera que de veras (y son miles) se interese por el presente, advertirá que no es la racionalidad lo que languidece en los días que corren. Si lo es, en cambio, la capacidad de poner esa racionalidad al servicio de la convivencia. La nuestra es una época en lo que el desprecio por la diferencia ya no se enmascara en ideologías. El pseudopensamiento que en ella prepondera no parece responder a otros estímulos que los de la urgencia y la eficacia.

Existe y la comprobamos que existe una subjetividad esquelética de la realidad, sin aptitudes reflexivas, parece tener hoy el monopolio de la palabra ciertos medios de comunicación, que no ahorra tergiversaciones groseras, por lo tanto des-informa. Ni hablar, cuando se mete con la información privada.

No señora gobernadora, no cometa los errores del pasado y del empantanamiento institucional. Ninguna responsabilidad podrá alcanzarse si no se actúa persuadido de que «en política, la democracia importa más que la verdad».

Los docentes también aspiramos a vivir en paz, como usted, pero no debe seguir subestimando los riesgos que se derivan del desconocimiento del derecho al reclamo (constitucional), como tampoco debe desconocer a quiénes se encuentran inscritos en diferentes escenarios de creencias.

No queremos una paz abstracta, una paz fragmentaria, no queremos la paz de los cementerios, o la paz de algunos de dirigentes, que es la «paz de la cuenta bancaria»(ya nos encargaremos de estos muchachos). Dice la canción: «…NO QUIERO DE MÁS, QUIERO LO QUE ES MÍO…»

Usted, señora gobernadora, pide paciencia, comprensión y diálogo. Nosotros los docentes queremos despertar de una pesadilla que ya lleva varios años, que es: el desprecio, la descalificación, las mentiras, la hipocresía, la persecución, las amenazas, de los descuentos indebidos, todo esto y más. Usted gobernadora, nos puso en el lugar del «otro».

Los docentes estamos atentos a las palabras y las acciones. A la necesidad de que de ella tenemos. A convertir el desencanto acumulado en una lección, que para algunos, en el futuro será una lápida(políticamente hablando).

 

Por Hugo R. Manfredi

«El Barrio Juan B. Alberdi: la construcción de una imagen» Desde la indignidad territorial a un barrio de clase media

Dedicatoria
A mis familias. En memoria de mi abuelo Bladimiro A. Coronel y mi tío Carlos E. “Coco” Manfredi.

Agradecimientos
A los profesores Sandra B. de Guerrero, a la Lic. Alba Lía C. de Castro, Dr. Gustavo Carrera y Silvia G. de Carrera, Prof. Lucrecia Silva.

Advertencia: queremos advertir a nuestros lectores que este trabajo fue elaborado, ampliado y corregido desde el año 1988 y con motivo de cumplir 450 años la ciudad de Santiago del Estero, fue terminado. Por tal motivo no reflejará las modificaciones urbanas y las intervenciones inmobiliarias que sucedieron a partir del año 2003, como tampoco los planos y fotografías de la época. Este trabajo en algún momento tenía pretensión de ser publicado en un libro, pero no pudo ser.

CONTENIDOS:

-Presentación
-Introducción
CAPITULO I: La ciudad y el Barrio como idea: múltiples definiciones para diversas interpretaciones.
CAPITULO II: El barrio como historia, como geografía, como territorio.
CAPITULO III: Los usos del suelo, mercado laboral, consumo, fragmentación y distancia social.
CAPITULO IV: El Barrio, como memoria e identidad.
-CAPITULO V: Del Barrio de clase baja al Barrio de clase media.

PRESENTACIÓN
“El barrio de Alberdi. La construcción de una imagen. Desde la indignidad territorial a un barrio de clase media”, constituye un ensayo exquisitamente logrado. La riqueza de las citas textuales, unidas a las argumentaciones, narraciones y descripciones permite al lector obtener una visión clara y precisa de la temática tratada. El autor consigue a pesar del lenguaje que por momentos resulta plagado de tecnicismos, transmitir su punto de vista y, desde su interpretación personal, lograr que el lector se reconozca e identifique entre sus páginas.

Para tratarse además de un ambiente al que el autor estuvo y está ligado, lo que le permitió conocer de cerca la evolución de sus habitantes, la información expuesta no solo se interesa desde el punto de vista histórico geográfico para comprender el proceso de conformación de una unidad barrial en espacio de consumo, sino que permite el rescate emotivo que desde sus páginas le ofrece a cualquier habitante de la ciudad.

El minucioso trabajo de investigación realizado no es concluyente, por el contrario, como el autor mismo lo declara, queda abierta la posibilidad de nuevas conceptualizaciones y nuevos enfoques.

Profesora. Sandra Bucci de Guerrero

INTRODUCCIÓN
“Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje, son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son solo de mercancías, sino también trueques de palabras, de deseos, de recursos (…..)”.

*Italo Calvino, “Las ciudades invisibles”

“Las ciudades como toda construcción humana se halla en permanente transformación.

¿Qué es lo que permanece: es el objeto o la palabra que lo nombra? Todo nombre supone una dotación de sentido y significado en permanente cambio, de allí el carácter histórico de los conceptos”. (Blanco, y Gurevich, R 2002). La ciudad y el barrio son el resultado de un proceso histórico, de cambios permanentes, se derriba y se construye, la imaginación detecta retazos del ayer. De cómo había sido la vida material de los primeros actores sociales en el centro en los suburbios. La historia nos cuenta cómo y en donde vivieron los grandes personajes, héroes o las familias más acomodadas de la sociedad santiagueña, hasta existe retrato fotográfico y un pormenorizado análisis de la arquitectura, pero pocos escritos han mostrado como fue la vida en la ciudad de los grupos sociales bajos, los marginados de poder y la riqueza: las primeras generaciones urbanas fuera del “centro”. Cada paisaje, casas, calles, plazas, veredas, edificios son sitios de insospechados mensajes, llenos de significados y sin los relatos de vida de los “abuelos y bisabuelos” barriales, los lugares se presentarían más confusos e indescriptibles, solo hace falta aproximarnos a ellos y decodificarlos. El barrio así como la ciudad es un espacio socialmente producido y organizado, un ámbito para ver tensiones, conflictos, modos de vida, de cómo crecen y se modifican las sociedades barriales, desde su base poblacional, su estructura productiva y su influencia en el espacio que serán visibles años posteriores.

“El lugar donde una persona vive es símbolo del tipo de persona que es”

(Timms: 1976). Cada persona elige el barrio donde vivir o al menos lo haría si fuera posible, lo cual va teniendo una idea particular del lugar en el que vive, se identifica y lo construido se toma en referentes de la memoria individual y colectiva. Es posible que el entorno al que está expuesta una persona se constituya en un elemento de su identidad, su sostén y su afán de pertenencia a un grupo social, afirmen certezas en un determinado contexto, pero nada garantiza que este entorno este ajeno a la inestabilidad, la inseguridad de sostenerse a sí mismo cuando las condiciones funcionales y relacionales se modifiquen. Cuando un determinado lugar se revaloriza, al aumentar el valor de la tierra, se torna accesible para ciertas actividades con amplios márgenes de ganancias.

Los lugares de trabajo de unos y de privacidad de otros, se distorsionan y desequilibran, condicionándose mutuamente.

En el barrio de más de 70 años, de los más antiguos en la ciudad capital, de cierta identidad (socio territorial desde principios del siglo XX, con sucesivos cambios generacionales de alternación, clase social hasta su estabilización de cualquier familia de más antigua data) es posible que los lazos de afectividad y pertenencia a un barrio, hayan significado las rupturas de ideas y sentidos del lugar una y otra vez.

*En la ciudad y ciudadanos. Pag. 119.

Tal como lo manifiestan los geógrafos fenomenológicos (Relph, Tuan y Buttiner), no todas las personas experimentan los mismos sentimientos ni en el mismo sentido hacia los mismos lugares. Los sentidos de los lugares aparecen como un juego de fuerzas cuyos componentes pueden ser, por una parte la presencia de interés o fuerzas estructurales que tienden a la codificación de la vida, de la cotidianeidad. Como bien dice Randle, P. “el estudio de la evolución de algo. En este caso el barrio Juan B. Alberdi- es no solo su historia, sino también el estudio del proceso de cambio de ese algo en su especialidad”.

El presente ensayo es el resultado de un largo proceso de investigación y a la vez una propuesta de abordar la comprensión de una ciudad y de un barrio desde sus habitantes, en constante evolución, escenario de intercambio entre las necesidades del hombre, de la sociedad y las condiciones geográficas, históricas, sociales, económicas y culturales.

Desde el juego de oposiciones en la búsqueda de identidad por homogeneidad, de correspondencia entre la configuración socio económica del espacio y del paisaje urbano en gran parte del siglo XX hasta una nueva creación y reconfiguración del espacio barrial particular en espacio de consumo, de nuevas individualidades y la renovación de identidades desde la cotidianeidad a principios del siglo XXI.

Con la esperanza de que cada capítulo contribuya a la reflexión, a responsables y gestores de políticas urbanas, a enriquecer el conocimiento, generar puntos de partida para nuevas investigaciones desde diferentes perspectivas, desde lo particular y desde lo global a promover una lectura crítica que visualice el presente no como conjunto de lo dado, sino como una construcción que se inscribe en un territorio y en un tiempo.

Sabiendo además que ninguna lectura es ideológicamente neutra.

De esta manera he querido contribuir al homenaje y a los festejos del cumpleaños Nº 450 de la capital de Santiago del Estero.

CAPITULO I: La ciudad y el barrio como idea: múltiples definiciones para diversas interpretaciones.
“De una ciudad no disfrutas las siete o las setenta y siete maravillas, sino las respuestas que se da a una pregunta tuya”. Italo Calvino, “Las ciudades invisibles”

La necesidad de contar con un marco teórico explícito y consensuado en relación a las conceptualizaciones vinculadas al urbano obliga a transitar por distintos momentos de la teoría urbana como punto de partida para buscar respuesta a interrogantes acerca de los conceptos mismos de ciudad y de barrio.

La ciudad es la construcción humana de tipo subjetivo que se articula en un espacio geográfico acotado que comparte características con otro tipo de espacio y poseen particularidades que genera un modo de vida especial: el urbano. Una ciudad es ante todo, un ámbito social. También es naturaleza transformada por el hombre.

  1. Bohigas, argumenta que la historia de la humanidad es entre otras cosas, la historia de las luchas de la cultura contra la naturaleza y el intento de someterla a formas de vida artificiales de las cuales las más sobresalientes es la vida urbana (1), son los aspectos o bases cualicuantitativos que le dan a lo urbano su perfil característico, oponiéndose a lo rural, a lo que es campo (donde predomina la actividad económica primaria). La ciudad, sería el lugar de las relaciones asociadas a las actividades económicas de tipo secundario y terciario, donde habría una mayor diversidad de roles; multiplicidad de pertenencia.

En 1924, fue Aurosse quien llegó a la primera conclusión, diciendo que la ciudad es un complejo económico y social en funcionamiento. (2)

Después de la II guerra mundial la expansión urbana de superficie y población junto con la edificación generan ciudades de crecimiento. Surge una definición donde se considera a la ciudad como “rasgo unitario de la superficie terrestre con características geográficas asociadas”.

Conzen, en su modelo propuesto, dice que “la ciudad es el resultado de una interacción de líneas de fijación y cinturones marginales”. (3) Tiende a valorizar el espacio y la políticas de ordenamiento urbano.

La ciudad es el fruto de un complejo natural y humano, como la flor que crece en un jardín, saca las características tanto del espacio y del suelo, como el clima y los cuidados del hombre, nacen, se desarrolla, se extiende, se vuelve gigantesca, a menudo se modifica y a veces muere. La ciudad es un ser viviente, no solo por las actividades de sus habitantes sino por su propia y profunda vida (4).

José Estébanez, hablaba que al intentar definir la ciudad de un modo universal refleja un eurocentrismo conceptual que asume la división del mundo en regiones con diferentes grados de desarrollo. Es la evolución seguida de Europa Occidental la pauta a seguir por las demás regiones. (5)

(1) En Alderoqui Sandra y Penchasky (comp.) “ciudad y ciudadanos”. Edit. Piados Bs As. 2002
(2) Carter, H. “El estudio de la geografía urbana”. Instituto de estudio de administración local. Madrid. 1974.
(3)Carter, H. Op. Cit.
(4)Beajeu-Garnier y Chabot, G. “tratado de geografía urbana”. Edit. Vicent. Vives, Barcelona.
(5)Estébanez, José; Puyol, Rafael, Ricardo. “Geografía Humana”. Edit. Cátedra Madrid 1955.

De este modo se prescinde de los contextos culturales y económicos en los que los pueblos organizan los territorios. Negar la existencia de ideas, prácticas, experiencias, historias de los grupos sociales puede impedir la explicación de modelos específicos de crecimiento y formas urbanas. Pero además del eurocentrismo existen otras razones que impiden definir satisfactoriamente a la ciudad como se: la distribución y naturaleza de los asentamientos, umbral en el tamaño de un núcleo, heterogeneidad, división del trabajo y modo de vida diferente.

Gino Germani, hablaba de la ciudad “como núcleo de la modernidad, porque era el lugar donde nos podíamos desprender de las relaciones de pertenencia obligadas, primarias, de esos contactos intensos de tipo personal, familiar y barrial propios de los pequeños pueblos o pequeñas ciudades y al pasar el anonimato de las relaciones asociativas, electivas, donde se segmentan los roles”.

Para Beatriz, Sarlo, la ciudad es un espacio donde se desarrolla la disputa cultural.

La trama urbana proporciona lugares para la transacción de valores diferentes y donde se pone en escena conflictos de intereses (políticos, estéticos, mezcla cultural provocada por la inmigración).

Así la ciudad moderna es siempre heterogénea porque se define como espacio público: la calle es el lugar donde diferentes grupos sociales realizan sus batallas de ocupación simbólica. La arquitectura, el urbanismo y la pintura miran, rechazan, corrigen e imaginan una ciudad nueva. (6)

La experiencia diaria de habitar y las representaciones que los habitantes nos hacemos de las ciudades superan los criterios geográficos-espaciales (Escuela de Chicago) y los criterios económicos para todas las posibles definiciones, al no dar cuenta de los procesos históricos-sociales y por qué no ideológicos que engendraron las estructuras urbanas, la dimensión, la densidad y la heterogeneidad. Lo cierto es que la ciudad es un espacio social en el que una red de relaciones se materializa a través de formas, cuya lectura da cuenta de más de una manera de pensar, actuar y definir ese espacio, producto de distintas fuerzas puesta en tensión y donde distintos intereses se ponen en juego. La ciudad es una y diversa. Centro y periferia. Barrios, talleres, industrias, comercios, servicios. Pero también es ocio, recreación, movimiento, intercambio, espacio de lucha, de consenso.

En América Latina, cuando se habla de ciudad, se habla de espacios invadidos por el campo, encrucijadas entre lo rural y lo urbano, en referencia a los usos urbanos que parecen campesinos, sobre todo en las periferias y a veces invadiendo el “centro” con sus carros con caballos. O a veces haciendo notar como las ciudades penetran en el campo.

No es solo un fenómeno físico, un modo de ocupación, de agruparse, sino de adquisición de nuevas competencias que los inmigrantes (entendiendo como personas que viven en el campo, de los pueblos o ciudades pequeñas) tendrán que situarse, decodificar interacciones, intercambios de mensajes con los otros “que ya están ubicados”. Modos de vida y de expansión entran en tensión, atravesar los umbrales de la modernidad en forma automática.

(6)Sarlo, B. En Alderoqui, S. y Penchaski P. (comps) Op. Cit.

Es que para algunos autores, la ciudad era una gigantesca fábrica de hombres modernos, punto final del continuo urbano-rural. La modernidad entendida como progreso lineal, éxito económico y homogeneidad cultural. (7)

Garcia Canclini, N (1995) dice sobre las culturas hibridas: las teorías del contacto intercultural han estudiado casi siempre los contrastes entre los grupos solo por lo que los diferencia. El problema reside en que la mayor parte de las situaciones interculturales se configura hoy no solo por las diferencia entre culturas desarrolladas separadamente sino también por las maneras desiguales en que los grupos se apropian de elementos de varias sociedades, los combinan y transforman.

Hay una diversidad de procedencias que ha incidido claramente en las distintas matrices culturales presentes en el barrio, donde el proceso deja una huella fundamental en una gran mayoría de emigrantes que luego se transmite a sus herederos conformando un aspecto fundamental de la memoria colectiva.

En un proceso de asimilación-ajuste-participación y aculturación. (8) Insiste en la capacidad de replanteos, resignificaciones, readecuaciones a un nuevo contexto. Una mirada en la que el desarraigo se constituye como expresión directa del dolor, del distanciamiento y replanteo de relaciones sociales, y por otro lado explicitan la necesidad de reconstruir pertenencias donde lo barrial aparece como un territorio soporte de nuevos arraigos, un sentimiento de inserción a la cuadra, a la manzana. La partida, el tránsito a lo urbano, crea tensiones a nivel de adecuaciones a un nuevo medio, a las relaciones socio-culturales.

Se trata de la contrastación de la geografía rural-urbana, de la adecuación a un paisaje diferente, de la búsqueda de referentes que posibiliten la construcción de un espacio barrial, como significativo. También a los que viven en los barrios más o menos alejados, este ir y venir al “centro”, donde se concentran las innovaciones económicas, tecnológicas, comerciales, etc., brinda posición, comodidad y alivio, al menos por unas horas.

Como señala C, Arizaga (2000) la ciudad es pensada desde el consumo no solo en su relación necesaria con él, esto es como escenario donde los bienes y servicios se ofrecen para el consumo y como locus de consumo, donde este se lleva a cabo, sino como espacio que es consumido por quienes hacen uso de él (…) y su impacto conforman “estilos de vida”. (9)

Es tan difícil decir donde se establecen geométricamente (en los planos) estos cortes, a partir de que calles y avenidas se entra o sale de la modernidad y por qué no de la post-modernidad, en donde se pierden los particularismos culturales y se transforma en multicultural, en que parte comienza la exclusión y se vuelve a la inclusión. Pero es más difícil para los ciudadanos saber: como, quien y desde cuando los espacios cambian y precipitan procesos de destitución socio-territorial. En poco tiempo todo se vuelve novedoso en la configuración espacial, composición demográfica, posición estructural y función de la sociedad urbana.

(7)En Gorelik, Adrian. “Miradas sobre Buenos Aires”. Siglo XXI. Bs. As. 2004 Pag. 126,162.
(8)Rama, A. “Transculturación narrativa en América Latina”. Siglo XXI, México, 1992. En Forni, F. (compilador). “De la exclusión a la organización”. Edit. CICCUS, Bs. As. 2002.
(9)En Alderoqui, S. y Penchasky, P Op. Cit.

Caminando por una ciudad o un barrio se pueden juntar fragmentos de nuestras vidas como lo hacemos es un autoservicio o el supermercado, solapando y encubriendo rasgos culturales de los primeros actores barriales involucrados.

Evoluciones y finalidades que quieren ser pensadas y repensadas por ejemplo, la simple expansión de los transportes por la trama urbana, la introducción de ómnibus coches privados o remises invaden y conquistan por los corredores principales, con su velocidad, miedo y contaminación por las calles angostas de los barrios o sectores de la ciudad y sus pobladores que circulaban parsimoniosos y hasta se detenían a conversar en las calles como si fueran prolongaciones se sus patios, ven interrumpir violentamente su estilo de vida. Pero el ritmo de las ciudades es el ritmo de las decisiones del hombre, el ritmo de la historia de más larga duración que la vida de una persona, de una generación, que se complica más en un tejido de interdependencia reciprocas.

Solo la memoria rescata la identidad y aprovecha la experiencia para acontecimientos nuevos. El evocar lo sucedido a los lugares o a las personas es la forma como un pueblo conserva su compromiso con su ciudad, su barrio, sus esquinas, sus veredas. Compromiso con su vida urbana que es una suerte de sedimentación (capas sucesivas) de sus propias prácticas sociales.

Otra forma de diferenciar el espacio urbano es a partir de unidades territoriales menores. Así como la célula básica de una sociedad es la familia, la célula básica de una ciudad es el barrio, Carter H., considera a un barrio como la unidad de análisis funcional de una ciudad (10). Un espacio donde se conjugan sentimientos, memorias colectivas y símbolos. Los espacios individuales influyen en la localización y en la diferenciación de un mosaico de comunidades sociales y especialmente diferenciado puesto como dice Timms (1976). “El lugar en el que una persona vive es un símbolo del tipo de persona que es”. (11)

¿Pero dónde comienza un barrio? Es aquí donde quiero rescatar a B. Canal Feijóo que con su prosa exquisita introduce e ilumina, la exposición que aquí nos ocupa, él decía: “Es tan difícil decir aquí comienza un barrio. O uno se halla de pronto en él, o no se lo descubre sino en los planos municipales. Pero quien quiera traducir la geometría plana de los planos a la geometría de por lo menos cuatro dimensiones simultáneas de una barriada, se habrá divertido sin éxito: no dará con el barrio. Es un azar certero o es una certitud fracasada.

En todos los pueblos y ciudades hay pocos hombres que tienen la intuición y el instinto de los barrios, en cada ciudad (…) hace visto el fracaso de todos los fundadores oficiales de barrios. Resulta siempre que el barrio fulano no está donde debiera, está mal situado; defrauda una mejor posibilidad municipal. Y cuando no es un barrio desabrido y acartonado, es un barrio negruzco y húmedo donde germinan todas las larvas de la miseria. La idea de la fundación de un barrio ha sido siempre una banalidad edilicia” (12)

Los planos municipales, casi siempre se apoyan en calles o avenidas para establecer subdivisiones territoriales y en las oficinas municipales, casi nunca se tiene en cuenta las percepciones colectivas que permiten la gestación de la imagen que más tarde o más temprano llevara a un conocimiento concreto de ese espacio, donde luego se agregaran los espacios contiguos. Los intentos para definir y calcular la superficie delimitado por el que percibe y la medida percibida del barrio expresada como área se aproxima según el geógrafo lee a un circulo de 800 mts., de radio, que es según el autor el “coeficiente de vecindad” (13)

(10)Carter, H. Op. Cit.
(11)En Estabanez, José. Op. Cit. Pag. 519
(12)Canal Feijóo, B. “Nivel de historia y otras opciones”. Revista Ñam Nº 2 año 1934.
(13)En Estébanez, José. Op. Cit. Pag. 525

Este coeficiente se relaciona con algunos hechos comportamentales (clase social, edad, tiempo de residencia, trabajo, amigo, seguridad, etc.). Otros atributos espaciales y sociales, y que además aparecen interrelaciones de diferente intensidad.

Para P. Mayol, el barrio es el espacio de una relación con el otro, como ser social que exige un tratamiento especial: salir de la casa de uno, caminar en la calle es, para empezar el planteamiento de un acto cultural, no arbitrario; inscribe al habitante en una red de signos sociales cuya existencia es anterior a él, vecindad, configuración de lugares, etc. La práctica del barrio es desde la infancia una técnica de reconocimiento del espacio en calidad de espacio social. (14)

La comprensión del barrio como un espacio social acotado y dinámico, en el que los actores sociales se intervienen comparten algunas necesidades y deseos, pero también generan conflictos, tanto en el interior del barrio como desde este con relación a otros espacios, es un propósito demasiado ambicioso y desafiante a la vez. Sin necesidad de comprometerme con una definición, pero si desmenuzar este espacio acotado y dinámico de un sector de la ciudad de Santiago del Estero, es que inicio un recorrido por el barrio Alberdi en el sentido: histórico geográfico, social, cultural, económico, de consumo, vivencial, etc., tratando de conciliar lo homogéneo, lo funcional, lo comunal, a lo largo de su existencia y fundamentalmente lo que fue el siglo XX.

(14)Mayol, P., De Certeau, M., Garrid, L. “La invención de lo cotidiano”. Universidad de México (1999). En Forni, F. Op. Cit.

CAPITULO II: Barrio como historia, como geografía, como territorio.

“El individuo nace en la población que ya existía antes de él.

Pero lentamente esa población, es su patria su país natal, un lugar vivo y llenos de recuerdos, tiempo y espacios se convierten en la historia de su vida”. Rudolph Shwartz

La madre de ciudades “nacida por decisión española en pleno siglo XVI y emplazada estratégicamente en los dominios nativos del cono de deyección del Rio Dulce entre el piedemonte serrano de Guasayán y la planicie chaco pampeana de gran chatura sintetizada por su origen, la triple concepción europea: de ciudad residencia, mercado y santuario.

Su evolución es simétrica con el curso del Rio Dulce en los comienzos de su vida pueblerina. Cuando se efectúa el primer trazado racional, con vistas a su urbanización la misma adopta la forma de un rectángulo alargado en el sentido norte-sur, sobre los ejes definidos por el Rio Dulce y la acequia Belgrano (hoy avenida).

Y precisamente el límite norte del primer tejido municipal 1553-1887, ley, del 6 de diciembre de 1887, forma parte de lo que hoy es el actual barrio Juan Bautista Alberdi (como así también los hoy denominados barrios: Sargento Cabral, Juan XXIII y parque Aguirre) antiguamente conocido como “Cachi Pampa” (noroeste del barrio) o “Pueblo Nuevo” (sudeste del barrio) o “Barrio Norte”, a partir de la década del 30 aproximadamente.

Fases de Crecimiento

Según afirma Pedro Sotelo de Narváez en 1582… de esta primera época data la excavación de la acequia de riego llamada acequia principal o acequia matriz, no solo seria para riego o para bañarse. (15) Entre el Rio Dulce y la acequia quedan definidos los bordes o márgenes de la ciudad por largo tiempo, más al norte, cerrada por una calle de 24 mts, de ancho que iba desde el Rio hasta Tarapaya.

“El norte es cruel, el sud agudo, el este es vano, el oeste es bárbaro…” (16) Este sector de la ciudad tuvo el aspecto de vida campestre de quinta, chacras, a orillas de la acequia, salpicados de rancheríos en la cornisa del pueblo, (17) hasta entrando el siglo XX se destacaba la “quinta vieja de la familia Coomeño”, sobre avenida Belgrano o de los Lissi, sobre la otra margen, hoy barrio Centenario, entre callejones de caña y vinalares eran terrenos inundables con grandes árboles.

“Cada ciudad crece por un lado. La nuestra por el norte. Era extraño este rumbo expansivo cuando estaban abiertos todos los otros lados de la ciudad y el único lado difícil es el norte. Este norte atroz del viento norte y del Rio veleidoso y bravio (hubo un momento de poderoso optimismo urbano-por el 1880- en que la ciudad dio un gran estirón hacia el sur)

Era una aberración. Nadie podría decir que fuerza la iba hinchando a ese rumbo (todas las esperanzas santiagueñas se han enfilado siempre al sur). ¿Qué fuerza de regresión la movía en este paso lento, incoercible al norte?

(15)Tasso, A. “Historia de ciudades: Santiago del Estero”. Centro editor de América Latina Nº 29 Bs As. 1984
(16)Canal Feijóo, B. Op. Cit.
(17)Fazio, Lorenzo. “Memoria descriptiva”. En Tasso, A. Op. Cit.

«Es como un ansia vegetativa, subconsciente de volver al pasado indio, al remoto pasado de las mesetas y los valles. Una aberración.

Debe reconocerse que iba en este afán secreto un enorme heroísmo, la lucha no por humilde y callada dejaba de ser épica, ¡se ganaba terreno al viento norte y al rio! En definitiva seria esa gesta la de anti-norte y anti-rio.

En el corazón del barrio conquistado en la larga jornada silenciosa esta siempre vivo un sentimiento de esta tradición de lucha secreta y avasallante. Cada barriada tiene su alma. Pero ese “barrio norte” ganado al viento y al rio tiene su alma compacta, apretujada, circunscripta, fiel a sí misma en todo momento-como ningún otro barrio.

Es el alma de antigua lucha solidaria. Su conciencia de “barrio” nació y se declaró antes que ninguna otra y con cierta prestancia belicosa que miraba premiosamente al centro de la ciudad. Se proclamó “barrio norte” para inventarse un grito de combate para definirse una agremiación de vecindad ya exigente frente al centro de la ciudad, que le debía la victoria del anti-norte, de anti-rio». (18)

Bajo el gobierno renovador de Absalón Rojas, la ciudad adquiere una nueva fisonomía que la caracterizó durante décadas: amansamiento, trazado de calles, iluminación y otros cambios. Se construye la escuela Francisco N. Laprida, en la intersección de las calles B. Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, la estación del ferrocarril Central Argentino (luego F.C.G.B.Mitre) en 1893; en las proximidades se extendían chaparrales que abarcaban toda la zona y donde luego se levantaría décadas después la casa de gobierno.

“…Mas allá del paredón de la estación del F.C. Central Argentino, el antiguo pueblo nuevo, estaba formado por unos cuantos ranchitos dispersos que se levantaban sobre la loma, rodeados de tunales por una callejuela que había dado en llamarse calle sin nombre. Todo eso se ha ensanchado hacia el oeste, hasta Cachi-Pampa…” (19)

El paisaje presentaba las características de un área suburbana, con grandes espacios abiertos, con actividades agrícolas incluso. En 1908, se construye el matadero municipal, en el gobierno del Dr. José D. Santillán (hoy mercado de Abasto, barrio Juan XXIII), y hacia el oeste las instalaciones del Aero club, en Cachi Pampa (frente al hospital independencia), luego trasladado a Huaico Hondo en el gobierno del Dr. Manuel Cáceres debido a la gestión de su presidente el ingeniero Julio Y. Palmeyro. Al dejar de funcionar el aeródromo de lugar a la instalación de un ramal del F.C.G. Belgrano, quedo extendido hasta la calle Chacabuco donde se construyó la casilla, la que posteriormente fue desmantelada (no se conocen las causas de dicha decisión) y se retrotrae hasta calle Bolivia (hoy parque Norte)

Paradojas del destino, en este sector se encuentran dos ciclos fundacionales y de estructura constitucional de la Argentina, dos órdenes a decir de Canal Feijóo, el “orden vegetativo” local. Un orden plasmado a lo largo de más de tres siglos de historia colonial y post-colonial. El otro orden, el “progreso”, razón del capitalismo industrial que se expande desde Europa, lo cual nos lleva a la civilización (Europea) como imperativo absoluto y a un proceso mundial: “la modernidad”. Llegaba de la mano del ferrocarril (junto con la explotación forestal) aniquilaba lo llamado viejo, retrogrado, (el orden vegetativo) para imponer otro orden que miraba Bs As. Y desde allí a Europa (20).

Desde el norte del barrio se “salía”, a otra época, no la virreinal, ni la interna y mediterránea, sino al mar, al litoral, a Bs As, “puerto-puerta” de entrada y salida desde y hacia Europa.

(18)Canal Feijóo, B. Op. Cit.
(19)Lannes, Federico. En el numero cincuentenario del diario El Liberal, 1948.
(20)Zurita, C. “La ciudad la provincia y la reconstitución de la región”. Carreras F.G. “Fundador del pensamiento regional”. En ¿Quién fue Canal Feijóo?, Barco edita Santiago del Estero, 1997.

Las instalaciones de la estación del ferrocarril y el matadero determinan que el barrio se convierta en un hito de entrada y salida de la ciudad, con el norte y la ciudad de La Banda, luego incrementado con la construcción del puente carretero (1927). La urbanización cuasi espontánea de estos espacios antes rurales, fueron valorizados por estos identitarios barriales y por una apertura a una mayor circulación por calle La Plata, H. Yrigoyen, Belgrano y Roca.

La avenida Roca que era antes una calle arenosa comienza a bordearse de casas, desde que se construyó en ella la “Casa de los Pozos”.

En cuanto al pavimento en adoquín de piedra, data del gobierno de don José A. Cabañas, que inicio la obra en 1918, hoy puede verse dicho pavimento sobre calles Perú, entre Rivadavia y Chacabuco.

El 17 de junio de 1914, con carácter definitivo se acantonó el Regimiento 18 de infantería, luego Batallón Ingeniero de combate 141, posteriormente sede de Gendarmería Nacional (hoy barrio Parque Aguirre).

La calle Absalón Rojas, antes llamada “asilo” por su contigüidad al colegio Belén, a partir de avenida Alvear hacia el norte, eran antiguos basurales que el intendente de ese entonces Sebastián Ávalos hizo rellenar. Hoy se denomina paseo España. Se transforma esta zona y se contribuye en primer término a cambiar el panorama norte de la ciudad. A pesar que se alternaban todavía casas humildes, donde se destacaban los lupanares, donde luego se construiría el Palacio de los Tribunales y los corrales, como por ejemplo de los Nazar en Hipólito Yrigoyen y Santa Cruz, o los de Perversi en calle La Plata al 600.

El 1 de febrero de 1935 por la ley 1321, la legislatura aprobó el contrato y el gobernador Castro decidió construir veinte “casas baratas” para adjudicarla a gente que había quedado con la imposibilidad de construirlas. Dichas casas se ubicaban en la actual calle Quintana por entonces Cachi Pampa. Luego el gobernador Coronel Miltelbach, se lo amplio en una manzana y los beneficiarios fueron empleados de la administración pública. Se construye la parroquia San Roque en la intersección de calle La Plata y Bolivia, luego trasladada a su emplazamiento actual. El 30 de mayo de 1925 se inició un movimiento vecinal que tendía a la formación de los barrios de la “Asociación de fomento y cultura”, se funda la biblioteca Alberdi iniciando numerosas actividades relacionadas con el barrio, hacia 1927 es fundada la estafeta de correo en el barrio, hacia 1930, la calle H. Yrigoyen ex (Tucumán) se encontraba pavimentado.

Durante el gobierno de Castro y el intendente de ese momento Victorio Hernández, se promueve la ley 1190 del 12 de enero de 1933, en la cual se entregaron terrenos municipales y las escrituras consignaban una clausula: el trabajo para realizar mejoras. Había barrido, riego y limpieza en las calles y solo a algunas casas. Se construye el cine-teatro Renzi. El ramal del F.C.G. Belgrano deja de funcionar en 1940.

“…Siempre al norte por calle Tucumán, en proporción algo menor en calidad y técnica de la construcción, aunque no en extensión. Ello se explica por tratarse de la vía obligada del tránsito automotor que efectúa el servicio de pasajeros de ida y vuelta a la Banda y por haberse construido a uno y otro lado de la calzada, una ruta pavimentada de hormigón armado. El sector norte es el que más creció en densidad de población. Los baldíos que por el oeste cubrían buena parte de la superficie comprendida por las casas baratas, el matadero y la estación del ferrocarril central argentino, incluso la cuña introducida por los numerosos caseríos que se prolongaban por avenida H. Yrigoyen (…) han desaparecido por completo y solo quedaron pocos terrenos disponibles”. (21)

(21)Lannes, F. Op. Cit.

La edificación se ha desarrollado notablemente en un área de más de veinte cuadras a la redonda en la que se levantaban algunos edificios importantes y se construyen otros de excelente ubicación, particularmente sobre calle H. Yrigoyen.

Tal es en la actualidad el considerable aumento de la superficie cubierta en esa zona suburbana de la ciudad que en virtud del creciente valor de la propiedad, núcleos numerosos de población obrera que antes habitaban en humildes rancheríos, se han desplazado hacia la otra banda del rio, construyendo viviendas de material y pequeñas quintas y granjas en el lugar conocido como El Cruce en la Banda. Hay que señalar que dentro de esa misma zona, un barrio de casas para obreros se construye con el aporte de ayuda social de la Sra. María Eva Duarte de Perón entre calles Chacabuco, Charcas (luego Chaco), Juárez Celman (luego L.N. Alem) y avenida Belgrano, casi sobre el extremo sur de las instalaciones hoy desmantelada de la vieja estación ferroviaria del Estado sobre avenida Belgrano, amén de una serie de residencias emplazada sobre Alvear, Plata, Absalón Rojas y Juárez Celman (hoy L.N. Alem).

La antigua escuela Nacional Nº 40, que funcionaba en las esquinas de las calles Perú y Arenales se traslada en la década del 50 a la calle H. Yrigoyen y Ricardo Rojas (hoy escuela provincial Nº 762). La comisaria segunda funcionaba en H. Yrigoyen donde luego fue sede del CONET. El 15 de noviembre se funda la biblioteca Florentino Ameghino en Yrigoyen Nº 1427. La terminal de ómnibus deja de funcionar en la intersección de la calle Juárez Celman y Rivadavia para luego ser trasladada a su emplazamiento actual.

Entre 1945 y 1955 el barrio tuvo la etapa más progresista en su evolución no solo horizontal, sino también vertical, se construye el palacio de los tribunales, el barrio para obreros, la escuela Nacional Nº 40, la primera edificación en bloque para residencia, como los monobloc en H Yrigoyen y Bolivia, se pavimentan las avenidas Roca, calle la Plata y otras. Se provee de servicios a gran parte del barrio.

En la década del 60, la edificación de las manzanas abarcaba el 80%, se pavimentan las calles perpendiculares a los principales ejes de circulación: H. Yrigoyen, La Plata, Roca, Av. Belgrano. El proceso de edificación remodelación y conversión de la arquitectura siguió tanto a nivel horizontal como vertical. Hoy la infraestructura es completa, como los servicios, favorecida desde el principio por ser lindante al microcentro, su empuje vital urbanizante se produjo mucho antes que los barrios ubicados por fuera de las principales avenidas y los elementos del medio construidos que han estructurado al barrio, son el resultado de las decisiones privadas y públicas con sus periodos de retracción y los periodos de crecimiento. Es un barrio donde la modernización de superficie y de profundidad siempre fueron garantizados por el Estado, el lote y la ocupación se realizaron sobre la cuadricula ya establecida. Fue una “modernización hormiga” (A. Gorelik. 2004:209), que convino la guía de espacio público con la autoconstrucción privada de pequeña escala.

Primeros habitantes, ¿Primeros vecinos?

El avance de construcción de viviendas se produjo de sudeste hacia el noroeste, aunque en forma desordenada. Entre las primeras se puede mencionar a las familias:

Coronel, Aranda, Basualdo. Loto, Lescano, Diéguez, Rivero, Lemos, Trejo, entre otros.

La población de este sector de la ciudad se nutría considerablemente con la vivienda modesta de la casa propia, que en su distribución interna de sus habitaciones llevaba el sello distintivo de origen de las familias y/o constructores. La casa hispana con el patio central, la casa chorizo de los italianos, con una hilera de habitaciones a lo largo del terreno acompañado por un patio, en ambas casi seguro que un dormitorio diera a la calle.

Como en pocos barrios, aquí se había radicado puramente el poblado obrero, gente de trabajo identificada con la idea de progreso, de auto construcción que constituyó el ideario de la gente que se instaló en este sector de la ciudad.

Hombres de campo que acuden a la ciudad en busca de bienestar económico al trastocarse su sostén en su lugar de origen. Inmigrantes europeos, de Medio Oriente (Sirios-Libaneses) que llegaron aluvionalmente a partir de 1869 y décadas subsiguientes a nuestro país (subperiodo dominado de la gran ocupación europea), argentinos nativos, el criollo de “América profunda”, se instaló en el barrio. Los rostros cambiaron de color al caminar por las veredas. Formas de vida, aprendizaje de palabras de otro idioma, culturas, música, comidas, moda, convergen. Se buscan nuevas identidades, se construyen: la religión común, la escuela común ayuda, los hijos de inmigrantes van asimilando y armando sus propias vidas en la nueva nación.

En esta lucha anti-norte, anti-rio, pareciera ser que llevaba implícito en los vecinos, la mayoría de ellos constituían la primera generación de habitantes urbanos, el pedido al “centro” de un lugar en la modernidad, el progreso, a la civilización, como si se tratase de una imposición de los sectores altos de la sociedad al resto, en especial a la población de menores recursos, un proyecto desde arriba hacia el “bajo pueblo” ¿Acaso el diseño urbano es un diseño de las clases más altas de la ciudad, impuesto sobre las clases populares?

¿La forma de vida de los estratos populares se caracterizaba por la imitación más o menos inconsciente de lo que se suponía ser el estilo de la clase alta?

O simplemente la ciudad de Santiago del Estero, ha seguido el derrotero de una historia social presente en las ciudades latinoamericanas.

Señala Ricardo Cicerchia, “las ciudades y la cultura urbana fueron el motor de una dinámica social clave en el desarrollo de la región. Las primeras ciudades coloniales entre otras cosas, la fuerte estratificación social siempre soñó con jerarquía y fue sostenida en principios institucionales y filosóficos fundamentales para el modelo de sociedad colonial. En el marco de la ciudad, una distinción importante fue hecha entre vecinos (ciudadanos) y habitantes (residentes). Solo la pequeña minoría disfrutaba de los derechos de dicha ciudadanía, de privilegios propios de una sociedad. El ordenamiento de tipo ideológico se suponía con otro cálculo sobre la base de la riqueza, la población se dividía entre “gente decente” y gente “plebeya”.

La estructura social ayudo a configurar el formato físico de la ciudad. Hubo una estrecha relación entre distribución de status, riquezas y privilegios con la ocupación y apropiación de los espacios urbanos: las élites urbanas permanecían en el centro de la ciudad, cerca de las oficinas, alrededor de la plaza y la periferia, y aun las afueras de la ciudad, fueron los lugares de residencia habitual para las clases populares (…) la imposición de un modelo de ciudad segregada no fue lo suficientemente eficiente como para evitar la multifuncionalidad de los espacios urbanos ni tampoco una dinámica cotidiana cargada de movimiento” (22) A mediados del siglo XX, (en el barrio) lo que rompe esta imposición vino desde la dinámica de la comercialización de productos agrícolas, ganaderos, artesanales, en la estación del ferrocarril, en el matadero, los canales fue el flujo de transporte por los principales ejes de circulación hacia y desde La Banda, la cual va conformando una incipiente movilidad social y la aparición de una clase media vinculada a la producción y servicios destinados al mercado urbano.

(22)Cicerchia, R. “El orbe americano: una historia social de la ciudad latinoamericana”. En Alderoqui, S. Y Penchasky, P. (comp.) Op. Cit.

Hannah Arendt, hubiera ratificado sus pensamientos en el caso de que pudiera haber visitado el barrio para ese entonces “estos barrios de clase trabajadora (…) a pesar de la sencillez y austeridad del ambiente, el barrio muestra ciertas autosuficiencia y una independencia notable en el sentido de comunidad, sobre todo si cuenta con escuelas”. (23)

El barrio tiene acumulado no solo las características de la sociedad actual, sino también su historia social, su concepción y la materialización de los procesos sociales, ciertas formas espaciales todavía perduran y ordenan nuestras experiencias en un plano temporo-espacial. No es posible circular por el “hoy y el aquí” de la ciudad y el barrio, sin que el ayer y el futuro esperanzador se encuentren, con cada esquina, con cada vereda, las décadas y las ideas afloran.

(23)La idea del barrio como comunidad política es aunque en general se ignora, tributaria de las reflexiones de Hannah Arendt sobre las tradiciones revolucionarias de la comuna de París de 1871. En Cicerchia, R. Op. Cit. Pag. 111.

FORMA GEOGRÁFICA: combinación de objetos naturales y sociales en la superficie terrestre, los cuales expresan, las características de una sociedad determinada. Las formas son materiales y esconden la historia y la cultura de la sociedad

CAPITULO III: Los usos del suelo, mercado laboral, consumo. Fragmentación y distanciamiento social.

«Por calle Tucumán en horas de paseo cuando se aviva el tráfico y se halla iluminación se vienen los obreros al urbano mareo…” Marcos Figueroa (1934) Poeta Santiagueño.

La morfología de la ciudad es el resultado de la combinación de tres elementos: el plano, construcción o edificación y el uso del suelo, que están sometidos a un constante cambio, si bien a un ritmo diferente cada uno de ellos. Esta movilidad, no está terminada nunca, sino que se está haciendo y deshaciendo continuamente. Los usos del suelo expresan los diferentes modos de utilización que se hacen del espacio en función de las necesidades y actividades de la población que vive y trabaja en la ciudad. La clasificación más sencilla es la que distingue entre grandes usos comerciales, industriales, residenciales, públicos y semi-públicos. (24)

A fines del siglo XIX la disciplina que en el marco del positivismo daba cuenta de las poblaciones más carenciadas era el higienismo y el eugenismo y sus objetos empíricos predilectos de análisis eran: los conventillos, residencias baratas utilizadas por la población inmigrante, mientras ellos cumplían su utopía del lote propio y una casa autoconstruida. Efectivamente era el lugar donde se concentraban las patologías sociales como algunas enfermedades endémicas de esta población: tuberculosis, venéreas, delitos y algunos vicios frecuentes como el alcoholismo.

El barrio Alberdi (actual) por décadas fue estigmatizado por la pobreza concentrada: la indignidad territorial (lucha anti-norte, anti rio) y sus consecuencias para el tejido urbano, y la forma de la estructura social-local: barrios obreros periféricos enclaves de los segmentos del mercado de trabajo que se reproducían, al seguir recibiendo contingentes migratorios desde el interior provincial.

El resultado fue una formación socio espacial compacta delimitada que comprendía un conjunto completo de clases unificadas y una extensiva división social de trabajo.

La estación del ferrocarril, el matadero, los ejes de circulación, pequeños talleres y galpones de almacenamiento dinamizaban el sector. Un barrio de obreros pero sin industrias: su “visibilidad social” (25) sutilmente diferenciaba micro localidades en este sector.

La movilidad de los usos del suelo experimenta cambios desde la década del 50, desde el centro una fuerza centrífuga comienza a relocalizar áreas residenciales de mayor categoría social y calidad, la actividad comercial en el perímetro de Av. Rivadavia, Belgrano, La Plata y Chacabuco (luego desde la década del 70) prolifera favorecida por la disponibilidad de suelo abundante a precio relativamente barato, especializándose por ejemplo la calle La Plata (hasta calle Santa Cruz) e Hipólito Yrigoyen (hasta calle Bolivia) en las casas de venta de repuesto automotor, ferreterías y pinturerías, etc., otorgando cierto magnetismo y prestigio funcional a las calles mencionadas. Es que en un contexto de una sociedad capitalista-búsqueda de lucro por encima de todo-toma preeminencia el dinero y la ganancia por sobre otros valores, la estructura urbana heredada se ve altamente resentida. El lote. La manzana, la calle y la avenida adquieren significación económica, valor de cambio, mercancía.

(24)Zarate, A. “el mosaico urbano: organización interna y vida de las ciudades. Edit. Cincel. Cuaderno de estudio, Nº13. Madrid, 1992.
(25)En sociología se habla de visibilidad social cuando a un grupo social se lo puede detectar por su aspecto físico exterior.

Existiendo conexiones específicas de las actualidades comerciales en lugares estratégicos como una forma de responder a las demandas del mercado, a la promoción de inversiones inmobiliarias en esos lugares, como así también, a las actividades de las oficinas gubernamentales (en los últimos tiempos han proliferado los estudios jurídicos por la presencia del palacio de tribunales, por ejemplo). El posible traslado de la legislatura al predio abandonado de la estación del ex ferrocarril General B. Mitre, revitalizaría aún más el área, otorgándole mayor dinamismo, generación de empleo, consolidación del sector terciario, estableciéndose un parecido al barrio cívico de la ciudad de Mendoza.

Los sistemas de actividades, han establecido que el barrio Alberdi forma parte del macro centro de la ciudad, hasta calle Chacabuco, ofreciendo un espectáculo aunque en menor medida con respecto al micro centro de congestión de tránsito peatonal y vehicular, que en sus horas pico-apertura y cierre de comercios y oficinas-revela una actividad parabólica, que ejerce una presión singular creciente y de espontanea circulación.

A la convergencia del tránsito masivo por razones de trabajo, compra, escolarización y también recreación, se suma la presencia de automotores individuales que vienen de la periferia por los ejes dinámicos de circulación. El carácter terciario se refleja tanto en los guardapolvos de los colegiales, como en el vestir formal de las oficinas.

A esto se debe agregar la continua salida de productos fruti-hortícola proveniente del mercado de Abasto, por las calles secundarias del barrio. El aspecto que ofrecen estas zonas en las horas no hábiles es desolador.

“Por otro lado los Estados son grandes motores de estratificación por propio derecho, y en ningún lado lo son tanto como en la base del orden socio espacial: proporcionan o impiden el acceso a la escolarización y una formación laboral adecuada; fijan las condiciones para ingresar en el mercado laboral y salir de él, a través de las normas administrativas atinentes a las contrataciones, los despidos y las jubilaciones, bienes básicos de subsistencia, como la vivienda e ingresos complementarios”. (26)

En antaño el crecimiento económico y la expansión correlativa del sector asalariado representaba la cura universal contra la pobreza sumado a la intervención de los poderes públicos, levantando edificios como: la casa de gobierno, palacio de tribunales, escuelas, el juzgado federal, etc., contribuyen a la rehabilitación de este sector de la ciudad. Eran tiempos en que el “Estado de Bienestar” (27), garantizaba el ascenso social. La percepción de tiempo permitía proyectar el futuro, percibido como progresar, agrandar el tallercito; hacer estudiar a los hijos, etc. Del barrio de clase obrera alta (la burguesía obrera) se pasa a una cultura de pautas y valores de clase media (28), con todos los condicionantes de inestabilidad a los que la somete el sistema.

(26)Wacquant, Loic. “París urbanos: marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio”. Edit. Manantial. Bs As. 2001.
(27)El estado de bienestar (EB) consiste en un conjunto de instituciones públicas supuestamente elevadas a elevar la calidad de vida de la fuerza de trabajo a de la población o de su conjunto y a reducir las diferencias sociales acomodadas por el funcionamiento del mercado. Ello operan en el terreno de la distribución secundaria del ingreso, mediante la transferencia monetaria directa (pensiones, estaciones, por desempleo o asignación familiar). O indirecta (subsidios o productos de consumo rápido), previsión de bienes y prestación de servicios educación y salud.
(28)Ver al final del capítulo.

Se suele afirmar que la constitución de las clases medias en la sociedad Argentina está asociada no solo con procesos económicos laborales sino también con el papel fundamental que la educación pública ha tenido como vía de acceso a la cultura letrada (Sarlo, B. 1983 y 1997). Se establecía así una vinculación entre la constitución histórica de la clase y la emergencia de determinadas prácticas culturales.

“El acceso a la cultura a través de la masiva escolarización de los inmigrantes e hijos de inmigrantes constituyó un signo de las clases medias. Estos experimentaron la posibilidad de ascenso social, de acceso a la instrucción pública y en algunos casos incluso de acceso a la universidad”. (29)

La escuela Francisco N. Laprida en las primeras décadas del siglo XX, fue una institución clave en la cohesión social, llegar, estar y egresar de la escuela, fue el eje que movilizó a numerosas familias, con la esperanza de que el éxito en los estudios permitiría el acceso social a hijos de campesinos, obreros e inmigrantes. Una forma de escapar a una condición social.

Por supuesto que esta “fuga hacia arriba” no fue homogénea en todos los integrantes del barrio, el techo fue en su gran mayoría de empleo en la administración pública nacional y provincial cuyo crecimiento tiene una causa socioeconómica y otra sociopolítica, otros se constituyeron en pequeños y medianos comerciantes, empleados privados y en menor medida profesionales y empresarios (aunque significativo en relación a otros barrios). Es que los procesos y los fenómenos que están protagonizados por sujetos sociales en contextos históricos, son los que impulsan o resisten las transformaciones y dinamizan la vida urbana.

Distancia y fragmentación social

La denominada fuga hacia arriba permitió a los actores sociales diferenciarse cada vez más entre sí, según tenían acceso a bienes y servicios urbanos. Esta distancia fue y es social y económica, no es física ni geométrica. Distancia y fragmentación social que se expresó en una fragmentación territorial a escala micro barrial, más compleja y heterogénea. Lo que al principio fundacional fue una tibieza, luego se incrementó (pero no entendido a nivel dramático como en otros lugares del mundo): la “distancia social”, fenómeno definido en primera instancia por Park en 1924 como el grado de intimidad que la gente está dispuesta a establecer en su relación con otros. (30)

El prejuicio se expresa en una dimensión afectiva y emocional. El “centro” los (vecinos), las élites urbanas que permanecen en el centro de la ciudad considero al barrio norte en este sentido: territorial, social y económicamente. Luego a partir de la década del 60 se reprodujo internamente.

I. Molas, afirma que el urbanismo nos ha enseñado que la trama urbana puede introducir en su seno la desigualdad de condiciones, pero sabemos que esta, no es producto del destino sino de la actuación de las personas.

El limite espacial de estos sectores sociales se corría desde la calle Rivadavia a Chacabuco en la década del 60, luego hasta calle Bolivia en la década del 70, y más tarde hasta calle Ricardo Rojas en los 80, estas generalizaciones esconden excepciones sobre todo por calle Perú, La Plata desde Bolivia al norte y Av. Roca desde Chaco al norte.

A principios del siglo XXI, se puede determinar un estrato medio-medio, medio-alto, delimitado por calles: Rivadavia, Belgrano, Bolivia, Constitución hasta Ricardo Rojas y el sector norte con predominancia de un estrato medio-bajo a medio.

(29)Wortman, Ana (Coord.) “pensar las clases medias” Edit. La crujía, Bs As. 2003.
(30)En Clementi, Hebe. “Migración y discriminación en la construcción social”. Edit. Leviatán, Bs. As. 1995.

Esta clasificación pretende tomar como parámetro el estudio realizado en 1995 donde se analizaba como se distribuyen los diferentes sectores sociales en la ciudad de Santiago del Estero.

Cuanto durara esta disposición geosocial en un tiempo en que las escalas geográficas están en tela de juicio, los puntos de referencia están sujeta a los avatares de buena o mala fortuna de esta clase media, dependiente en mayor o menor medida, no ya del “Estado de Bienestar” sino como dice, Eduardo Bustelo (1991) del “Estado de Malestar” (31) que abandono a sus ciudadanos justamente cuando más necesitaban de él.

El barrio no ha sido ajeno a las transformaciones políticas, sociales, culturales y a la implementación de un Estado Neoliberal, en un mundo globalizado, como tampoco es un espacio soñado por los urbanistas utópicos donde el orden, la belleza, el mantenimiento esta despojado del azar, lo accidental y lo ambivalente. El estar entre sus límites puede otorgar cierto status, esto es, la pertenencia a un grupo social definido por su estilo de vida, pero nunca cancelar la vulnerabilidad social, ni mucho menos dejar de estar “contaminado por la historia barrial”.

En los últimos años el empobrecimiento individual o familiar empobrecimiento como ciudadano y como trabajador, son las facetas de una caída colectiva, aunque el empobrecimiento familiar y comunitario no siempre va junto. Como diría, Minujin y Kessler, (1995, 23) “muchas dimensiones de la vida social han cambiado, se modernizaron y expandieron. El consumo se ha diversificado y crecido en los últimos años: hay más oferta de bienes con bajos precios relativamente, y nuevos servicios y otros antigua data con profundas innovaciones. La lógica de mercado va penetrando cada vez más en áreas de la vida nacional que antes estaba vedado, lo cual tienen consecuencias positivas y negativas. La estabilidad de los 90 impulso una expansión inusitada del crédito para la compra de bienes coexistiendo movimientos simultáneos de modernización, de extensión del mercado y de la oferta de bienes y servicios juntamente con el empobrecimiento de importantes franjas de población y ascenso económico de unos pocos. Alguien diría: son dos países dos relaciones que empiezan a desconocerse, a no compartir más que la pertenencia a una misma nación”.

Se ha vuelto cada vez más habitual la idea de que las ciudades se dirigen, de manera más o menos inexorable, hacia ese modelo que Manuel Castells, bautizo “ciudad dual” lo que era un espacio común se fractura en dos territorios polarizados-opulentas zonas residenciales, acomodados y miserables enlaces de pobreza y marginalidad-cada vez más distantes entre sí. Es decir, un sector de población de bienestar individual, educación superior de acceso a la alta tecnología de la información: instalados en la era informacional, en un paisaje espacial constituido por localizaciones funcionales y fomentando, una nueva forma de suburbanizacion. (32).

Por ahora más que un “barrio dual”, lo podríamos considerar como un “barrio trial” donde el, 1º sector se ubicara dentro de los límites establecidos del estado medio-alto, pero más estrecho y discontinuo. Un 2º sector, de los estratos medio-medio, mayoritariamente en el barrio, que han visto como el acceso a determinados bienes y servicios comienzan a peligrar, donde las expectativas o aspiraciones de clase se estrechan, y un 3º sector, que en general se sitúa a partir de la calle Ricardo Rojas y/o Ameghino hasta las vías del ex F.C.G. Belgrano. Intentando no proletarizarse, descontaminándose de la historia barrial, evitando la “pacarización” (33)

(31)En Minujin, A. y Kessler, A. “La nueva pobreza en la Argentina”. Edit. Planeta Bs As. 1995.
(32)Castells, Manuel. “La ciudad informacional: tecnología de la información, reestructuración económica y el proceso urbano-regional”. Edit. Alianza. Madrid 1995.
(33)Pacará, sector del barrio Juan XXIII, considerado como espacio en donde los procesos de destitución social han sido tan marcados que el desempleo, la actividad ocupacional precaria, marginación, violencia, etc; pueden llegar a considerar a este sector como estigmatizada por la pobreza concentrada.

Querer ser desde el consumo

¿Cuál será la tendencia que seguirán los barrios?, ¿Cuándo se empiezan a partir y cuando a llegar? ¿Adónde?

Será que se empieza a arreglar las veredas, a poner cerámicos, al arreglar la fachada, poner y pintar las verjas, la moto, el auto, la universidad, el viaje al exterior, la computadora, etc. El nivel de consumo no es simplemente el último momento del proceso de producción y circulación, sino que, el consumo es el lugar donde se hace explicito lo que el consenso general juzga valioso en una sociedad. Por eso mismo, el consumo puede definirse como un proceso en el que se organizan significados sociales, como lugar en donde se expresan la diferenciación social y la distinción simbólica entre los grupos (García Canclini, 1991).

Tal vez al asignarse el papel de consumidores, como dice Zygmunt Bauman, y disfrutar de las oportunidades que brindan ese estilo de vida. Pero no todos pueden ser consumidores. No basta desear, para que el deseo sea realmente deseable, una autentica fuente de placer es necesario tener la esperanza razonable de acercarse al objeto deseado. Esta esperanza razonable para algunos, es fútil para muchos.

Todos estamos condenados a elegir durante toda la vida, pero no todo tenemos los medios para hacerlo. La escala que ocupan “los de arriba” y “los de abajo” en la sociedad de consumo es la del grado de movilidad, de libertad para elegir el lugar.

Los de “arriba” tienen la satisfacción de andar por la vida a voluntad de elegir sus destinos de acuerdo con los placeres que ofrecen. En cambio los de “abajo” les sucede es que los echan una y otra vez del lugar que quisieran ocupar. (34)

El fenómeno de consumo disimula la realidad creando la ilusión de un progreso que en realidades cada vez más concentrada y que refuerza la existencia de hecho de ciudadanos de diferentes categorías (Borja 1988). Los placeres de un mundo feliz, electrónico, informático y flexible es solo para una élite convirtiendo a otras personas y espacios como suburbanos ¡otra vez!, pero, ¿Será como en la primera mitad del siglo XX?, ya no, suburbano de los nuevos tiempos. Más de un integrante de esta clase media barrial, quisiera exclamar con el Fausto de Goethe: “Momento que pasa, detente; eres tan bello”.

El abatimiento y la fatalidad no puede otra vez condenar a una vida de fracaso y rechazo constante, ni mucho menos obstruir la visión del futuro. La realidad incomoda y estresa, pero es posible salir más rápido que antes, dentro del barrio se posee una red de familiares y amigos que están en posición de brindar, comprar bienes u obtener algún tipo de servicio en condiciones favorables. Esto es lo que Pierre Bourdieu, (1980) llama “capital social”. (35)

Que hubiese sido de muchos de sus habitantes sin estas redes familiares, cuando el Estado se retrajo limitando la transferencia que sostenían las condiciones de vida, y sobre todo cuando se aplicó los programas económicos de ajuste y cambios estructurales que provocaron severos impacto en la sociedad salarial.

Para las primeras generaciones barriales (sobre todo, desde la década del 40 en adelante), las intervenciones sociales del Estado fue el colchón amortiguador de caída, garantizando la reproducción social y acumulación de ingresos. Desde los 80 fue el sector privado quien amortiguo esta caída y en menor medida el Estado.

(34)Bauman, Z. “La globalización: consecuencias humanas”. Fundo de cultura económica de Argentina. Bs As. 1999. Pag. 144-115.
(35)En Minujin, A. y Kessler, G. Op. Cit. Pag. 44.

Estos vaivenes de la economía convirtieron al barrio (al principio) en espacios de acción colectiva, de relación de vecindad, de forma de organización familiar, en antaño propia de los estratos obreros, en manifestaciones de solidaridad, de fomento, de asociaciones vecinales como canales de comunicación para reclamar a las autoridades municipales y provinciales. A espacios casi privados de retracción. Hubo momentos en que la vergüenza y el fastidio minaron las relaciones vecinales, ¿Quién de las nuevas generaciones del barrio se animaría a pedir una taza de azúcar, yerba o aceite con asiduidad? Por el momento parecen que las tazas están guardadas.

Para algunos ya no alcanza con el estar, sino con el ser, pero desde el consumo para llegar al “arriba” (como dice Z. Bauman), aunque esto llevara la mayoría de las veces al “síndrome de irracionalidad económica retrospectiva”: “la insoportable certeza actual de que en plena caída se hicieron gastos totalmente innecesarios que aceleraron el empobrecimiento”. En la historia de la nueva pobreza siempre hay casas y coches malvendidos como el intento de sostener el estilo de vida acostumbrado, viajes familiares cuando se estaba a un paso del abismo, créditos, círculos de ahorro que nunca llegaron a completarse, fiestas de casamiento en las que se gastaba en una noche lo que no mucho más tarde sería el presupuesto para seis meses. Tampoco falta pedido de préstamos a bancos y usureros para salir del paso que terminaron confiscando lo que aún les quedaba (A. Minujin y G. Kessler, 1995-35).

No todo tiempo pasado fue mejor, ¿o sí?

(28) El concepto de “clase social” es muy importante para conocer nuestra sociedad de manera clara y profunda. Las múltiples teorías que se han dado acerca de las clases sociales las podríamos reducir a tres:

Primera Teoría: la clase social se determina por los ingresos de las personas. El nivel de los ingresos determinaría la clase social a la cual pertenece una persona o grupos de personas otros añaden a esto el grado de educación y profesión.

Según esta teoría, existen tres clases sociales:
-La clase alta
-La clase media
-La clase baja

Segunda Teoría: lo que determina una clase social es el patrón de vida, el nivel cultural. Forman una misma clase social las personas que tienen el mismo estilo de vida, los mismos ideales, semejantes gustos y patrones de consumo.

Tercera Teoría: lo que determina las clases sociales es la posición que cada uno ocupa en la producción. Esas posiciones son básicamente son dos: capital y trabajo.

Entre las dos primeras teorías, no hay mucha diferencia, pues si uno tiene el mismo estilo de vida y las mismas pautas de consumo es porque sus ingresos son parecidos. El concepto de clase social, aquí, es simplemente descriptivo y estático.

No se llega a identificar las causas por las que unos tienen mucho y están en la clase alta, y otros tienen poco y están en la clase baja. Esta concepción está dentro de la “Teoría Funcionalista”

En la tercera teoría, cambiar de clase social seria convertir de simple trabajador en dueño de los medios de producción. En el fondo esta teoría no se dan más que dos clases sociales: los dueños de los medios de producción (fabricas, tierras, bancos, yacimientos mineros…) y los que trabajan para ellos. (Iriarte, G. 1991: 140-41).

CAPITULO IV: El barrio, como memoria e identidad.

“Tenemos un esplendido pasado por delante. Para los navegantes con ganas de viento la memoria es un puerto de partida”. Ventana sobre la memoria.memoria. Eduardo Galeano

“La geografía de mi barrio llevo en mi será por eso que del todo no me fui, la esquina, el almacén, el piberio, los reconozco, son algo mio”. Eladia Blazquez

“La memoria significa la presencia del pasado, una presencia viva, activa, cuyo soporte lo construyen las personas, esto es, el lenguaje y no simplemente una huella material”, (Rousso, Henry).

La memoria colectiva es el mejor reaseguro ante el olvido, las huellas en el espacio construido nos avisan de las omisiones, de las alteraciones en el relato, y en la búsqueda de sentidos y significados. Es una forma de reconocerse como fuente para ser sometida por el historiador a la critica y a la confrontación.

¿Cuál es la memoria que esta presente en una sociedad barrial? ¿De cual de todas las generaciones es mas valida? Sin duda la percepción de hechos históricos (barriales) pueden tornarse arbitrarios y alejados de la realidad. Todos los habitantes del barrio llevamos en nuestra espalda memorias históricas, formadas seguramente a partir de experiencias vividas, por lo consiguiente esta multiplicidad de memorias plurales no debería reducirse forzosamente a una memoria única.

Que los gallos ya no canten en el fondo de una casa, no solo significa la clausula de un tiempo barrial, sino que la cría de animales revelaba la vida semiurbana y semirural de la primera mitad del siglo XX, donde los olores invadían las habitaciones, como así tambien los sonidos del corral, y de vez en cuando, y por lo menos hasta la década del 70 y principio de los 80 se carneaba en el fondo de la casa, algún animal que los parientes traían del campo. Y con respecto a los otros hedores, las perfumerias del barrio y del centro se iban a encargar.

La memoria de los pobres, de las primeras generaciones urbanas, de las clases bajas del ayer, esta mas presente no solo por el mayor paso del tiempo, sino porque fue ignorado, incomprendido, ridicularizado la mayoria de las veces, y en definitiva son esas humillaciones y arbitrariedades las que mas se recuerdan cuando se escapa desde una posición social y a la cual no se quiere volver. Pero esos recuerdos vuelven por mas esfuerzo que se ponga en olvidar, es la imagen en la conciencia la que perdura y sino, la memoria colectiva es la que sobrevive y resiste a cualquier bloqueo y malformación.

El saber porque somos lo que somos y de donde venimos, confiere identidad, acaso, ¿Hay que sufrir penurias para saber quienes somos?

Seguramente la respuesta de las nuevas generaciones barriales a esta pregunta sera un rotundo no. De quien sera la responsabilidad entonces de que se tenga una nocion imprecisa del pasado, y nuevos desordenes en el tiempo, que arroja generaciones al futuro, pero sin memoria y con traumas.

El espacio barrial esta siendo modificado para ser “centro”, pensando por y para la clase media. Las coordenadas temporo-espacial por momento se encuentran, algunos vecinos viven en el “tiempo”, otros en el “espacio”.

El barrio Alberdi desde sus orígenes, ha traído y concentrado una diversidad de grupos humanos que convivieron y conviven con quehaceres variados, marcados por una particular concepcion del mundo y de la vida. La valorización de la realidad social depende de los “anteojos” (la cultura) con que miremos esa realidad y el lugar social y geográfico desde donde esa mirada se realice. Dice Alcira Argumedo (1993:188) “A través de las dos relaciones primarias-la familia y la cooperación-el individuo adquiere fundamentalmente una conciencia de pertenencia, una identidad socio-cultural. Esta conciencia primigenia no lo liga el hombre, sino a determinados hombres; no adquiere el lenguaje sino un lenguaje, un habla. Formas particulares de relaciones, visiones del mundo y de la naturaleza que le dan identidad a través de ese proceso tan antiguo como el hombre mismo, que es la incorporación de las nuevas generaciones a los propios códigos culturales a través de la socializan. (36).

Es decir, identidades sociales, a través de las cuales se organiza la vida social se construye un tipo de memoria y se habita el barrio, como así tambien la ciudad. El rio Dulce, la ex-acequia Belgrano, la Estación del Ferrocarril, la Escuela Laprida, la Escuela Nº 40, la Escuela Nicolás Avellaneda, la Biblioteca Alberdi, el cine Renzi, la Casa de Gobierno, los Tribunales, el Juzgado Federal, la Plaza Alvear, el paseo España, la Iglesia San Roque, el Ateneo, los monoblock, el antiguo aeródromo Cachi Pampa, el bar Don Pedro, el hotel Coventry, la pizzeria Las Cuartetas, las casas baratas, el mercado de Abasto, etc; son referentes identitarios fundamentales, sintetizadores de la vida barrial, constructores de una territorialidad desde la apropiación simbólica y física del territorio barrial, construyéndolo en un espacio cultural.

Es probable que ante la pregunta ¿Dónde vives? Las personas respondan: “soy del barrio Alberdi” y luego agregaría, “vivo cerca de…” ¿Cuál es la diferencia entre la experiencia de “vivir” y la experiencia de “pertenecer”? Es posible que cada respuesta tenga que ver con la cotidianidad de cada habitante, con la experiencia concreta de los sujetos y fundamentalmente con la historia de cada familia presente en el barrio, y en relación de parentesco que se tenga. Diría Bertoux, D (1996): “toda historia familiar constituye un pequeño espejo donde se refracta la historia social de una sociedad, los grandes momentos de cambo societario y las diferentes dimensiones”.

Las dos primeras generaciones de esa familia conservaran en la memoria algunos fragmentos de los “viejos espacios” la 3º verá como lo viejo se borra a la misma velocidad en que el paisaje se transforma, seguramente la 4º generación y las nuevas familias que se han instalado le otorgara un lugar relevante de pertenencia a un barrio de clase media, media-alto en donde la idea de comunidad sustentada en recuerdos y en los lazos de parentesco no se reproducen ya con asiduidad, los recuerdos van conformando una frontera de no el “antes y el ahora” sino el “adentro y el afuera”.

Salvo algunos, ya nadie querrá acordarse del aquel Barrio Norte, de Cachi Pampa, de los antiguos arrabales, lo suburbano o el antiguo basural, del barrio obrero de vida semiurbana o semirural. Muchos dirán que viven cerca de puntos significativos como por ejemplo: la casa de gobierno, los tribunales, el hotel, o por calle H. Yrigoyen. Av. Alvear, La Plata, etc.; como una forma de reconocerse e instalarse geosocialmente en un status, otros al norte del barrio dirán que son del barrio Alberdi, para no decir cerca del mercado de Abasto o del Pacará.

Hasta la calle Chacabuco se acaban los preparativos para ir al centro, al abrir las puertas, se esta ya al menos en el macrocentro. Los gallos ya no cantan en el fondo de alguna casa hace por lo menos veinte años, hasta calle Bolivia. La aproximacion física a estos identitarios barriales redunda tambien en una mayor proximidad social economica y al pasar a establecer parametros simbólicos de la practica y procesos sociales, ya casi nadie se animaría a reproducir los bailes de carnaval sobre calle Chacabuco (entre La Plata y Perú) o sobre calle Arenales (entre Perú y Av. Roca) o por calle Perú al norte.

(36)En Menéndez, Laura. “Sociales primero, la teoría va a la escuela”. Edit. Novedades educativas. Bs. As. 2000

No solo por el hecho que las nuevas inversiones inmobiliarias y urbanísticas han revalorizado y recualificado aquellos puntos de vistas favorables del barrio, fusionando dos tendencias dirigidas al mismo tiempo: hacia la ampliación del mercado (comercial) y la rehabilitación del lugar (algunas obras y mucha luz), sino por el hecho de que las nuevas generaciones o las familias instaladas desde la década del 90 no poseen las pautas culturales de sus abuelos o bisabuelos y hasta podrían tener una actitud prejuiciosa hacia la “clase de abajo”, a la cultura popular. Su sistema de realidad, la visión del mundo y su concepcion ya son otros; lo que al principio incluía hoy se excluye socialmente.

Estas festividades (de fin de año o de carnaval) hacían mas flexibles a estas fronteras de la calle La Plata, hasta principios de la década del 80, hacia el este era el umbral de donde se “salia o se volvía”, se territorializaban las practicas sociales, se rompían ciertas molduras urbanas. El baile no era un aspecto trivial, el danzar en las calles era recordar ritmo de las colectividades (las primeras generaciones), una inserción e interacción en un espacio que los cobijaba, un recuerdo de las contorsiones de sus padres y abuelos. Con cada paso de baile, ese espacio publico abstracto, gris, privativo, enajenante, se transformaba, se sensibilizaba, era una herramienta de solidaridad, las coordenadas temporo-espacial se alteraban: el “lugar-residencia”, se mutaba a “lugar movimiento”. Como dice M. Minkowski: mientras en aquel espacio matemático-mera extensión-los hombres chocan entre si, en el espacio vivido, en cambio, se acercan, produciéndose la unión y el encuentro, generándose así la intimidad. De lo que concluimos que, todo espacio autenticamente vivido es, al mismo tiempo, espacio convivido (…) La fiesta, en este sentido, supone un cierto ocio-en cuya raíz se encuentra-una interrupción en el negocio. Pero no simplemente para recobrar fuerzas y así luego producir mas, se trata en realidad, de la posibilidad de una mayor hondura en la intelección de la realidad en toda su riqueza (…) es el momento en que el espacio vivido deviene en espacio festivo. En la antípodas de las fiestas y el espacio encontramos el hastió y el espacio acedico, propio-aunque no exclusivo de la vida de las grandes ciudades-tal como el mismo Simmel reconocía. (37)

Terminada la fiesta, esta condición de supuesta no persona que simbólicamente se atribuía a los que participaban en dichas reuniones se relocalizaba socialmente y las señoras “pitucas” del barrio, volvían a considerar a sus vecinos nuevamente “gente como la gente” de volver a la condición de ciudadano como algo mas fijo y menos reflexivo.

¿Es posible que solamente un tercio de la sociedad barrial, se hubiese dado cuenta de los nuevos tiempos que se avecinaban y que los otros dos tercios solamente se conformasen con cierta acumulación de cultura que enriquecía sus vidas y permitían una organización nacional de la cotidianidad social? Mientras que algunos clausuraban una condición, para pasar a se “post” y otros instalados en los ideales de la modernidad, podian ir y volver cuantas veces quisieran alimentando las contradicciones que habitan en el hombre moderno: “la sed de compartir esta nueva pagina de la historia de la humanidad que es la globalizacion y el medio que a su vez sea deshumanizante”, (38) generando una segregación, exclusión y desigualdad socio espacial.

La década del 80, ha sido un tiempo de desafio, reformulacion de los itinerarios familiares por el barrio, por la ciudad y por la vida. Un tiempo de “erosión” de la identidad que dispersa socialmente y el estado neoliberal que integra a una nueva politica economica mediante un individualismo centrado en el consumo personalizado.

(37)En Enrique del Acebo Ibañez. Sociologia de la ciudad occidental. Edit. Claridad, Bs As. 1993, Pag 261—262.
(38)Cohen, Daniel. Riquezas del mundo, pobreza de las naciones. Fondo de cultura economica, Bs As. 1998.

En el lenguaje se advertían que “del futuro”, “proyecto” y “progreso”, se pasaban expresiones como “reciclaje”, “relax”, “imagen”, “consumo”, etc.

-¡Que se ha puesto éste! Diria algún abuelo.

-¿Qué dice ese chico? Hubiese preguntado, sorprendido algún padre, el francés Gilles Lipovetzki, (39) se hubiera divertido demasiado en el barrio Alberdi por aquel tiempo.

Televisor a color, tv por cable, alquiler de video, luego computadora, Internet, definieron y definen las pautas culturales de acuerdo con información y estilo homogeneizados: ídolos de cine, música, marcas de jeans, héroes deportivos, etc.; incorporan a esta clase media barrial hacia lo que Renato Ortiz, llama una cultura “internacional-popular” (40)

Reafirmando las desigualdades y el individualismo, como un nuevo proceso de “apareamiento selectivo” (41), es decir, el lugar de asociaciones que se hace selectivamente entre personas homogéneas que comenzaban a mi entender desde la misma elección de la escuela primaria del barrio: Francisco N. Laprida, escuela Nacional Nº 40 (hoy 762) y Nicolás Avellaneda que contribuyeron y contribuyen a la escolarización en masa de los hijos de obreros y empleados administrativos, a la distribución de las oportunidades y preparación cultural de las nuevas generaciones era y es realizada por los padres, teniendo en cuenta la acomodación lógica de los hijos con los posibles compañeros (provenientes de esta clase media-media en su gran mayoria), como una forma de “tejer las redes sociales necesarias para decodificar y manipular sistemas complejos de selección y clasificación” (42). Luego se reparaban en lo pedagógico y didáctico o en los posibles ritmos de los aprendizajes, como así tambien de las cercanías a estas instituciones. La ex escuela nacional Nº 40 absorbía por lo general, a los niños de estratos medios-bajos del norte del barrio y desde zonas aledañas, las otras escuelas quedaban como receptoras de estrato medio, y los hijos de las familias mas acomodadas preferían las escuelas fuera del tejido barrial. Estas trayectorias se repetían mas tarde en los colegios secundarios. Aun dentro de las instituciones aparecían sutilmente (¿seguirán apareciendo?) la distribución de los niños por divisiones, los desdoblamientos se daban (¿se da?) por el numero de alumnos por año y por la acomodación que ahora realizan los docentes y no ya los padres, diría Daniel Cohen (1998-83) la escuela publica padece el efecto paradójico de la escolarización de masas: se vuelve mas segmentada, y por ende a su vez, productora de nuevas desigualdades.

Estos prejuicios y la posterior segregación, es decir, la separación espacial del otro, lleva a algunos integrantes del barrio a la idea falaz de ciertas relaciones discriminatorias, se sabia que algún chico o chica sea del estrato medio-alto (sur) o el estrato medio-bajo (norte), por ejemplo a que escuela no iba a ir, en donde no iba a jugar y en donde no podía buscar novia o novio o simplemente socializar.

En la década de los 90 y principio del siglo, los “globalizados” se fragmentaban y se diferencian aun mas del resto, la ansiedad, el miedo, la desconfianza, la inseguridad contagia al resto. Sistema de seguridad, vigilancia, las verjas que se elevan, las tapias que aíslan cada vez mas, los usos del tiempo y el espacio son tan diferenciados como diferenciadores. Una “nueva clase media” se relocaliza y se desconcierta.

(39)Lipovetsky, G. La era del vicio ensayo sobre el indivualismo contemporáneo, anagrama, Barcelona 1996.
(40)En Garcia Canclini, Nestor. Imaginarios urbanos. Edit. Eudeba Bs As 1999
(41)Cohen, Daniel, Op. Cit.
(42)Agnés Van, Zanten, en Cohen, Daniel. Op. Cit. Pag. 82

Amurallarse es la estrategia pero sin salir del centro o sus cercanías, un espacio del “nosotros” es el camino de los “ganadores de un proceso de transformación territorial y económico”. Los monoblock de H. Yrigoyen y Bolivia, parece marcar el rumbo (aunque muy incipientes) de las torres countries, como es conocido en algunos barrios de la Capital Federal, como por ejemplo: Retiro, Palermo, Belgrano, etc.

Como señala Cecilia Arizaga, “si en los sectores medios-medio fuertemente amenazado por el ajuste, el consumo cultural aparece como una táctica de inclusión al actuar como elemento de distincion de clase, en los sectores medios-altos donde la amenaza del ajuste viene por el lado de los miedos “al otro”-percibido como violento, peligroso-la estrategia de inclusión se especializa en el barrio cerrado (43).

El progreso social o el contrato social se ha roto. El Estado-Nación esta en crisis, ¿Quién marca el rumbo? A la sociedad de la cultura y la vida individual ¿Quién esta preparado para la actual etapa? Moderna tardía (Anthony Giddens), Moderna segunda (Urlich Beck), Sobre moderna (George Balandier) o posmoderna “la formación que brinda la sociedad contemporánea a sus miembros esta dictada, ante todo por el deber de cumplir la función de consumidor” (44). Las fronteras de la vecindad han sido fuertemente alteradas, ¿Acaso sera el momento de redefinir el catastro municipal desde la cultura, la educacion y el consumo de sus habitantes?

Para Barbero, J.M. (1991) “La destrucción de los lazos vecinales en los procesos de armonía social impulsadas en la economía de mercado y que, de esta forma, confundirían el espacio publico con el mercado, al ciudadano con el consumidor. Este proceso de desterritorializacion en áreas de consumo de objetos y símbolos de mercado” (45), los modernos se quedaron sin modernidad, las funciones cambiaron, otros volvieron del primer mundo, Latinoamerica les vuelve a decir: “buen día” o “buenas noches”.

Algún perdedor del modelo hubiera dicho mitad en sorna, mitad en serio: “mentes de aristócratas, corazón de burgués, pero bolsillo de obrero”.

  • ¿De que se la tiran?
  • ¡En mi casa comia!
  • ¿Pero y éste? Etc.
  • Pensar que antes tenia todo eso…pero por lo menos me queda el estudio.
  • Ahora resulta que soy NUPO (nuevos pobres).

Son expresiones que recuerdan permanencias, situaciones, lugares adquiridos, identidades sostenidas: escuela pública, la formación cultural no ya como forma de movilidad ascendente sino como posicionamiento construido desde la niñez.

Es sabido que el Estado no garantiza ya la condición de clase. La inclusión social parecería venir desde el pago de lo privado: escuela privada, medicina prepaga, vigilancia privada, etc.

Los espacios de consumo cultural de antaño se transformaron, la ecuación de casi dos décadas: paseo, más cine Renzi u otro cine del centro, mas pizza sobre Av. Alvear, quedó fuera del tiempo. “la fuerte recesión economica experimentada en los años 80 redujo el poder adquisitivo de las clases medias y populares, obligo al cierre de salas y condiciono la oferta de productos (…) el cine comenzó a perder el carácter históricamente popular que tuvo a lo largo del siglo” (Wortman, A. 2000

(43)Arizaga, C. Barrios cerrados y countries. Microclimas de consumo. En Wortman, A (comp)
(44)En Bauman, Z. Op. Cit. Pag. 106
(45)Vattino, G. afirma que el fin que según la modernidad regia el curso de los acontecimientos representado, a partir del punto de vista de un determinado ideal del hombre (…) que el sentido de la historia estaba en la realización de la civilizacion esto es, de la figura del hombre europeo moderno.

El se concibe solo asumiendo como criterio un determinado ideal del hombre que en la modernidad coincide siempre con el de hombre moderno europeo es algo así como decir, nosotros los europeos somos la mejor forma de humanidad, todo el curso de la historia se ordena en función de realizar mas o menos acabadamente este ideal. Se podría derivar entonces que el fin del hombre ilustrado, el fin de este ideal es insostenible con el advenimiento de la llamada sociedad de la comunicación. Una sociedad producida en lo imaginario y lo simbólico a través de la fuerza dominante de la televisión. En Wortman, A. Op. Cit. Pag. 62.

Que triste es ver el viejo cine Renzi convertido en playa de estacionamiento y las confiterías que vivían de su público a la salida, reducido a la nada.

La posibilidad de tener acceso a través del video, la oferta de tv cable o la informática redefinen los vínculos sociales que expresan a la vez ruptura. Es como “desenchufarse” pero en la propia casa.

Jugar al fútbol en la canchita (de la estación) en el “globito”, en el “piquito” o jugar al basquet en el Ateneo San Roque o en Casa Barata, y a la noche juntarse en la esquina o algún almacén eran en los principales ejes movilizadores de la niñez y la juventud barrial, aunque hay ciertas continuidades pero no con la intensidad de antaño.

-“A esta hora nosotros estábamos jugando y revolcándonos, en la canchita de la estación del Ex – ferrocarril G.B.M. (para muchos amigos de la infancia), era nuestro patio trasero, hoy mis hijos están en el ciber o jugando con la computadora o haciendo tiempo para salir a entretenerse de otra manera-diría algún amigo, algún ex –vecino.

Para el filósofo italiano M.F. Sciacca, “tanto el culto nostálgico al pasado el esperanzador futuro tiene en común la fuga del presente. Nostalgismo y futurismo tienen en común la fuga del presente, el mal, el primero hacia el pasado que niega el porvenir, el segundo hacia el porvenir que niega el pasado. Por consiguiente, para uno y otro, el presente es el mal, aunque se superan sobre lo peor: el porvenir para el nostálgico, el pasado para el porvenerista. Antiprogresivo porque regresar es lo optimo en el descuido de lo peor (el porvenir) o antitradicionalismo porque lo optimo es progresar destruyendo cuanto sobrevive del pasado (lo peor); pero en uno y otro caso, fuga del presente que es el mal, lo invencible. Lo optimo, el tiempo que ha sido y no es, o el tiempo, que sera y no es todavía; lo optimo el “tiempo que no es”, porque el tiempo que es el presente es el mal: desesperado consuelo perderse en el recuerdo del tiempo que fue o inmergirse en la expectacion del tiempo que sera.

Mito del pasado y mito del porvenir, dos retoricas de la libertad y del tiempo empeñadas en enmascarar la renuncia del presente (…) quien existe a la altura del ser no tiene nostalgia o repugnancia del pasado, ni temor o porveneristica expectacion del mañana; siempre esta colmada por el presente todos los momentos del tiempo, sin ser jamas cumplidos por el. (46)

Los teóricos de la posmodernidad urbana, afirmarían que la posmodernidad ha llegado al barrio Alberdi al observar la proliferación de los estilos de vida y tambien de identidades de la clase media.

La ciudad ya no se presenta como la ciudad de todos o para todos de la modernidad, ya que existen distintas vivencias de la ciudad fragmentada, una ciudad para grupos de sujetos sociales con recorridos muy diferenciados.

“Se paso de la ciudad dual del fordismo a la ciudad con islas de riquezas posfordistas. Implica una transformacion en la morfologia social urbana y suburbana a partir de una selección de zonas a manera de islotes de la ciudad globalizada y planetaria rodeadas del resto marginal” (47)

(46)En Enrique del Acebo Ibañez. Op. Cit.
(47)Marcuse, P (1998) En Wortman, A. Op. Cit. Pag. 132.

CAPITULO V: Del barrio de clase baja al barrio de clase media.

“Una explicación general del mundo y de la historia debe tener en cuenta, ante todo, como estaba situada nuestra casa”.

Ítalo Calvino. El Camino de San Giovanni, 1962

“Se sabe que cada pueblo busca preservar su historia y encargar a alguien de la continuidad que se constituye en tesorero de ese pasado que se conserva, pero al mismo tiempo es cierto que el deterioro del olvido y la desmemoria, solo se evita mediante la circulación del sentido de ese pasado. Por circulación se entiende de esa interpretación de cercanía y familiaridad de comodidad y de cosa conocida que los lugares que nos pertenecen nos otorgan y que de alguna manera se corresponde con la designación de sentido de pertenencia”. (48)

Para Marcel Pöete, la comprensión de la ciudad solo se alcanza a través del conocimiento de sus habitantes. La ciudad es vista como un “ser vivo” en constante evolución, escenario de un también constante intercambio entre las necesidades del hombre y los condicionamientos geo-socio-histórico. El conocimiento d la ciudad no se lograra si la tratamos como una pieza de museo o un resto fósil. (49) como toda construcción humana se halla en permanente transformación, conglomerada de objetos materiales dejando su presencia en distintos puntos del territorio.

Los objetos de la ciudad son marcas de la época en que ella fue creada a modo de testigo de tiempos pasados. En el presente a veces esos objetos tienen funciones que mantienen su vigencia y, otros casos, han perdido su sentido original pero haya resignificado su función. (50) Todo proceso de renovación urbana transforma lo antiguo en nuevo, se resignifica por ejemplo. Puerto Madero en Bs As. ¿Sera el mismo destino que tendrá la vieja estación de F.C.G.M… a parte de la terminal de ómnibus; transformándose en un centro de negocios, espacios recreativos y culturales, acorde al nuevo papel de las áreas urbanas en la economía y la cultura globales? El barrio es un sitio lleno de mensajes, y de significados, lo cual se complejiza la comprensión de hechos ocurridos sin que por ellos se entrecrucen las intimas y profundas emociones. Agudizar el análisis no es tarea sencilla. ¿Desde dónde se puede pensar a una ciudad o a un barrio? Desde la memoria popular, el imaginario colectivo, desde una identidad de clase de los actores sociales, desde las transformaciones espaciales, desde pequeñas historias individuales y vivencias colectivas, desde la situación socio-económica, el consumo, la cultura, etc. Weber, define las clases según el acceso diferencial a la recompensa del mercado (Burris, 1993:22) La pertenencia a una clase alta está dado no solamente por la propiedad, sino por los servicios que cada clase puede negociar en el mercado (los no propietarios).

Entonces se puede diferenciar los que son clase positivamente privilegiadas (propietarios y trabajadores calificados) y los negativamente privilegiados (obreros no calificados.)

Lo cierto es que, cualquiera sea el punto de partida, producirá la interpretación acabada de una temática y la subvaloración, de conocimiento e indiferencias de otras sin embargo el abordaje debe ir de un replanteo epistemológico necesario. Seguramente toda aproximación nos conduce hacia nuevas preguntas y planteo, lo cual es necesario seguir investigando.

(48)Clementi, Hebe. Op. Cit. Pag. 78
(49)En Enrique del Acebo Ibáñez. Op. Cit. Pag. 192
(50)Blanco, y Gurevich, R. “Una geo…” en “ciudad y ciudadanos” Op. Cit. Pag. 69

Desde el siglo XVI, Latinoamérica, la ciudad (como su expresión) es un proyecto de mundo europeo, Mercantil y Burgués, las ciudades es el ámbito donde esa proyección se realiza, de modo de organizar a imagen y semejanza el enorme y desconocido territorio en que se introducen. Para algunos autores, la ciudad es una ideología, entendida como forma social: cuerpo de creencias, ideas, valores y estilos de vida que encierran en diferentes grupos sociales y en diferentes localizaciones espaciales.

Parafraseando e Isnard, H. (1971; 5) diría que el mundo fue modelado para uso de los europeos, más que imagen de sí mismo. El rol de la ciudad fue conformar una nueva realidad, dar el perfil a los territorios sobre los cuales se posan el riego y la lucha en contra lo diferente.

Es una aberración crecer hacia el norte, es volver al pasado indígena, dijo B. Canal Feijóo, es el conflicto que se libra entre la ciudad y la realidad que la circunda, es básicamente cultura, lo urbano y lo rural, ciudad-campo, élites-masas, las fronteras culturales son los puntos de fricción y tensión y en ese dinamismo que se concilia se crea una cultura común; a la readecuación en un nuevo contexto, el desarraigo se constituye como expresión del distanciamiento y replanteo de nuevas pertenencias donde el barrio es el territorio que soporta los nuevos arraigos y desarraigo de otros, no así el “centro”. En las primeras décadas en el actual barrio Alberdi la apropiación y uso de ese espacio, tuvieron afinidad de sentidos en lo individual, lo familiar, lo simbólico, lo religioso, lo lúdico. Por ejemplo, con respecto a lo religioso en las primeras décadas del siglo XX, la mayoría de condición humilde, las conductas religiosas eran más homogéneas y fervorosas. Las fiestas religiosas o las peregrinaciones (a Mailín o San Gil) eran numerosas, los deseos y pedidos tenían mucho que ver en la superación de su privación material con lo que se vivía. Un sector de la casa se improvisaba para instalar una especie de santuario, la religión católica no tenía que enfrentar la competencia para ganar y mantener a sus fieles.

La creencia, la practica (ritual y devoción al) iban de la mano, pero es desde los años 50, en parte se iban a modificar ciertos lazos de vecindad, no solo por la oleada modernizadora desde el Estado u la reubicación de residencias de mayor categoría, sino, porque la foto de Eva Perón comenzaba a compartir con las imágenes de los santos el improvisado santuario. Aunque se pretendía disimular, la ruptura estaba marcada.

Los compensadores sobrenaturales comenzaban a ser otros, ante cada crisis económica familiar. Las nuevas generaciones poco recuerdan el itinerario religioso de sus abuelos y bisabuelos hasta parecen ser hoy menos confiables. En la actualidad las calles Santa Cruz y/o Bolivia parecen dividir la geografía de lo sagrado (siempre en la religión católica), las familias de mayor posición económica prefieren (por lo general) ir a misa en la iglesia del centro y la iglesia de San Roque recibe el resto de los feligreses barriales.

¿Sera que la función primaria de la religión en conformar a los pobres y débiles ha cambiado? ¿O llegar al cielo será una cuestión de caminar algunas cuadras y nada más?

Desde el principio la carencia, la marginación, todo un sistema de vida estaba determinado por la pauperización. Su basamento histórico es la función de la segunda generación de inmigrantes europeos, la cultura “gaucha” e indo americana de los orígenes más lejanos en el tiempo, van conformando una cultura popular, un sistema de vida donde el significado de algunas modalidades (de trabajo, costumbre, fiestas, etc. Bebidas alcohólicas, objetos personales, gestos de valor) tienen significado diferente, lo que escandalizaban al “centro” era normal para el barrio.

Dice Moffatt, A. (1997, cap. IV)»… es interesante señalar que lo que se puede entender por alcoholismo en la burguesía puede tener un sentido totalmente distinto a nuestras provincias del norte, durante algunas fiestas (especialmente el carnaval), la familia expresa su alegría, su música, baile y alcohol que, en este caso, llega a tener un sentido religioso pues permite el estado de participación con la naturaleza y con los demás.

La borrachera burguesa, realizada dentro de la privacidad burguesa y vivida con culpa, sirve para la separación social y para aumentar la soledad. En cambio en algunas comunidades (…) hasta las abuelas se incorporan al ritual del baile, a veces tristes y a veces alegres, que llega a ser un enorme experiencia de psicoterapia comunitaria. Estos sectores marginados, por ser los escalones inferiores de la pirámide social, no desarrollan criterios de discriminación social hacia abajo, se sienten hermanados y solidarios con todo el grupo de oprimidos.

En cuanto a la elaboración de duelos y forma de depresión, diríamos que este es un grupo con fuertes componentes depresivos, la tristeza nunca es demostrativa, espectacular, sino que es crónica y ancestral. Pero de todos modos, la concepción fatalista del mundo constituye una buena defensa contra las grandes pérdidas y el sentimiento de desposesión.

Una característica de la cultura de la pobreza es el grado de violencia que existe en ella. Estas estructuras siempre de acuerdo con un orden piramidal, el que puede imponerse con más fuerza depreda al que tiene debajo: el hombre a la mujer, la mujer al hijo, el hermano mayor al más pequeño, etc., estudiando la razón de esta violencia, su origen, Frantz Fanon sostiene que es la violencia que las clases opresoras ejerce sobre el oprimido y al no poder ser devuelta se deriva hacia abajo. Lo que hace el oprimido es aceptar la moral del opresor basada en la imposición violenta y la ejerce aún dentro de su propio grupo, pues la devolución de la más mínima violencia hacia arriba es severamente castigada(…) El grupo oprimido en la sociedad capitalista tiene los componentes de la burguesía son reacciones de dependencias, en todos los niveles de interacción y básicamente en su trabajo donde siempre debe aceptar órdenes…» (51).

Las culturas populares son el resultado de una apropiación desigual del capital cultural, una elaboración propia de sus condiciones de vida y una interacción conflictiva con los sectores hegemónicos(52), cualquier mirada de las periferias de las ciudades no solo debe referirse a la dimensión espacio-temporal sino en un contexto socio-económico-cultural, un conocimiento creativo reconociendo que el «otro» se desenvuelve desde un posicionamiento de vida y su situacionalidad existencial. En una comparación rápida (y odiosa tal vez) diría que el Pacará o el Bosco I, II y III , por nombrar algunos,en su sistema de vida, es el barrio Alberdi, pero de la década del 30 o el 40.

¿O acaso las ciudades son pensadas, proyectadas para el uso y consumo de las clases medias y altas? Qués hubiese sucedido si este sector de la ciudad no recibía el impulso de desarrollo y modernización de los años 50, de la presencia del Estado Benefactor y la reubicación de áreas residenciales de mayor categoría socia, que actuaban como contagio espacial, ya que el gobierno municipal, provincial, respondían a las demandas de una clase media emergente, el barrio se modernizaba «parejamente» aunque con algunos altibajos, pero donde la movilidad social era la característica común.

(51) Moffatt, A. «Socioterapia para los sectores marginales» Edit. Lumen Humanitas, Bs. As.

Desde los años 80 el protagonismo público y privado lograron cierta coherencia socio-territorial. ¿Cambió el barrio o cambio el centro? Ahora los barrios que se modernizan se gentrifican (52) y los que no se tugurizan (Gorelik, A. 2001) son los propios habitantes del barrio que se comprometieron con sus pequeñas actuaciones en el espacio público a mejorar pero sin ninguna identidad arquitectónica, el barrio se estabilizó. La tendencia parece ser, ofrecer pedazos del barrio a promotores inmobiliarios que generan productos aislados, dejando en descubierto la ausencia de un plan municipal, desarticulando aún más la ciudad y promoviendo la no solidaridad, lo que cura a un sector a otro lo mata.

Se debe entender que el pensamiento sobre la ciudad, como todo pensamiento sobre la realidad social, es un pensamiento histórico acumulativo, todos los barrios tienen espacios simbólicos económicos y sociales en los cuales se arman y desarman múltiples identidades, en este caso me estoy refiriendo a uno de los barrios más antiguos de la ciudad Capital.

A  manera de reflexiones finales…

«…¿Será forzosamente la memoria un don concedido al hombre para hacerlo mejor, más notable, más humano? Recuerdo ciertamente, el lugar de donde vengo y hacia donde voy, por eso me esfuerzo por mostrarme más comprensivo con el prójimo, con mis compañeros de ruta…» (Elie Wiesel).

Suelen afirmar que no hay identidad social sin memoria. Los espacios barriales están poblados de edificios públicos, viviendas y sujetos sociales de diferentes orígenes temporales.

El barrio Alberdi y su gente vivió en forma sostenida un tiempo de progreso, un tiempo que tenía sentido y dirección, de intervenciones públicas donde el principal instrumento era el Estado. Luego el mismo Estado a partir de los años 80 se dedicó a sostener y a reproducir las desigualdades sociales. Los que perdieron no fueron rescatados, el presente y el futuro se vuelven inciertos y el pasado se vuelve refugio.¿Pero cuál de los pasados? En un momento en que se perdió los marcos de referencia y socialización tradicionales por los cambios en las familias y por la segregación residencial y educativa. A que pasado pretenderá regresar la clase media barrial: a la pauperización, a la indignidad territorial, a la vulnerabilidad social sostenida y permanente o al comienzo de un modelo de gestión de Estado donde el contrato social esté garantizado, ¿Se animarán a cantar la marchita peronista, como lo hacían la mayoría de los abuelos barriales, desde sus coches y el teléfono celular?

El pasado debe servir de lección, para recuperar y también seleccionar parte delas «experiencias útiles», la memoria debe conducir a fundar un destino, un porvenir. No es cierto que el exceso de pasado nos impida pensar y ser creativos. Los escenarios se modifican, los procesos sociales urbanos necesitan ser analizados desde nuevas coordenadas, cambios como: la reestructuración económica y del empleo, el impacto de las nuevas tecnologías, reforma del Estado, cambios culturales y las nuevas pautas de consumo,etc, deberían convertirse en escenario de oportunidades, más que futuras formas de pobreza.

En este ensayo he pretendido entregar a través de los capítulos, a los habitantes de la ciudad una ayuda memoria para recorrer este sector dela ciudad llamado barrio Juan B. Alberdi. Mi imagen, mi recorrido por los espacios «socialmente producidos» , en busca de encontrar síntesis explicativas de los demás habitantes del barrio a lo largo del siglo XX y comienzo del presente.

Es cierto son demasiados solapamientos, demasiados cambios de identidad en el mismo espacio y en los sujetos. He tratado de acercar mi verdad al relato, al análisis histórico y geográfico. Es por ello que me someto a que éste recuerdo sea interpretado a los posibles efectos distorsionantes de esa realidad al que podría haber incurrido. Con la esperanza de profundizar referencias teórica, marcos explicativos, metodológicos y hasta epistemológicos.

Por Hugo R. Manfredi

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