Dedicatoria
A mis familias. En memoria de mi abuelo Bladimiro A. Coronel y mi tío Carlos E. “Coco” Manfredi.
Agradecimientos
A los profesores Sandra B. de Guerrero, a la Lic. Alba Lía C. de Castro, Dr. Gustavo Carrera y Silvia G. de Carrera, Prof. Lucrecia Silva.
Advertencia: queremos advertir a nuestros lectores que este trabajo fue elaborado, ampliado y corregido desde el año 1988 y con motivo de cumplir 450 años la ciudad de Santiago del Estero, fue terminado. Por tal motivo no reflejará las modificaciones urbanas y las intervenciones inmobiliarias que sucedieron a partir del año 2003, como tampoco los planos y fotografías de la época. Este trabajo en algún momento tenía pretensión de ser publicado en un libro, pero no pudo ser.
CONTENIDOS:
-Presentación
-Introducción
–CAPITULO I: La ciudad y el Barrio como idea: múltiples definiciones para diversas interpretaciones.
–CAPITULO II: El barrio como historia, como geografía, como territorio.
–CAPITULO III: Los usos del suelo, mercado laboral, consumo, fragmentación y distancia social.
–CAPITULO IV: El Barrio, como memoria e identidad.
-CAPITULO V: Del Barrio de clase baja al Barrio de clase media.
PRESENTACIÓN
“El barrio de Alberdi. La construcción de una imagen. Desde la indignidad territorial a un barrio de clase media”, constituye un ensayo exquisitamente logrado. La riqueza de las citas textuales, unidas a las argumentaciones, narraciones y descripciones permite al lector obtener una visión clara y precisa de la temática tratada. El autor consigue a pesar del lenguaje que por momentos resulta plagado de tecnicismos, transmitir su punto de vista y, desde su interpretación personal, lograr que el lector se reconozca e identifique entre sus páginas.
Para tratarse además de un ambiente al que el autor estuvo y está ligado, lo que le permitió conocer de cerca la evolución de sus habitantes, la información expuesta no solo se interesa desde el punto de vista histórico geográfico para comprender el proceso de conformación de una unidad barrial en espacio de consumo, sino que permite el rescate emotivo que desde sus páginas le ofrece a cualquier habitante de la ciudad.
El minucioso trabajo de investigación realizado no es concluyente, por el contrario, como el autor mismo lo declara, queda abierta la posibilidad de nuevas conceptualizaciones y nuevos enfoques.
Profesora. Sandra Bucci de Guerrero
INTRODUCCIÓN
“Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje, son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son solo de mercancías, sino también trueques de palabras, de deseos, de recursos (…..)”.
*Italo Calvino, “Las ciudades invisibles”
“Las ciudades como toda construcción humana se halla en permanente transformación.
¿Qué es lo que permanece: es el objeto o la palabra que lo nombra? Todo nombre supone una dotación de sentido y significado en permanente cambio, de allí el carácter histórico de los conceptos”. (Blanco, y Gurevich, R 2002). La ciudad y el barrio son el resultado de un proceso histórico, de cambios permanentes, se derriba y se construye, la imaginación detecta retazos del ayer. De cómo había sido la vida material de los primeros actores sociales en el centro en los suburbios. La historia nos cuenta cómo y en donde vivieron los grandes personajes, héroes o las familias más acomodadas de la sociedad santiagueña, hasta existe retrato fotográfico y un pormenorizado análisis de la arquitectura, pero pocos escritos han mostrado como fue la vida en la ciudad de los grupos sociales bajos, los marginados de poder y la riqueza: las primeras generaciones urbanas fuera del “centro”. Cada paisaje, casas, calles, plazas, veredas, edificios son sitios de insospechados mensajes, llenos de significados y sin los relatos de vida de los “abuelos y bisabuelos” barriales, los lugares se presentarían más confusos e indescriptibles, solo hace falta aproximarnos a ellos y decodificarlos. El barrio así como la ciudad es un espacio socialmente producido y organizado, un ámbito para ver tensiones, conflictos, modos de vida, de cómo crecen y se modifican las sociedades barriales, desde su base poblacional, su estructura productiva y su influencia en el espacio que serán visibles años posteriores.
“El lugar donde una persona vive es símbolo del tipo de persona que es”
(Timms: 1976). Cada persona elige el barrio donde vivir o al menos lo haría si fuera posible, lo cual va teniendo una idea particular del lugar en el que vive, se identifica y lo construido se toma en referentes de la memoria individual y colectiva. Es posible que el entorno al que está expuesta una persona se constituya en un elemento de su identidad, su sostén y su afán de pertenencia a un grupo social, afirmen certezas en un determinado contexto, pero nada garantiza que este entorno este ajeno a la inestabilidad, la inseguridad de sostenerse a sí mismo cuando las condiciones funcionales y relacionales se modifiquen. Cuando un determinado lugar se revaloriza, al aumentar el valor de la tierra, se torna accesible para ciertas actividades con amplios márgenes de ganancias.
Los lugares de trabajo de unos y de privacidad de otros, se distorsionan y desequilibran, condicionándose mutuamente.
En el barrio de más de 70 años, de los más antiguos en la ciudad capital, de cierta identidad (socio territorial desde principios del siglo XX, con sucesivos cambios generacionales de alternación, clase social hasta su estabilización de cualquier familia de más antigua data) es posible que los lazos de afectividad y pertenencia a un barrio, hayan significado las rupturas de ideas y sentidos del lugar una y otra vez.
*En la ciudad y ciudadanos. Pag. 119.
Tal como lo manifiestan los geógrafos fenomenológicos (Relph, Tuan y Buttiner), no todas las personas experimentan los mismos sentimientos ni en el mismo sentido hacia los mismos lugares. Los sentidos de los lugares aparecen como un juego de fuerzas cuyos componentes pueden ser, por una parte la presencia de interés o fuerzas estructurales que tienden a la codificación de la vida, de la cotidianeidad. Como bien dice Randle, P. “el estudio de la evolución de algo. En este caso el barrio Juan B. Alberdi- es no solo su historia, sino también el estudio del proceso de cambio de ese algo en su especialidad”.
El presente ensayo es el resultado de un largo proceso de investigación y a la vez una propuesta de abordar la comprensión de una ciudad y de un barrio desde sus habitantes, en constante evolución, escenario de intercambio entre las necesidades del hombre, de la sociedad y las condiciones geográficas, históricas, sociales, económicas y culturales.
Desde el juego de oposiciones en la búsqueda de identidad por homogeneidad, de correspondencia entre la configuración socio económica del espacio y del paisaje urbano en gran parte del siglo XX hasta una nueva creación y reconfiguración del espacio barrial particular en espacio de consumo, de nuevas individualidades y la renovación de identidades desde la cotidianeidad a principios del siglo XXI.
Con la esperanza de que cada capítulo contribuya a la reflexión, a responsables y gestores de políticas urbanas, a enriquecer el conocimiento, generar puntos de partida para nuevas investigaciones desde diferentes perspectivas, desde lo particular y desde lo global a promover una lectura crítica que visualice el presente no como conjunto de lo dado, sino como una construcción que se inscribe en un territorio y en un tiempo.
Sabiendo además que ninguna lectura es ideológicamente neutra.
De esta manera he querido contribuir al homenaje y a los festejos del cumpleaños Nº 450 de la capital de Santiago del Estero.
CAPITULO I: La ciudad y el barrio como idea: múltiples definiciones para diversas interpretaciones.
“De una ciudad no disfrutas las siete o las setenta y siete maravillas, sino las respuestas que se da a una pregunta tuya”. Italo Calvino, “Las ciudades invisibles”
La necesidad de contar con un marco teórico explícito y consensuado en relación a las conceptualizaciones vinculadas al urbano obliga a transitar por distintos momentos de la teoría urbana como punto de partida para buscar respuesta a interrogantes acerca de los conceptos mismos de ciudad y de barrio.
La ciudad es la construcción humana de tipo subjetivo que se articula en un espacio geográfico acotado que comparte características con otro tipo de espacio y poseen particularidades que genera un modo de vida especial: el urbano. Una ciudad es ante todo, un ámbito social. También es naturaleza transformada por el hombre.
- Bohigas, argumenta que la historia de la humanidad es entre otras cosas, la historia de las luchas de la cultura contra la naturaleza y el intento de someterla a formas de vida artificiales de las cuales las más sobresalientes es la vida urbana (1), son los aspectos o bases cualicuantitativos que le dan a lo urbano su perfil característico, oponiéndose a lo rural, a lo que es campo (donde predomina la actividad económica primaria). La ciudad, sería el lugar de las relaciones asociadas a las actividades económicas de tipo secundario y terciario, donde habría una mayor diversidad de roles; multiplicidad de pertenencia.
En 1924, fue Aurosse quien llegó a la primera conclusión, diciendo que la ciudad es un complejo económico y social en funcionamiento. (2)
Después de la II guerra mundial la expansión urbana de superficie y población junto con la edificación generan ciudades de crecimiento. Surge una definición donde se considera a la ciudad como “rasgo unitario de la superficie terrestre con características geográficas asociadas”.
Conzen, en su modelo propuesto, dice que “la ciudad es el resultado de una interacción de líneas de fijación y cinturones marginales”. (3) Tiende a valorizar el espacio y la políticas de ordenamiento urbano.
La ciudad es el fruto de un complejo natural y humano, como la flor que crece en un jardín, saca las características tanto del espacio y del suelo, como el clima y los cuidados del hombre, nacen, se desarrolla, se extiende, se vuelve gigantesca, a menudo se modifica y a veces muere. La ciudad es un ser viviente, no solo por las actividades de sus habitantes sino por su propia y profunda vida (4).
José Estébanez, hablaba que al intentar definir la ciudad de un modo universal refleja un eurocentrismo conceptual que asume la división del mundo en regiones con diferentes grados de desarrollo. Es la evolución seguida de Europa Occidental la pauta a seguir por las demás regiones. (5)
(1) En Alderoqui Sandra y Penchasky (comp.) “ciudad y ciudadanos”. Edit. Piados Bs As. 2002
(2) Carter, H. “El estudio de la geografía urbana”. Instituto de estudio de administración local. Madrid. 1974.
(3)Carter, H. Op. Cit.
(4)Beajeu-Garnier y Chabot, G. “tratado de geografía urbana”. Edit. Vicent. Vives, Barcelona.
(5)Estébanez, José; Puyol, Rafael, Ricardo. “Geografía Humana”. Edit. Cátedra Madrid 1955.
De este modo se prescinde de los contextos culturales y económicos en los que los pueblos organizan los territorios. Negar la existencia de ideas, prácticas, experiencias, historias de los grupos sociales puede impedir la explicación de modelos específicos de crecimiento y formas urbanas. Pero además del eurocentrismo existen otras razones que impiden definir satisfactoriamente a la ciudad como se: la distribución y naturaleza de los asentamientos, umbral en el tamaño de un núcleo, heterogeneidad, división del trabajo y modo de vida diferente.
Gino Germani, hablaba de la ciudad “como núcleo de la modernidad, porque era el lugar donde nos podíamos desprender de las relaciones de pertenencia obligadas, primarias, de esos contactos intensos de tipo personal, familiar y barrial propios de los pequeños pueblos o pequeñas ciudades y al pasar el anonimato de las relaciones asociativas, electivas, donde se segmentan los roles”.
Para Beatriz, Sarlo, la ciudad es un espacio donde se desarrolla la disputa cultural.
La trama urbana proporciona lugares para la transacción de valores diferentes y donde se pone en escena conflictos de intereses (políticos, estéticos, mezcla cultural provocada por la inmigración).
Así la ciudad moderna es siempre heterogénea porque se define como espacio público: la calle es el lugar donde diferentes grupos sociales realizan sus batallas de ocupación simbólica. La arquitectura, el urbanismo y la pintura miran, rechazan, corrigen e imaginan una ciudad nueva. (6)
La experiencia diaria de habitar y las representaciones que los habitantes nos hacemos de las ciudades superan los criterios geográficos-espaciales (Escuela de Chicago) y los criterios económicos para todas las posibles definiciones, al no dar cuenta de los procesos históricos-sociales y por qué no ideológicos que engendraron las estructuras urbanas, la dimensión, la densidad y la heterogeneidad. Lo cierto es que la ciudad es un espacio social en el que una red de relaciones se materializa a través de formas, cuya lectura da cuenta de más de una manera de pensar, actuar y definir ese espacio, producto de distintas fuerzas puesta en tensión y donde distintos intereses se ponen en juego. La ciudad es una y diversa. Centro y periferia. Barrios, talleres, industrias, comercios, servicios. Pero también es ocio, recreación, movimiento, intercambio, espacio de lucha, de consenso.
En América Latina, cuando se habla de ciudad, se habla de espacios invadidos por el campo, encrucijadas entre lo rural y lo urbano, en referencia a los usos urbanos que parecen campesinos, sobre todo en las periferias y a veces invadiendo el “centro” con sus carros con caballos. O a veces haciendo notar como las ciudades penetran en el campo.
No es solo un fenómeno físico, un modo de ocupación, de agruparse, sino de adquisición de nuevas competencias que los inmigrantes (entendiendo como personas que viven en el campo, de los pueblos o ciudades pequeñas) tendrán que situarse, decodificar interacciones, intercambios de mensajes con los otros “que ya están ubicados”. Modos de vida y de expansión entran en tensión, atravesar los umbrales de la modernidad en forma automática.
(6)Sarlo, B. En Alderoqui, S. y Penchaski P. (comps) Op. Cit.
“Es que para algunos autores, la ciudad era una gigantesca fábrica de hombres modernos, punto final del continuo urbano-rural. La modernidad entendida como progreso lineal, éxito económico y homogeneidad cultural. (7)
Garcia Canclini, N (1995) dice sobre las culturas hibridas: las teorías del contacto intercultural han estudiado casi siempre los contrastes entre los grupos solo por lo que los diferencia. El problema reside en que la mayor parte de las situaciones interculturales se configura hoy no solo por las diferencia entre culturas desarrolladas separadamente sino también por las maneras desiguales en que los grupos se apropian de elementos de varias sociedades, los combinan y transforman.
Hay una diversidad de procedencias que ha incidido claramente en las distintas matrices culturales presentes en el barrio, donde el proceso deja una huella fundamental en una gran mayoría de emigrantes que luego se transmite a sus herederos conformando un aspecto fundamental de la memoria colectiva.
En un proceso de asimilación-ajuste-participación y aculturación. (8) Insiste en la capacidad de replanteos, resignificaciones, readecuaciones a un nuevo contexto. Una mirada en la que el desarraigo se constituye como expresión directa del dolor, del distanciamiento y replanteo de relaciones sociales, y por otro lado explicitan la necesidad de reconstruir pertenencias donde lo barrial aparece como un territorio soporte de nuevos arraigos, un sentimiento de inserción a la cuadra, a la manzana. La partida, el tránsito a lo urbano, crea tensiones a nivel de adecuaciones a un nuevo medio, a las relaciones socio-culturales.
Se trata de la contrastación de la geografía rural-urbana, de la adecuación a un paisaje diferente, de la búsqueda de referentes que posibiliten la construcción de un espacio barrial, como significativo. También a los que viven en los barrios más o menos alejados, este ir y venir al “centro”, donde se concentran las innovaciones económicas, tecnológicas, comerciales, etc., brinda posición, comodidad y alivio, al menos por unas horas.
Como señala C, Arizaga (2000) la ciudad es pensada desde el consumo no solo en su relación necesaria con él, esto es como escenario donde los bienes y servicios se ofrecen para el consumo y como locus de consumo, donde este se lleva a cabo, sino como espacio que es consumido por quienes hacen uso de él (…) y su impacto conforman “estilos de vida”. (9)
Es tan difícil decir donde se establecen geométricamente (en los planos) estos cortes, a partir de que calles y avenidas se entra o sale de la modernidad y por qué no de la post-modernidad, en donde se pierden los particularismos culturales y se transforma en multicultural, en que parte comienza la exclusión y se vuelve a la inclusión. Pero es más difícil para los ciudadanos saber: como, quien y desde cuando los espacios cambian y precipitan procesos de destitución socio-territorial. En poco tiempo todo se vuelve novedoso en la configuración espacial, composición demográfica, posición estructural y función de la sociedad urbana.
(7)En Gorelik, Adrian. “Miradas sobre Buenos Aires”. Siglo XXI. Bs. As. 2004 Pag. 126,162.
(8)Rama, A. “Transculturación narrativa en América Latina”. Siglo XXI, México, 1992. En Forni, F. (compilador). “De la exclusión a la organización”. Edit. CICCUS, Bs. As. 2002.
(9)En Alderoqui, S. y Penchasky, P Op. Cit.
Caminando por una ciudad o un barrio se pueden juntar fragmentos de nuestras vidas como lo hacemos es un autoservicio o el supermercado, solapando y encubriendo rasgos culturales de los primeros actores barriales involucrados.
Evoluciones y finalidades que quieren ser pensadas y repensadas por ejemplo, la simple expansión de los transportes por la trama urbana, la introducción de ómnibus coches privados o remises invaden y conquistan por los corredores principales, con su velocidad, miedo y contaminación por las calles angostas de los barrios o sectores de la ciudad y sus pobladores que circulaban parsimoniosos y hasta se detenían a conversar en las calles como si fueran prolongaciones se sus patios, ven interrumpir violentamente su estilo de vida. Pero el ritmo de las ciudades es el ritmo de las decisiones del hombre, el ritmo de la historia de más larga duración que la vida de una persona, de una generación, que se complica más en un tejido de interdependencia reciprocas.
Solo la memoria rescata la identidad y aprovecha la experiencia para acontecimientos nuevos. El evocar lo sucedido a los lugares o a las personas es la forma como un pueblo conserva su compromiso con su ciudad, su barrio, sus esquinas, sus veredas. Compromiso con su vida urbana que es una suerte de sedimentación (capas sucesivas) de sus propias prácticas sociales.
Otra forma de diferenciar el espacio urbano es a partir de unidades territoriales menores. Así como la célula básica de una sociedad es la familia, la célula básica de una ciudad es el barrio, Carter H., considera a un barrio como la unidad de análisis funcional de una ciudad (10). Un espacio donde se conjugan sentimientos, memorias colectivas y símbolos. Los espacios individuales influyen en la localización y en la diferenciación de un mosaico de comunidades sociales y especialmente diferenciado puesto como dice Timms (1976). “El lugar en el que una persona vive es un símbolo del tipo de persona que es”. (11)
¿Pero dónde comienza un barrio? Es aquí donde quiero rescatar a B. Canal Feijóo que con su prosa exquisita introduce e ilumina, la exposición que aquí nos ocupa, él decía: “Es tan difícil decir aquí comienza un barrio. O uno se halla de pronto en él, o no se lo descubre sino en los planos municipales. Pero quien quiera traducir la geometría plana de los planos a la geometría de por lo menos cuatro dimensiones simultáneas de una barriada, se habrá divertido sin éxito: no dará con el barrio. Es un azar certero o es una certitud fracasada.
En todos los pueblos y ciudades hay pocos hombres que tienen la intuición y el instinto de los barrios, en cada ciudad (…) hace visto el fracaso de todos los fundadores oficiales de barrios. Resulta siempre que el barrio fulano no está donde debiera, está mal situado; defrauda una mejor posibilidad municipal. Y cuando no es un barrio desabrido y acartonado, es un barrio negruzco y húmedo donde germinan todas las larvas de la miseria. La idea de la fundación de un barrio ha sido siempre una banalidad edilicia” (12)
Los planos municipales, casi siempre se apoyan en calles o avenidas para establecer subdivisiones territoriales y en las oficinas municipales, casi nunca se tiene en cuenta las percepciones colectivas que permiten la gestación de la imagen que más tarde o más temprano llevara a un conocimiento concreto de ese espacio, donde luego se agregaran los espacios contiguos. Los intentos para definir y calcular la superficie delimitado por el que percibe y la medida percibida del barrio expresada como área se aproxima según el geógrafo lee a un circulo de 800 mts., de radio, que es según el autor el “coeficiente de vecindad” (13)
(10)Carter, H. Op. Cit.
(11)En Estabanez, José. Op. Cit. Pag. 519
(12)Canal Feijóo, B. “Nivel de historia y otras opciones”. Revista Ñam Nº 2 año 1934.
(13)En Estébanez, José. Op. Cit. Pag. 525
Este coeficiente se relaciona con algunos hechos comportamentales (clase social, edad, tiempo de residencia, trabajo, amigo, seguridad, etc.). Otros atributos espaciales y sociales, y que además aparecen interrelaciones de diferente intensidad.
Para P. Mayol, el barrio es el espacio de una relación con el otro, como ser social que exige un tratamiento especial: salir de la casa de uno, caminar en la calle es, para empezar el planteamiento de un acto cultural, no arbitrario; inscribe al habitante en una red de signos sociales cuya existencia es anterior a él, vecindad, configuración de lugares, etc. La práctica del barrio es desde la infancia una técnica de reconocimiento del espacio en calidad de espacio social. (14)
La comprensión del barrio como un espacio social acotado y dinámico, en el que los actores sociales se intervienen comparten algunas necesidades y deseos, pero también generan conflictos, tanto en el interior del barrio como desde este con relación a otros espacios, es un propósito demasiado ambicioso y desafiante a la vez. Sin necesidad de comprometerme con una definición, pero si desmenuzar este espacio acotado y dinámico de un sector de la ciudad de Santiago del Estero, es que inicio un recorrido por el barrio Alberdi en el sentido: histórico geográfico, social, cultural, económico, de consumo, vivencial, etc., tratando de conciliar lo homogéneo, lo funcional, lo comunal, a lo largo de su existencia y fundamentalmente lo que fue el siglo XX.
(14)Mayol, P., De Certeau, M., Garrid, L. “La invención de lo cotidiano”. Universidad de México (1999). En Forni, F. Op. Cit.
CAPITULO II: Barrio como historia, como geografía, como territorio.
“El individuo nace en la población que ya existía antes de él.
Pero lentamente esa población, es su patria su país natal, un lugar vivo y llenos de recuerdos, tiempo y espacios se convierten en la historia de su vida”. Rudolph Shwartz
La madre de ciudades “nacida por decisión española en pleno siglo XVI y emplazada estratégicamente en los dominios nativos del cono de deyección del Rio Dulce entre el piedemonte serrano de Guasayán y la planicie chaco pampeana de gran chatura sintetizada por su origen, la triple concepción europea: de ciudad residencia, mercado y santuario.
Su evolución es simétrica con el curso del Rio Dulce en los comienzos de su vida pueblerina. Cuando se efectúa el primer trazado racional, con vistas a su urbanización la misma adopta la forma de un rectángulo alargado en el sentido norte-sur, sobre los ejes definidos por el Rio Dulce y la acequia Belgrano (hoy avenida).
Y precisamente el límite norte del primer tejido municipal 1553-1887, ley, del 6 de diciembre de 1887, forma parte de lo que hoy es el actual barrio Juan Bautista Alberdi (como así también los hoy denominados barrios: Sargento Cabral, Juan XXIII y parque Aguirre) antiguamente conocido como “Cachi Pampa” (noroeste del barrio) o “Pueblo Nuevo” (sudeste del barrio) o “Barrio Norte”, a partir de la década del 30 aproximadamente.
Fases de Crecimiento
Según afirma Pedro Sotelo de Narváez en 1582… de esta primera época data la excavación de la acequia de riego llamada acequia principal o acequia matriz, no solo seria para riego o para bañarse. (15) Entre el Rio Dulce y la acequia quedan definidos los bordes o márgenes de la ciudad por largo tiempo, más al norte, cerrada por una calle de 24 mts, de ancho que iba desde el Rio hasta Tarapaya.
“El norte es cruel, el sud agudo, el este es vano, el oeste es bárbaro…” (16) Este sector de la ciudad tuvo el aspecto de vida campestre de quinta, chacras, a orillas de la acequia, salpicados de rancheríos en la cornisa del pueblo, (17) hasta entrando el siglo XX se destacaba la “quinta vieja de la familia Coomeño”, sobre avenida Belgrano o de los Lissi, sobre la otra margen, hoy barrio Centenario, entre callejones de caña y vinalares eran terrenos inundables con grandes árboles.
“Cada ciudad crece por un lado. La nuestra por el norte. Era extraño este rumbo expansivo cuando estaban abiertos todos los otros lados de la ciudad y el único lado difícil es el norte. Este norte atroz del viento norte y del Rio veleidoso y bravio (hubo un momento de poderoso optimismo urbano-por el 1880- en que la ciudad dio un gran estirón hacia el sur)
Era una aberración. Nadie podría decir que fuerza la iba hinchando a ese rumbo (todas las esperanzas santiagueñas se han enfilado siempre al sur). ¿Qué fuerza de regresión la movía en este paso lento, incoercible al norte?
(15)Tasso, A. “Historia de ciudades: Santiago del Estero”. Centro editor de América Latina Nº 29 Bs As. 1984
(16)Canal Feijóo, B. Op. Cit.
(17)Fazio, Lorenzo. “Memoria descriptiva”. En Tasso, A. Op. Cit.
«Es como un ansia vegetativa, subconsciente de volver al pasado indio, al remoto pasado de las mesetas y los valles. Una aberración.
Debe reconocerse que iba en este afán secreto un enorme heroísmo, la lucha no por humilde y callada dejaba de ser épica, ¡se ganaba terreno al viento norte y al rio! En definitiva seria esa gesta la de anti-norte y anti-rio.
En el corazón del barrio conquistado en la larga jornada silenciosa esta siempre vivo un sentimiento de esta tradición de lucha secreta y avasallante. Cada barriada tiene su alma. Pero ese “barrio norte” ganado al viento y al rio tiene su alma compacta, apretujada, circunscripta, fiel a sí misma en todo momento-como ningún otro barrio.
Es el alma de antigua lucha solidaria. Su conciencia de “barrio” nació y se declaró antes que ninguna otra y con cierta prestancia belicosa que miraba premiosamente al centro de la ciudad. Se proclamó “barrio norte” para inventarse un grito de combate para definirse una agremiación de vecindad ya exigente frente al centro de la ciudad, que le debía la victoria del anti-norte, de anti-rio». (18)
Bajo el gobierno renovador de Absalón Rojas, la ciudad adquiere una nueva fisonomía que la caracterizó durante décadas: amansamiento, trazado de calles, iluminación y otros cambios. Se construye la escuela Francisco N. Laprida, en la intersección de las calles B. Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, la estación del ferrocarril Central Argentino (luego F.C.G.B.Mitre) en 1893; en las proximidades se extendían chaparrales que abarcaban toda la zona y donde luego se levantaría décadas después la casa de gobierno.
“…Mas allá del paredón de la estación del F.C. Central Argentino, el antiguo pueblo nuevo, estaba formado por unos cuantos ranchitos dispersos que se levantaban sobre la loma, rodeados de tunales por una callejuela que había dado en llamarse calle sin nombre. Todo eso se ha ensanchado hacia el oeste, hasta Cachi-Pampa…” (19)
El paisaje presentaba las características de un área suburbana, con grandes espacios abiertos, con actividades agrícolas incluso. En 1908, se construye el matadero municipal, en el gobierno del Dr. José D. Santillán (hoy mercado de Abasto, barrio Juan XXIII), y hacia el oeste las instalaciones del Aero club, en Cachi Pampa (frente al hospital independencia), luego trasladado a Huaico Hondo en el gobierno del Dr. Manuel Cáceres debido a la gestión de su presidente el ingeniero Julio Y. Palmeyro. Al dejar de funcionar el aeródromo de lugar a la instalación de un ramal del F.C.G. Belgrano, quedo extendido hasta la calle Chacabuco donde se construyó la casilla, la que posteriormente fue desmantelada (no se conocen las causas de dicha decisión) y se retrotrae hasta calle Bolivia (hoy parque Norte)
Paradojas del destino, en este sector se encuentran dos ciclos fundacionales y de estructura constitucional de la Argentina, dos órdenes a decir de Canal Feijóo, el “orden vegetativo” local. Un orden plasmado a lo largo de más de tres siglos de historia colonial y post-colonial. El otro orden, el “progreso”, razón del capitalismo industrial que se expande desde Europa, lo cual nos lleva a la civilización (Europea) como imperativo absoluto y a un proceso mundial: “la modernidad”. Llegaba de la mano del ferrocarril (junto con la explotación forestal) aniquilaba lo llamado viejo, retrogrado, (el orden vegetativo) para imponer otro orden que miraba Bs As. Y desde allí a Europa (20).
Desde el norte del barrio se “salía”, a otra época, no la virreinal, ni la interna y mediterránea, sino al mar, al litoral, a Bs As, “puerto-puerta” de entrada y salida desde y hacia Europa.
(18)Canal Feijóo, B. Op. Cit.
(19)Lannes, Federico. En el numero cincuentenario del diario El Liberal, 1948.
(20)Zurita, C. “La ciudad la provincia y la reconstitución de la región”. Carreras F.G. “Fundador del pensamiento regional”. En ¿Quién fue Canal Feijóo?, Barco edita Santiago del Estero, 1997.
Las instalaciones de la estación del ferrocarril y el matadero determinan que el barrio se convierta en un hito de entrada y salida de la ciudad, con el norte y la ciudad de La Banda, luego incrementado con la construcción del puente carretero (1927). La urbanización cuasi espontánea de estos espacios antes rurales, fueron valorizados por estos identitarios barriales y por una apertura a una mayor circulación por calle La Plata, H. Yrigoyen, Belgrano y Roca.
La avenida Roca que era antes una calle arenosa comienza a bordearse de casas, desde que se construyó en ella la “Casa de los Pozos”.
En cuanto al pavimento en adoquín de piedra, data del gobierno de don José A. Cabañas, que inicio la obra en 1918, hoy puede verse dicho pavimento sobre calles Perú, entre Rivadavia y Chacabuco.
El 17 de junio de 1914, con carácter definitivo se acantonó el Regimiento 18 de infantería, luego Batallón Ingeniero de combate 141, posteriormente sede de Gendarmería Nacional (hoy barrio Parque Aguirre).
La calle Absalón Rojas, antes llamada “asilo” por su contigüidad al colegio Belén, a partir de avenida Alvear hacia el norte, eran antiguos basurales que el intendente de ese entonces Sebastián Ávalos hizo rellenar. Hoy se denomina paseo España. Se transforma esta zona y se contribuye en primer término a cambiar el panorama norte de la ciudad. A pesar que se alternaban todavía casas humildes, donde se destacaban los lupanares, donde luego se construiría el Palacio de los Tribunales y los corrales, como por ejemplo de los Nazar en Hipólito Yrigoyen y Santa Cruz, o los de Perversi en calle La Plata al 600.
El 1 de febrero de 1935 por la ley 1321, la legislatura aprobó el contrato y el gobernador Castro decidió construir veinte “casas baratas” para adjudicarla a gente que había quedado con la imposibilidad de construirlas. Dichas casas se ubicaban en la actual calle Quintana por entonces Cachi Pampa. Luego el gobernador Coronel Miltelbach, se lo amplio en una manzana y los beneficiarios fueron empleados de la administración pública. Se construye la parroquia San Roque en la intersección de calle La Plata y Bolivia, luego trasladada a su emplazamiento actual. El 30 de mayo de 1925 se inició un movimiento vecinal que tendía a la formación de los barrios de la “Asociación de fomento y cultura”, se funda la biblioteca Alberdi iniciando numerosas actividades relacionadas con el barrio, hacia 1927 es fundada la estafeta de correo en el barrio, hacia 1930, la calle H. Yrigoyen ex (Tucumán) se encontraba pavimentado.
Durante el gobierno de Castro y el intendente de ese momento Victorio Hernández, se promueve la ley 1190 del 12 de enero de 1933, en la cual se entregaron terrenos municipales y las escrituras consignaban una clausula: el trabajo para realizar mejoras. Había barrido, riego y limpieza en las calles y solo a algunas casas. Se construye el cine-teatro Renzi. El ramal del F.C.G. Belgrano deja de funcionar en 1940.
“…Siempre al norte por calle Tucumán, en proporción algo menor en calidad y técnica de la construcción, aunque no en extensión. Ello se explica por tratarse de la vía obligada del tránsito automotor que efectúa el servicio de pasajeros de ida y vuelta a la Banda y por haberse construido a uno y otro lado de la calzada, una ruta pavimentada de hormigón armado. El sector norte es el que más creció en densidad de población. Los baldíos que por el oeste cubrían buena parte de la superficie comprendida por las casas baratas, el matadero y la estación del ferrocarril central argentino, incluso la cuña introducida por los numerosos caseríos que se prolongaban por avenida H. Yrigoyen (…) han desaparecido por completo y solo quedaron pocos terrenos disponibles”. (21)
(21)Lannes, F. Op. Cit.
La edificación se ha desarrollado notablemente en un área de más de veinte cuadras a la redonda en la que se levantaban algunos edificios importantes y se construyen otros de excelente ubicación, particularmente sobre calle H. Yrigoyen.
Tal es en la actualidad el considerable aumento de la superficie cubierta en esa zona suburbana de la ciudad que en virtud del creciente valor de la propiedad, núcleos numerosos de población obrera que antes habitaban en humildes rancheríos, se han desplazado hacia la otra banda del rio, construyendo viviendas de material y pequeñas quintas y granjas en el lugar conocido como El Cruce en la Banda. Hay que señalar que dentro de esa misma zona, un barrio de casas para obreros se construye con el aporte de ayuda social de la Sra. María Eva Duarte de Perón entre calles Chacabuco, Charcas (luego Chaco), Juárez Celman (luego L.N. Alem) y avenida Belgrano, casi sobre el extremo sur de las instalaciones hoy desmantelada de la vieja estación ferroviaria del Estado sobre avenida Belgrano, amén de una serie de residencias emplazada sobre Alvear, Plata, Absalón Rojas y Juárez Celman (hoy L.N. Alem).
La antigua escuela Nacional Nº 40, que funcionaba en las esquinas de las calles Perú y Arenales se traslada en la década del 50 a la calle H. Yrigoyen y Ricardo Rojas (hoy escuela provincial Nº 762). La comisaria segunda funcionaba en H. Yrigoyen donde luego fue sede del CONET. El 15 de noviembre se funda la biblioteca Florentino Ameghino en Yrigoyen Nº 1427. La terminal de ómnibus deja de funcionar en la intersección de la calle Juárez Celman y Rivadavia para luego ser trasladada a su emplazamiento actual.
Entre 1945 y 1955 el barrio tuvo la etapa más progresista en su evolución no solo horizontal, sino también vertical, se construye el palacio de los tribunales, el barrio para obreros, la escuela Nacional Nº 40, la primera edificación en bloque para residencia, como los monobloc en H Yrigoyen y Bolivia, se pavimentan las avenidas Roca, calle la Plata y otras. Se provee de servicios a gran parte del barrio.
En la década del 60, la edificación de las manzanas abarcaba el 80%, se pavimentan las calles perpendiculares a los principales ejes de circulación: H. Yrigoyen, La Plata, Roca, Av. Belgrano. El proceso de edificación remodelación y conversión de la arquitectura siguió tanto a nivel horizontal como vertical. Hoy la infraestructura es completa, como los servicios, favorecida desde el principio por ser lindante al microcentro, su empuje vital urbanizante se produjo mucho antes que los barrios ubicados por fuera de las principales avenidas y los elementos del medio construidos que han estructurado al barrio, son el resultado de las decisiones privadas y públicas con sus periodos de retracción y los periodos de crecimiento. Es un barrio donde la modernización de superficie y de profundidad siempre fueron garantizados por el Estado, el lote y la ocupación se realizaron sobre la cuadricula ya establecida. Fue una “modernización hormiga” (A. Gorelik. 2004:209), que convino la guía de espacio público con la autoconstrucción privada de pequeña escala.
Primeros habitantes, ¿Primeros vecinos?
El avance de construcción de viviendas se produjo de sudeste hacia el noroeste, aunque en forma desordenada. Entre las primeras se puede mencionar a las familias:
Coronel, Aranda, Basualdo. Loto, Lescano, Diéguez, Rivero, Lemos, Trejo, entre otros.
La población de este sector de la ciudad se nutría considerablemente con la vivienda modesta de la casa propia, que en su distribución interna de sus habitaciones llevaba el sello distintivo de origen de las familias y/o constructores. La casa hispana con el patio central, la casa chorizo de los italianos, con una hilera de habitaciones a lo largo del terreno acompañado por un patio, en ambas casi seguro que un dormitorio diera a la calle.
Como en pocos barrios, aquí se había radicado puramente el poblado obrero, gente de trabajo identificada con la idea de progreso, de auto construcción que constituyó el ideario de la gente que se instaló en este sector de la ciudad.
Hombres de campo que acuden a la ciudad en busca de bienestar económico al trastocarse su sostén en su lugar de origen. Inmigrantes europeos, de Medio Oriente (Sirios-Libaneses) que llegaron aluvionalmente a partir de 1869 y décadas subsiguientes a nuestro país (subperiodo dominado de la gran ocupación europea), argentinos nativos, el criollo de “América profunda”, se instaló en el barrio. Los rostros cambiaron de color al caminar por las veredas. Formas de vida, aprendizaje de palabras de otro idioma, culturas, música, comidas, moda, convergen. Se buscan nuevas identidades, se construyen: la religión común, la escuela común ayuda, los hijos de inmigrantes van asimilando y armando sus propias vidas en la nueva nación.
En esta lucha anti-norte, anti-rio, pareciera ser que llevaba implícito en los vecinos, la mayoría de ellos constituían la primera generación de habitantes urbanos, el pedido al “centro” de un lugar en la modernidad, el progreso, a la civilización, como si se tratase de una imposición de los sectores altos de la sociedad al resto, en especial a la población de menores recursos, un proyecto desde arriba hacia el “bajo pueblo” ¿Acaso el diseño urbano es un diseño de las clases más altas de la ciudad, impuesto sobre las clases populares?
¿La forma de vida de los estratos populares se caracterizaba por la imitación más o menos inconsciente de lo que se suponía ser el estilo de la clase alta?
O simplemente la ciudad de Santiago del Estero, ha seguido el derrotero de una historia social presente en las ciudades latinoamericanas.
Señala Ricardo Cicerchia, “las ciudades y la cultura urbana fueron el motor de una dinámica social clave en el desarrollo de la región. Las primeras ciudades coloniales entre otras cosas, la fuerte estratificación social siempre soñó con jerarquía y fue sostenida en principios institucionales y filosóficos fundamentales para el modelo de sociedad colonial. En el marco de la ciudad, una distinción importante fue hecha entre vecinos (ciudadanos) y habitantes (residentes). Solo la pequeña minoría disfrutaba de los derechos de dicha ciudadanía, de privilegios propios de una sociedad. El ordenamiento de tipo ideológico se suponía con otro cálculo sobre la base de la riqueza, la población se dividía entre “gente decente” y gente “plebeya”.
La estructura social ayudo a configurar el formato físico de la ciudad. Hubo una estrecha relación entre distribución de status, riquezas y privilegios con la ocupación y apropiación de los espacios urbanos: las élites urbanas permanecían en el centro de la ciudad, cerca de las oficinas, alrededor de la plaza y la periferia, y aun las afueras de la ciudad, fueron los lugares de residencia habitual para las clases populares (…) la imposición de un modelo de ciudad segregada no fue lo suficientemente eficiente como para evitar la multifuncionalidad de los espacios urbanos ni tampoco una dinámica cotidiana cargada de movimiento” (22) A mediados del siglo XX, (en el barrio) lo que rompe esta imposición vino desde la dinámica de la comercialización de productos agrícolas, ganaderos, artesanales, en la estación del ferrocarril, en el matadero, los canales fue el flujo de transporte por los principales ejes de circulación hacia y desde La Banda, la cual va conformando una incipiente movilidad social y la aparición de una clase media vinculada a la producción y servicios destinados al mercado urbano.
(22)Cicerchia, R. “El orbe americano: una historia social de la ciudad latinoamericana”. En Alderoqui, S. Y Penchasky, P. (comp.) Op. Cit.
Hannah Arendt, hubiera ratificado sus pensamientos en el caso de que pudiera haber visitado el barrio para ese entonces “estos barrios de clase trabajadora (…) a pesar de la sencillez y austeridad del ambiente, el barrio muestra ciertas autosuficiencia y una independencia notable en el sentido de comunidad, sobre todo si cuenta con escuelas”. (23)
El barrio tiene acumulado no solo las características de la sociedad actual, sino también su historia social, su concepción y la materialización de los procesos sociales, ciertas formas espaciales todavía perduran y ordenan nuestras experiencias en un plano temporo-espacial. No es posible circular por el “hoy y el aquí” de la ciudad y el barrio, sin que el ayer y el futuro esperanzador se encuentren, con cada esquina, con cada vereda, las décadas y las ideas afloran.
(23)La idea del barrio como comunidad política es aunque en general se ignora, tributaria de las reflexiones de Hannah Arendt sobre las tradiciones revolucionarias de la comuna de París de 1871. En Cicerchia, R. Op. Cit. Pag. 111.
FORMA GEOGRÁFICA: combinación de objetos naturales y sociales en la superficie terrestre, los cuales expresan, las características de una sociedad determinada. Las formas son materiales y esconden la historia y la cultura de la sociedad
CAPITULO III: Los usos del suelo, mercado laboral, consumo. Fragmentación y distanciamiento social.
«Por calle Tucumán en horas de paseo cuando se aviva el tráfico y se halla iluminación se vienen los obreros al urbano mareo…” Marcos Figueroa (1934) Poeta Santiagueño.
La morfología de la ciudad es el resultado de la combinación de tres elementos: el plano, construcción o edificación y el uso del suelo, que están sometidos a un constante cambio, si bien a un ritmo diferente cada uno de ellos. Esta movilidad, no está terminada nunca, sino que se está haciendo y deshaciendo continuamente. Los usos del suelo expresan los diferentes modos de utilización que se hacen del espacio en función de las necesidades y actividades de la población que vive y trabaja en la ciudad. La clasificación más sencilla es la que distingue entre grandes usos comerciales, industriales, residenciales, públicos y semi-públicos. (24)
A fines del siglo XIX la disciplina que en el marco del positivismo daba cuenta de las poblaciones más carenciadas era el higienismo y el eugenismo y sus objetos empíricos predilectos de análisis eran: los conventillos, residencias baratas utilizadas por la población inmigrante, mientras ellos cumplían su utopía del lote propio y una casa autoconstruida. Efectivamente era el lugar donde se concentraban las patologías sociales como algunas enfermedades endémicas de esta población: tuberculosis, venéreas, delitos y algunos vicios frecuentes como el alcoholismo.
El barrio Alberdi (actual) por décadas fue estigmatizado por la pobreza concentrada: la indignidad territorial (lucha anti-norte, anti rio) y sus consecuencias para el tejido urbano, y la forma de la estructura social-local: barrios obreros periféricos enclaves de los segmentos del mercado de trabajo que se reproducían, al seguir recibiendo contingentes migratorios desde el interior provincial.
El resultado fue una formación socio espacial compacta delimitada que comprendía un conjunto completo de clases unificadas y una extensiva división social de trabajo.
La estación del ferrocarril, el matadero, los ejes de circulación, pequeños talleres y galpones de almacenamiento dinamizaban el sector. Un barrio de obreros pero sin industrias: su “visibilidad social” (25) sutilmente diferenciaba micro localidades en este sector.
La movilidad de los usos del suelo experimenta cambios desde la década del 50, desde el centro una fuerza centrífuga comienza a relocalizar áreas residenciales de mayor categoría social y calidad, la actividad comercial en el perímetro de Av. Rivadavia, Belgrano, La Plata y Chacabuco (luego desde la década del 70) prolifera favorecida por la disponibilidad de suelo abundante a precio relativamente barato, especializándose por ejemplo la calle La Plata (hasta calle Santa Cruz) e Hipólito Yrigoyen (hasta calle Bolivia) en las casas de venta de repuesto automotor, ferreterías y pinturerías, etc., otorgando cierto magnetismo y prestigio funcional a las calles mencionadas. Es que en un contexto de una sociedad capitalista-búsqueda de lucro por encima de todo-toma preeminencia el dinero y la ganancia por sobre otros valores, la estructura urbana heredada se ve altamente resentida. El lote. La manzana, la calle y la avenida adquieren significación económica, valor de cambio, mercancía.
(24)Zarate, A. “el mosaico urbano: organización interna y vida de las ciudades. Edit. Cincel. Cuaderno de estudio, Nº13. Madrid, 1992.
(25)En sociología se habla de visibilidad social cuando a un grupo social se lo puede detectar por su aspecto físico exterior.
Existiendo conexiones específicas de las actualidades comerciales en lugares estratégicos como una forma de responder a las demandas del mercado, a la promoción de inversiones inmobiliarias en esos lugares, como así también, a las actividades de las oficinas gubernamentales (en los últimos tiempos han proliferado los estudios jurídicos por la presencia del palacio de tribunales, por ejemplo). El posible traslado de la legislatura al predio abandonado de la estación del ex ferrocarril General B. Mitre, revitalizaría aún más el área, otorgándole mayor dinamismo, generación de empleo, consolidación del sector terciario, estableciéndose un parecido al barrio cívico de la ciudad de Mendoza.
Los sistemas de actividades, han establecido que el barrio Alberdi forma parte del macro centro de la ciudad, hasta calle Chacabuco, ofreciendo un espectáculo aunque en menor medida con respecto al micro centro de congestión de tránsito peatonal y vehicular, que en sus horas pico-apertura y cierre de comercios y oficinas-revela una actividad parabólica, que ejerce una presión singular creciente y de espontanea circulación.
A la convergencia del tránsito masivo por razones de trabajo, compra, escolarización y también recreación, se suma la presencia de automotores individuales que vienen de la periferia por los ejes dinámicos de circulación. El carácter terciario se refleja tanto en los guardapolvos de los colegiales, como en el vestir formal de las oficinas.
A esto se debe agregar la continua salida de productos fruti-hortícola proveniente del mercado de Abasto, por las calles secundarias del barrio. El aspecto que ofrecen estas zonas en las horas no hábiles es desolador.
“Por otro lado los Estados son grandes motores de estratificación por propio derecho, y en ningún lado lo son tanto como en la base del orden socio espacial: proporcionan o impiden el acceso a la escolarización y una formación laboral adecuada; fijan las condiciones para ingresar en el mercado laboral y salir de él, a través de las normas administrativas atinentes a las contrataciones, los despidos y las jubilaciones, bienes básicos de subsistencia, como la vivienda e ingresos complementarios”. (26)
En antaño el crecimiento económico y la expansión correlativa del sector asalariado representaba la cura universal contra la pobreza sumado a la intervención de los poderes públicos, levantando edificios como: la casa de gobierno, palacio de tribunales, escuelas, el juzgado federal, etc., contribuyen a la rehabilitación de este sector de la ciudad. Eran tiempos en que el “Estado de Bienestar” (27), garantizaba el ascenso social. La percepción de tiempo permitía proyectar el futuro, percibido como progresar, agrandar el tallercito; hacer estudiar a los hijos, etc. Del barrio de clase obrera alta (la burguesía obrera) se pasa a una cultura de pautas y valores de clase media (28), con todos los condicionantes de inestabilidad a los que la somete el sistema.
(26)Wacquant, Loic. “París urbanos: marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio”. Edit. Manantial. Bs As. 2001.
(27)El estado de bienestar (EB) consiste en un conjunto de instituciones públicas supuestamente elevadas a elevar la calidad de vida de la fuerza de trabajo a de la población o de su conjunto y a reducir las diferencias sociales acomodadas por el funcionamiento del mercado. Ello operan en el terreno de la distribución secundaria del ingreso, mediante la transferencia monetaria directa (pensiones, estaciones, por desempleo o asignación familiar). O indirecta (subsidios o productos de consumo rápido), previsión de bienes y prestación de servicios educación y salud.
(28)Ver al final del capítulo.
Se suele afirmar que la constitución de las clases medias en la sociedad Argentina está asociada no solo con procesos económicos laborales sino también con el papel fundamental que la educación pública ha tenido como vía de acceso a la cultura letrada (Sarlo, B. 1983 y 1997). Se establecía así una vinculación entre la constitución histórica de la clase y la emergencia de determinadas prácticas culturales.
“El acceso a la cultura a través de la masiva escolarización de los inmigrantes e hijos de inmigrantes constituyó un signo de las clases medias. Estos experimentaron la posibilidad de ascenso social, de acceso a la instrucción pública y en algunos casos incluso de acceso a la universidad”. (29)
La escuela Francisco N. Laprida en las primeras décadas del siglo XX, fue una institución clave en la cohesión social, llegar, estar y egresar de la escuela, fue el eje que movilizó a numerosas familias, con la esperanza de que el éxito en los estudios permitiría el acceso social a hijos de campesinos, obreros e inmigrantes. Una forma de escapar a una condición social.
Por supuesto que esta “fuga hacia arriba” no fue homogénea en todos los integrantes del barrio, el techo fue en su gran mayoría de empleo en la administración pública nacional y provincial cuyo crecimiento tiene una causa socioeconómica y otra sociopolítica, otros se constituyeron en pequeños y medianos comerciantes, empleados privados y en menor medida profesionales y empresarios (aunque significativo en relación a otros barrios). Es que los procesos y los fenómenos que están protagonizados por sujetos sociales en contextos históricos, son los que impulsan o resisten las transformaciones y dinamizan la vida urbana.
Distancia y fragmentación social
La denominada fuga hacia arriba permitió a los actores sociales diferenciarse cada vez más entre sí, según tenían acceso a bienes y servicios urbanos. Esta distancia fue y es social y económica, no es física ni geométrica. Distancia y fragmentación social que se expresó en una fragmentación territorial a escala micro barrial, más compleja y heterogénea. Lo que al principio fundacional fue una tibieza, luego se incrementó (pero no entendido a nivel dramático como en otros lugares del mundo): la “distancia social”, fenómeno definido en primera instancia por Park en 1924 como el grado de intimidad que la gente está dispuesta a establecer en su relación con otros. (30)
El prejuicio se expresa en una dimensión afectiva y emocional. El “centro” los (vecinos), las élites urbanas que permanecen en el centro de la ciudad considero al barrio norte en este sentido: territorial, social y económicamente. Luego a partir de la década del 60 se reprodujo internamente.
I. Molas, afirma que el urbanismo nos ha enseñado que la trama urbana puede introducir en su seno la desigualdad de condiciones, pero sabemos que esta, no es producto del destino sino de la actuación de las personas.
El limite espacial de estos sectores sociales se corría desde la calle Rivadavia a Chacabuco en la década del 60, luego hasta calle Bolivia en la década del 70, y más tarde hasta calle Ricardo Rojas en los 80, estas generalizaciones esconden excepciones sobre todo por calle Perú, La Plata desde Bolivia al norte y Av. Roca desde Chaco al norte.
A principios del siglo XXI, se puede determinar un estrato medio-medio, medio-alto, delimitado por calles: Rivadavia, Belgrano, Bolivia, Constitución hasta Ricardo Rojas y el sector norte con predominancia de un estrato medio-bajo a medio.
(29)Wortman, Ana (Coord.) “pensar las clases medias” Edit. La crujía, Bs As. 2003.
(30)En Clementi, Hebe. “Migración y discriminación en la construcción social”. Edit. Leviatán, Bs. As. 1995.
Esta clasificación pretende tomar como parámetro el estudio realizado en 1995 donde se analizaba como se distribuyen los diferentes sectores sociales en la ciudad de Santiago del Estero.
Cuanto durara esta disposición geosocial en un tiempo en que las escalas geográficas están en tela de juicio, los puntos de referencia están sujeta a los avatares de buena o mala fortuna de esta clase media, dependiente en mayor o menor medida, no ya del “Estado de Bienestar” sino como dice, Eduardo Bustelo (1991) del “Estado de Malestar” (31) que abandono a sus ciudadanos justamente cuando más necesitaban de él.
El barrio no ha sido ajeno a las transformaciones políticas, sociales, culturales y a la implementación de un Estado Neoliberal, en un mundo globalizado, como tampoco es un espacio soñado por los urbanistas utópicos donde el orden, la belleza, el mantenimiento esta despojado del azar, lo accidental y lo ambivalente. El estar entre sus límites puede otorgar cierto status, esto es, la pertenencia a un grupo social definido por su estilo de vida, pero nunca cancelar la vulnerabilidad social, ni mucho menos dejar de estar “contaminado por la historia barrial”.
En los últimos años el empobrecimiento individual o familiar empobrecimiento como ciudadano y como trabajador, son las facetas de una caída colectiva, aunque el empobrecimiento familiar y comunitario no siempre va junto. Como diría, Minujin y Kessler, (1995, 23) “muchas dimensiones de la vida social han cambiado, se modernizaron y expandieron. El consumo se ha diversificado y crecido en los últimos años: hay más oferta de bienes con bajos precios relativamente, y nuevos servicios y otros antigua data con profundas innovaciones. La lógica de mercado va penetrando cada vez más en áreas de la vida nacional que antes estaba vedado, lo cual tienen consecuencias positivas y negativas. La estabilidad de los 90 impulso una expansión inusitada del crédito para la compra de bienes coexistiendo movimientos simultáneos de modernización, de extensión del mercado y de la oferta de bienes y servicios juntamente con el empobrecimiento de importantes franjas de población y ascenso económico de unos pocos. Alguien diría: son dos países dos relaciones que empiezan a desconocerse, a no compartir más que la pertenencia a una misma nación”.
Se ha vuelto cada vez más habitual la idea de que las ciudades se dirigen, de manera más o menos inexorable, hacia ese modelo que Manuel Castells, bautizo “ciudad dual” lo que era un espacio común se fractura en dos territorios polarizados-opulentas zonas residenciales, acomodados y miserables enlaces de pobreza y marginalidad-cada vez más distantes entre sí. Es decir, un sector de población de bienestar individual, educación superior de acceso a la alta tecnología de la información: instalados en la era informacional, en un paisaje espacial constituido por localizaciones funcionales y fomentando, una nueva forma de suburbanizacion. (32).
Por ahora más que un “barrio dual”, lo podríamos considerar como un “barrio trial” donde el, 1º sector se ubicara dentro de los límites establecidos del estado medio-alto, pero más estrecho y discontinuo. Un 2º sector, de los estratos medio-medio, mayoritariamente en el barrio, que han visto como el acceso a determinados bienes y servicios comienzan a peligrar, donde las expectativas o aspiraciones de clase se estrechan, y un 3º sector, que en general se sitúa a partir de la calle Ricardo Rojas y/o Ameghino hasta las vías del ex F.C.G. Belgrano. Intentando no proletarizarse, descontaminándose de la historia barrial, evitando la “pacarización” (33)
(31)En Minujin, A. y Kessler, A. “La nueva pobreza en la Argentina”. Edit. Planeta Bs As. 1995.
(32)Castells, Manuel. “La ciudad informacional: tecnología de la información, reestructuración económica y el proceso urbano-regional”. Edit. Alianza. Madrid 1995.
(33)Pacará, sector del barrio Juan XXIII, considerado como espacio en donde los procesos de destitución social han sido tan marcados que el desempleo, la actividad ocupacional precaria, marginación, violencia, etc; pueden llegar a considerar a este sector como estigmatizada por la pobreza concentrada.
Querer ser desde el consumo
¿Cuál será la tendencia que seguirán los barrios?, ¿Cuándo se empiezan a partir y cuando a llegar? ¿Adónde?
Será que se empieza a arreglar las veredas, a poner cerámicos, al arreglar la fachada, poner y pintar las verjas, la moto, el auto, la universidad, el viaje al exterior, la computadora, etc. El nivel de consumo no es simplemente el último momento del proceso de producción y circulación, sino que, el consumo es el lugar donde se hace explicito lo que el consenso general juzga valioso en una sociedad. Por eso mismo, el consumo puede definirse como un proceso en el que se organizan significados sociales, como lugar en donde se expresan la diferenciación social y la distinción simbólica entre los grupos (García Canclini, 1991).
Tal vez al asignarse el papel de consumidores, como dice Zygmunt Bauman, y disfrutar de las oportunidades que brindan ese estilo de vida. Pero no todos pueden ser consumidores. No basta desear, para que el deseo sea realmente deseable, una autentica fuente de placer es necesario tener la esperanza razonable de acercarse al objeto deseado. Esta esperanza razonable para algunos, es fútil para muchos.
Todos estamos condenados a elegir durante toda la vida, pero no todo tenemos los medios para hacerlo. La escala que ocupan “los de arriba” y “los de abajo” en la sociedad de consumo es la del grado de movilidad, de libertad para elegir el lugar.
Los de “arriba” tienen la satisfacción de andar por la vida a voluntad de elegir sus destinos de acuerdo con los placeres que ofrecen. En cambio los de “abajo” les sucede es que los echan una y otra vez del lugar que quisieran ocupar. (34)
El fenómeno de consumo disimula la realidad creando la ilusión de un progreso que en realidades cada vez más concentrada y que refuerza la existencia de hecho de ciudadanos de diferentes categorías (Borja 1988). Los placeres de un mundo feliz, electrónico, informático y flexible es solo para una élite convirtiendo a otras personas y espacios como suburbanos ¡otra vez!, pero, ¿Será como en la primera mitad del siglo XX?, ya no, suburbano de los nuevos tiempos. Más de un integrante de esta clase media barrial, quisiera exclamar con el Fausto de Goethe: “Momento que pasa, detente; eres tan bello”.
El abatimiento y la fatalidad no puede otra vez condenar a una vida de fracaso y rechazo constante, ni mucho menos obstruir la visión del futuro. La realidad incomoda y estresa, pero es posible salir más rápido que antes, dentro del barrio se posee una red de familiares y amigos que están en posición de brindar, comprar bienes u obtener algún tipo de servicio en condiciones favorables. Esto es lo que Pierre Bourdieu, (1980) llama “capital social”. (35)
Que hubiese sido de muchos de sus habitantes sin estas redes familiares, cuando el Estado se retrajo limitando la transferencia que sostenían las condiciones de vida, y sobre todo cuando se aplicó los programas económicos de ajuste y cambios estructurales que provocaron severos impacto en la sociedad salarial.
Para las primeras generaciones barriales (sobre todo, desde la década del 40 en adelante), las intervenciones sociales del Estado fue el colchón amortiguador de caída, garantizando la reproducción social y acumulación de ingresos. Desde los 80 fue el sector privado quien amortiguo esta caída y en menor medida el Estado.
(34)Bauman, Z. “La globalización: consecuencias humanas”. Fundo de cultura económica de Argentina. Bs As. 1999. Pag. 144-115.
(35)En Minujin, A. y Kessler, G. Op. Cit. Pag. 44.
Estos vaivenes de la economía convirtieron al barrio (al principio) en espacios de acción colectiva, de relación de vecindad, de forma de organización familiar, en antaño propia de los estratos obreros, en manifestaciones de solidaridad, de fomento, de asociaciones vecinales como canales de comunicación para reclamar a las autoridades municipales y provinciales. A espacios casi privados de retracción. Hubo momentos en que la vergüenza y el fastidio minaron las relaciones vecinales, ¿Quién de las nuevas generaciones del barrio se animaría a pedir una taza de azúcar, yerba o aceite con asiduidad? Por el momento parecen que las tazas están guardadas.
Para algunos ya no alcanza con el estar, sino con el ser, pero desde el consumo para llegar al “arriba” (como dice Z. Bauman), aunque esto llevara la mayoría de las veces al “síndrome de irracionalidad económica retrospectiva”: “la insoportable certeza actual de que en plena caída se hicieron gastos totalmente innecesarios que aceleraron el empobrecimiento”. En la historia de la nueva pobreza siempre hay casas y coches malvendidos como el intento de sostener el estilo de vida acostumbrado, viajes familiares cuando se estaba a un paso del abismo, créditos, círculos de ahorro que nunca llegaron a completarse, fiestas de casamiento en las que se gastaba en una noche lo que no mucho más tarde sería el presupuesto para seis meses. Tampoco falta pedido de préstamos a bancos y usureros para salir del paso que terminaron confiscando lo que aún les quedaba (A. Minujin y G. Kessler, 1995-35).
No todo tiempo pasado fue mejor, ¿o sí?
(28) El concepto de “clase social” es muy importante para conocer nuestra sociedad de manera clara y profunda. Las múltiples teorías que se han dado acerca de las clases sociales las podríamos reducir a tres:
Primera Teoría: la clase social se determina por los ingresos de las personas. El nivel de los ingresos determinaría la clase social a la cual pertenece una persona o grupos de personas otros añaden a esto el grado de educación y profesión.
Según esta teoría, existen tres clases sociales:
-La clase alta
-La clase media
-La clase baja
Segunda Teoría: lo que determina una clase social es el patrón de vida, el nivel cultural. Forman una misma clase social las personas que tienen el mismo estilo de vida, los mismos ideales, semejantes gustos y patrones de consumo.
Tercera Teoría: lo que determina las clases sociales es la posición que cada uno ocupa en la producción. Esas posiciones son básicamente son dos: capital y trabajo.
Entre las dos primeras teorías, no hay mucha diferencia, pues si uno tiene el mismo estilo de vida y las mismas pautas de consumo es porque sus ingresos son parecidos. El concepto de clase social, aquí, es simplemente descriptivo y estático.
No se llega a identificar las causas por las que unos tienen mucho y están en la clase alta, y otros tienen poco y están en la clase baja. Esta concepción está dentro de la “Teoría Funcionalista”
En la tercera teoría, cambiar de clase social seria convertir de simple trabajador en dueño de los medios de producción. En el fondo esta teoría no se dan más que dos clases sociales: los dueños de los medios de producción (fabricas, tierras, bancos, yacimientos mineros…) y los que trabajan para ellos. (Iriarte, G. 1991: 140-41).
CAPITULO IV: El barrio, como memoria e identidad.
“Tenemos un esplendido pasado por delante. Para los navegantes con ganas de viento la memoria es un puerto de partida”. Ventana sobre la memoria.memoria. Eduardo Galeano
“La geografía de mi barrio llevo en mi será por eso que del todo no me fui, la esquina, el almacén, el piberio, los reconozco, son algo mio”. Eladia Blazquez
“La memoria significa la presencia del pasado, una presencia viva, activa, cuyo soporte lo construyen las personas, esto es, el lenguaje y no simplemente una huella material”, (Rousso, Henry).
La memoria colectiva es el mejor reaseguro ante el olvido, las huellas en el espacio construido nos avisan de las omisiones, de las alteraciones en el relato, y en la búsqueda de sentidos y significados. Es una forma de reconocerse como fuente para ser sometida por el historiador a la critica y a la confrontación.
¿Cuál es la memoria que esta presente en una sociedad barrial? ¿De cual de todas las generaciones es mas valida? Sin duda la percepción de hechos históricos (barriales) pueden tornarse arbitrarios y alejados de la realidad. Todos los habitantes del barrio llevamos en nuestra espalda memorias históricas, formadas seguramente a partir de experiencias vividas, por lo consiguiente esta multiplicidad de memorias plurales no debería reducirse forzosamente a una memoria única.
Que los gallos ya no canten en el fondo de una casa, no solo significa la clausula de un tiempo barrial, sino que la cría de animales revelaba la vida semiurbana y semirural de la primera mitad del siglo XX, donde los olores invadían las habitaciones, como así tambien los sonidos del corral, y de vez en cuando, y por lo menos hasta la década del 70 y principio de los 80 se carneaba en el fondo de la casa, algún animal que los parientes traían del campo. Y con respecto a los otros hedores, las perfumerias del barrio y del centro se iban a encargar.
La memoria de los pobres, de las primeras generaciones urbanas, de las clases bajas del ayer, esta mas presente no solo por el mayor paso del tiempo, sino porque fue ignorado, incomprendido, ridicularizado la mayoria de las veces, y en definitiva son esas humillaciones y arbitrariedades las que mas se recuerdan cuando se escapa desde una posición social y a la cual no se quiere volver. Pero esos recuerdos vuelven por mas esfuerzo que se ponga en olvidar, es la imagen en la conciencia la que perdura y sino, la memoria colectiva es la que sobrevive y resiste a cualquier bloqueo y malformación.
El saber porque somos lo que somos y de donde venimos, confiere identidad, acaso, ¿Hay que sufrir penurias para saber quienes somos?
Seguramente la respuesta de las nuevas generaciones barriales a esta pregunta sera un rotundo no. De quien sera la responsabilidad entonces de que se tenga una nocion imprecisa del pasado, y nuevos desordenes en el tiempo, que arroja generaciones al futuro, pero sin memoria y con traumas.
El espacio barrial esta siendo modificado para ser “centro”, pensando por y para la clase media. Las coordenadas temporo-espacial por momento se encuentran, algunos vecinos viven en el “tiempo”, otros en el “espacio”.
El barrio Alberdi desde sus orígenes, ha traído y concentrado una diversidad de grupos humanos que convivieron y conviven con quehaceres variados, marcados por una particular concepcion del mundo y de la vida. La valorización de la realidad social depende de los “anteojos” (la cultura) con que miremos esa realidad y el lugar social y geográfico desde donde esa mirada se realice. Dice Alcira Argumedo (1993:188) “A través de las dos relaciones primarias-la familia y la cooperación-el individuo adquiere fundamentalmente una conciencia de pertenencia, una identidad socio-cultural. Esta conciencia primigenia no lo liga el hombre, sino a determinados hombres; no adquiere el lenguaje sino un lenguaje, un habla. Formas particulares de relaciones, visiones del mundo y de la naturaleza que le dan identidad a través de ese proceso tan antiguo como el hombre mismo, que es la incorporación de las nuevas generaciones a los propios códigos culturales a través de la socializan. (36).
Es decir, identidades sociales, a través de las cuales se organiza la vida social se construye un tipo de memoria y se habita el barrio, como así tambien la ciudad. El rio Dulce, la ex-acequia Belgrano, la Estación del Ferrocarril, la Escuela Laprida, la Escuela Nº 40, la Escuela Nicolás Avellaneda, la Biblioteca Alberdi, el cine Renzi, la Casa de Gobierno, los Tribunales, el Juzgado Federal, la Plaza Alvear, el paseo España, la Iglesia San Roque, el Ateneo, los monoblock, el antiguo aeródromo Cachi Pampa, el bar Don Pedro, el hotel Coventry, la pizzeria Las Cuartetas, las casas baratas, el mercado de Abasto, etc; son referentes identitarios fundamentales, sintetizadores de la vida barrial, constructores de una territorialidad desde la apropiación simbólica y física del territorio barrial, construyéndolo en un espacio cultural.
Es probable que ante la pregunta ¿Dónde vives? Las personas respondan: “soy del barrio Alberdi” y luego agregaría, “vivo cerca de…” ¿Cuál es la diferencia entre la experiencia de “vivir” y la experiencia de “pertenecer”? Es posible que cada respuesta tenga que ver con la cotidianidad de cada habitante, con la experiencia concreta de los sujetos y fundamentalmente con la historia de cada familia presente en el barrio, y en relación de parentesco que se tenga. Diría Bertoux, D (1996): “toda historia familiar constituye un pequeño espejo donde se refracta la historia social de una sociedad, los grandes momentos de cambo societario y las diferentes dimensiones”.
Las dos primeras generaciones de esa familia conservaran en la memoria algunos fragmentos de los “viejos espacios” la 3º verá como lo viejo se borra a la misma velocidad en que el paisaje se transforma, seguramente la 4º generación y las nuevas familias que se han instalado le otorgara un lugar relevante de pertenencia a un barrio de clase media, media-alto en donde la idea de comunidad sustentada en recuerdos y en los lazos de parentesco no se reproducen ya con asiduidad, los recuerdos van conformando una frontera de no el “antes y el ahora” sino el “adentro y el afuera”.
Salvo algunos, ya nadie querrá acordarse del aquel Barrio Norte, de Cachi Pampa, de los antiguos arrabales, lo suburbano o el antiguo basural, del barrio obrero de vida semiurbana o semirural. Muchos dirán que viven cerca de puntos significativos como por ejemplo: la casa de gobierno, los tribunales, el hotel, o por calle H. Yrigoyen. Av. Alvear, La Plata, etc.; como una forma de reconocerse e instalarse geosocialmente en un status, otros al norte del barrio dirán que son del barrio Alberdi, para no decir cerca del mercado de Abasto o del Pacará.
Hasta la calle Chacabuco se acaban los preparativos para ir al centro, al abrir las puertas, se esta ya al menos en el macrocentro. Los gallos ya no cantan en el fondo de alguna casa hace por lo menos veinte años, hasta calle Bolivia. La aproximacion física a estos identitarios barriales redunda tambien en una mayor proximidad social economica y al pasar a establecer parametros simbólicos de la practica y procesos sociales, ya casi nadie se animaría a reproducir los bailes de carnaval sobre calle Chacabuco (entre La Plata y Perú) o sobre calle Arenales (entre Perú y Av. Roca) o por calle Perú al norte.
(36)En Menéndez, Laura. “Sociales primero, la teoría va a la escuela”. Edit. Novedades educativas. Bs. As. 2000
No solo por el hecho que las nuevas inversiones inmobiliarias y urbanísticas han revalorizado y recualificado aquellos puntos de vistas favorables del barrio, fusionando dos tendencias dirigidas al mismo tiempo: hacia la ampliación del mercado (comercial) y la rehabilitación del lugar (algunas obras y mucha luz), sino por el hecho de que las nuevas generaciones o las familias instaladas desde la década del 90 no poseen las pautas culturales de sus abuelos o bisabuelos y hasta podrían tener una actitud prejuiciosa hacia la “clase de abajo”, a la cultura popular. Su sistema de realidad, la visión del mundo y su concepcion ya son otros; lo que al principio incluía hoy se excluye socialmente.
Estas festividades (de fin de año o de carnaval) hacían mas flexibles a estas fronteras de la calle La Plata, hasta principios de la década del 80, hacia el este era el umbral de donde se “salia o se volvía”, se territorializaban las practicas sociales, se rompían ciertas molduras urbanas. El baile no era un aspecto trivial, el danzar en las calles era recordar ritmo de las colectividades (las primeras generaciones), una inserción e interacción en un espacio que los cobijaba, un recuerdo de las contorsiones de sus padres y abuelos. Con cada paso de baile, ese espacio publico abstracto, gris, privativo, enajenante, se transformaba, se sensibilizaba, era una herramienta de solidaridad, las coordenadas temporo-espacial se alteraban: el “lugar-residencia”, se mutaba a “lugar movimiento”. Como dice M. Minkowski: mientras en aquel espacio matemático-mera extensión-los hombres chocan entre si, en el espacio vivido, en cambio, se acercan, produciéndose la unión y el encuentro, generándose así la intimidad. De lo que concluimos que, todo espacio autenticamente vivido es, al mismo tiempo, espacio convivido (…) La fiesta, en este sentido, supone un cierto ocio-en cuya raíz se encuentra-una interrupción en el negocio. Pero no simplemente para recobrar fuerzas y así luego producir mas, se trata en realidad, de la posibilidad de una mayor hondura en la intelección de la realidad en toda su riqueza (…) es el momento en que el espacio vivido deviene en espacio festivo. En la antípodas de las fiestas y el espacio encontramos el hastió y el espacio acedico, propio-aunque no exclusivo de la vida de las grandes ciudades-tal como el mismo Simmel reconocía. (37)
Terminada la fiesta, esta condición de supuesta no persona que simbólicamente se atribuía a los que participaban en dichas reuniones se relocalizaba socialmente y las señoras “pitucas” del barrio, volvían a considerar a sus vecinos nuevamente “gente como la gente” de volver a la condición de ciudadano como algo mas fijo y menos reflexivo.
¿Es posible que solamente un tercio de la sociedad barrial, se hubiese dado cuenta de los nuevos tiempos que se avecinaban y que los otros dos tercios solamente se conformasen con cierta acumulación de cultura que enriquecía sus vidas y permitían una organización nacional de la cotidianidad social? Mientras que algunos clausuraban una condición, para pasar a se “post” y otros instalados en los ideales de la modernidad, podian ir y volver cuantas veces quisieran alimentando las contradicciones que habitan en el hombre moderno: “la sed de compartir esta nueva pagina de la historia de la humanidad que es la globalizacion y el medio que a su vez sea deshumanizante”, (38) generando una segregación, exclusión y desigualdad socio espacial.
La década del 80, ha sido un tiempo de desafio, reformulacion de los itinerarios familiares por el barrio, por la ciudad y por la vida. Un tiempo de “erosión” de la identidad que dispersa socialmente y el estado neoliberal que integra a una nueva politica economica mediante un individualismo centrado en el consumo personalizado.
(37)En Enrique del Acebo Ibañez. Sociologia de la ciudad occidental. Edit. Claridad, Bs As. 1993, Pag 261—262.
(38)Cohen, Daniel. Riquezas del mundo, pobreza de las naciones. Fondo de cultura economica, Bs As. 1998.
En el lenguaje se advertían que “del futuro”, “proyecto” y “progreso”, se pasaban expresiones como “reciclaje”, “relax”, “imagen”, “consumo”, etc.
-¡Que se ha puesto éste! Diria algún abuelo.
-¿Qué dice ese chico? Hubiese preguntado, sorprendido algún padre, el francés Gilles Lipovetzki, (39) se hubiera divertido demasiado en el barrio Alberdi por aquel tiempo.
Televisor a color, tv por cable, alquiler de video, luego computadora, Internet, definieron y definen las pautas culturales de acuerdo con información y estilo homogeneizados: ídolos de cine, música, marcas de jeans, héroes deportivos, etc.; incorporan a esta clase media barrial hacia lo que Renato Ortiz, llama una cultura “internacional-popular” (40)
Reafirmando las desigualdades y el individualismo, como un nuevo proceso de “apareamiento selectivo” (41), es decir, el lugar de asociaciones que se hace selectivamente entre personas homogéneas que comenzaban a mi entender desde la misma elección de la escuela primaria del barrio: Francisco N. Laprida, escuela Nacional Nº 40 (hoy 762) y Nicolás Avellaneda que contribuyeron y contribuyen a la escolarización en masa de los hijos de obreros y empleados administrativos, a la distribución de las oportunidades y preparación cultural de las nuevas generaciones era y es realizada por los padres, teniendo en cuenta la acomodación lógica de los hijos con los posibles compañeros (provenientes de esta clase media-media en su gran mayoria), como una forma de “tejer las redes sociales necesarias para decodificar y manipular sistemas complejos de selección y clasificación” (42). Luego se reparaban en lo pedagógico y didáctico o en los posibles ritmos de los aprendizajes, como así tambien de las cercanías a estas instituciones. La ex escuela nacional Nº 40 absorbía por lo general, a los niños de estratos medios-bajos del norte del barrio y desde zonas aledañas, las otras escuelas quedaban como receptoras de estrato medio, y los hijos de las familias mas acomodadas preferían las escuelas fuera del tejido barrial. Estas trayectorias se repetían mas tarde en los colegios secundarios. Aun dentro de las instituciones aparecían sutilmente (¿seguirán apareciendo?) la distribución de los niños por divisiones, los desdoblamientos se daban (¿se da?) por el numero de alumnos por año y por la acomodación que ahora realizan los docentes y no ya los padres, diría Daniel Cohen (1998-83) la escuela publica padece el efecto paradójico de la escolarización de masas: se vuelve mas segmentada, y por ende a su vez, productora de nuevas desigualdades.
Estos prejuicios y la posterior segregación, es decir, la separación espacial del otro, lleva a algunos integrantes del barrio a la idea falaz de ciertas relaciones discriminatorias, se sabia que algún chico o chica sea del estrato medio-alto (sur) o el estrato medio-bajo (norte), por ejemplo a que escuela no iba a ir, en donde no iba a jugar y en donde no podía buscar novia o novio o simplemente socializar.
En la década de los 90 y principio del siglo, los “globalizados” se fragmentaban y se diferencian aun mas del resto, la ansiedad, el miedo, la desconfianza, la inseguridad contagia al resto. Sistema de seguridad, vigilancia, las verjas que se elevan, las tapias que aíslan cada vez mas, los usos del tiempo y el espacio son tan diferenciados como diferenciadores. Una “nueva clase media” se relocaliza y se desconcierta.
(39)Lipovetsky, G. La era del vicio ensayo sobre el indivualismo contemporáneo, anagrama, Barcelona 1996.
(40)En Garcia Canclini, Nestor. Imaginarios urbanos. Edit. Eudeba Bs As 1999
(41)Cohen, Daniel, Op. Cit.
(42)Agnés Van, Zanten, en Cohen, Daniel. Op. Cit. Pag. 82
Amurallarse es la estrategia pero sin salir del centro o sus cercanías, un espacio del “nosotros” es el camino de los “ganadores de un proceso de transformación territorial y económico”. Los monoblock de H. Yrigoyen y Bolivia, parece marcar el rumbo (aunque muy incipientes) de las torres countries, como es conocido en algunos barrios de la Capital Federal, como por ejemplo: Retiro, Palermo, Belgrano, etc.
Como señala Cecilia Arizaga, “si en los sectores medios-medio fuertemente amenazado por el ajuste, el consumo cultural aparece como una táctica de inclusión al actuar como elemento de distincion de clase, en los sectores medios-altos donde la amenaza del ajuste viene por el lado de los miedos “al otro”-percibido como violento, peligroso-la estrategia de inclusión se especializa en el barrio cerrado (43).
El progreso social o el contrato social se ha roto. El Estado-Nación esta en crisis, ¿Quién marca el rumbo? A la sociedad de la cultura y la vida individual ¿Quién esta preparado para la actual etapa? Moderna tardía (Anthony Giddens), Moderna segunda (Urlich Beck), Sobre moderna (George Balandier) o posmoderna “la formación que brinda la sociedad contemporánea a sus miembros esta dictada, ante todo por el deber de cumplir la función de consumidor” (44). Las fronteras de la vecindad han sido fuertemente alteradas, ¿Acaso sera el momento de redefinir el catastro municipal desde la cultura, la educacion y el consumo de sus habitantes?
Para Barbero, J.M. (1991) “La destrucción de los lazos vecinales en los procesos de armonía social impulsadas en la economía de mercado y que, de esta forma, confundirían el espacio publico con el mercado, al ciudadano con el consumidor. Este proceso de desterritorializacion en áreas de consumo de objetos y símbolos de mercado” (45), los modernos se quedaron sin modernidad, las funciones cambiaron, otros volvieron del primer mundo, Latinoamerica les vuelve a decir: “buen día” o “buenas noches”.
Algún perdedor del modelo hubiera dicho mitad en sorna, mitad en serio: “mentes de aristócratas, corazón de burgués, pero bolsillo de obrero”.
- ¿De que se la tiran?
- ¡En mi casa comia!
- ¿Pero y éste? Etc.
- Pensar que antes tenia todo eso…pero por lo menos me queda el estudio.
- Ahora resulta que soy NUPO (nuevos pobres).
Son expresiones que recuerdan permanencias, situaciones, lugares adquiridos, identidades sostenidas: escuela pública, la formación cultural no ya como forma de movilidad ascendente sino como posicionamiento construido desde la niñez.
Es sabido que el Estado no garantiza ya la condición de clase. La inclusión social parecería venir desde el pago de lo privado: escuela privada, medicina prepaga, vigilancia privada, etc.
Los espacios de consumo cultural de antaño se transformaron, la ecuación de casi dos décadas: paseo, más cine Renzi u otro cine del centro, mas pizza sobre Av. Alvear, quedó fuera del tiempo. “la fuerte recesión economica experimentada en los años 80 redujo el poder adquisitivo de las clases medias y populares, obligo al cierre de salas y condiciono la oferta de productos (…) el cine comenzó a perder el carácter históricamente popular que tuvo a lo largo del siglo” (Wortman, A. 2000
(43)Arizaga, C. Barrios cerrados y countries. Microclimas de consumo. En Wortman, A (comp)
(44)En Bauman, Z. Op. Cit. Pag. 106
(45)Vattino, G. afirma que el fin que según la modernidad regia el curso de los acontecimientos representado, a partir del punto de vista de un determinado ideal del hombre (…) que el sentido de la historia estaba en la realización de la civilizacion esto es, de la figura del hombre europeo moderno.
El se concibe solo asumiendo como criterio un determinado ideal del hombre que en la modernidad coincide siempre con el de hombre moderno europeo es algo así como decir, nosotros los europeos somos la mejor forma de humanidad, todo el curso de la historia se ordena en función de realizar mas o menos acabadamente este ideal. Se podría derivar entonces que el fin del hombre ilustrado, el fin de este ideal es insostenible con el advenimiento de la llamada sociedad de la comunicación. Una sociedad producida en lo imaginario y lo simbólico a través de la fuerza dominante de la televisión. En Wortman, A. Op. Cit. Pag. 62.
Que triste es ver el viejo cine Renzi convertido en playa de estacionamiento y las confiterías que vivían de su público a la salida, reducido a la nada.
La posibilidad de tener acceso a través del video, la oferta de tv cable o la informática redefinen los vínculos sociales que expresan a la vez ruptura. Es como “desenchufarse” pero en la propia casa.
Jugar al fútbol en la canchita (de la estación) en el “globito”, en el “piquito” o jugar al basquet en el Ateneo San Roque o en Casa Barata, y a la noche juntarse en la esquina o algún almacén eran en los principales ejes movilizadores de la niñez y la juventud barrial, aunque hay ciertas continuidades pero no con la intensidad de antaño.
-“A esta hora nosotros estábamos jugando y revolcándonos, en la canchita de la estación del Ex – ferrocarril G.B.M. (para muchos amigos de la infancia), era nuestro patio trasero, hoy mis hijos están en el ciber o jugando con la computadora o haciendo tiempo para salir a entretenerse de otra manera-diría algún amigo, algún ex –vecino.
Para el filósofo italiano M.F. Sciacca, “tanto el culto nostálgico al pasado el esperanzador futuro tiene en común la fuga del presente. Nostalgismo y futurismo tienen en común la fuga del presente, el mal, el primero hacia el pasado que niega el porvenir, el segundo hacia el porvenir que niega el pasado. Por consiguiente, para uno y otro, el presente es el mal, aunque se superan sobre lo peor: el porvenir para el nostálgico, el pasado para el porvenerista. Antiprogresivo porque regresar es lo optimo en el descuido de lo peor (el porvenir) o antitradicionalismo porque lo optimo es progresar destruyendo cuanto sobrevive del pasado (lo peor); pero en uno y otro caso, fuga del presente que es el mal, lo invencible. Lo optimo, el tiempo que ha sido y no es, o el tiempo, que sera y no es todavía; lo optimo el “tiempo que no es”, porque el tiempo que es el presente es el mal: desesperado consuelo perderse en el recuerdo del tiempo que fue o inmergirse en la expectacion del tiempo que sera.
Mito del pasado y mito del porvenir, dos retoricas de la libertad y del tiempo empeñadas en enmascarar la renuncia del presente (…) quien existe a la altura del ser no tiene nostalgia o repugnancia del pasado, ni temor o porveneristica expectacion del mañana; siempre esta colmada por el presente todos los momentos del tiempo, sin ser jamas cumplidos por el. (46)
Los teóricos de la posmodernidad urbana, afirmarían que la posmodernidad ha llegado al barrio Alberdi al observar la proliferación de los estilos de vida y tambien de identidades de la clase media.
La ciudad ya no se presenta como la ciudad de todos o para todos de la modernidad, ya que existen distintas vivencias de la ciudad fragmentada, una ciudad para grupos de sujetos sociales con recorridos muy diferenciados.
“Se paso de la ciudad dual del fordismo a la ciudad con islas de riquezas posfordistas. Implica una transformacion en la morfologia social urbana y suburbana a partir de una selección de zonas a manera de islotes de la ciudad globalizada y planetaria rodeadas del resto marginal” (47)
(46)En Enrique del Acebo Ibañez. Op. Cit.
(47)Marcuse, P (1998) En Wortman, A. Op. Cit. Pag. 132.
CAPITULO V: Del barrio de clase baja al barrio de clase media.
“Una explicación general del mundo y de la historia debe tener en cuenta, ante todo, como estaba situada nuestra casa”.
Ítalo Calvino. El Camino de San Giovanni, 1962
“Se sabe que cada pueblo busca preservar su historia y encargar a alguien de la continuidad que se constituye en tesorero de ese pasado que se conserva, pero al mismo tiempo es cierto que el deterioro del olvido y la desmemoria, solo se evita mediante la circulación del sentido de ese pasado. Por circulación se entiende de esa interpretación de cercanía y familiaridad de comodidad y de cosa conocida que los lugares que nos pertenecen nos otorgan y que de alguna manera se corresponde con la designación de sentido de pertenencia”. (48)
Para Marcel Pöete, la comprensión de la ciudad solo se alcanza a través del conocimiento de sus habitantes. La ciudad es vista como un “ser vivo” en constante evolución, escenario de un también constante intercambio entre las necesidades del hombre y los condicionamientos geo-socio-histórico. El conocimiento d la ciudad no se lograra si la tratamos como una pieza de museo o un resto fósil. (49) como toda construcción humana se halla en permanente transformación, conglomerada de objetos materiales dejando su presencia en distintos puntos del territorio.
Los objetos de la ciudad son marcas de la época en que ella fue creada a modo de testigo de tiempos pasados. En el presente a veces esos objetos tienen funciones que mantienen su vigencia y, otros casos, han perdido su sentido original pero haya resignificado su función. (50) Todo proceso de renovación urbana transforma lo antiguo en nuevo, se resignifica por ejemplo. Puerto Madero en Bs As. ¿Sera el mismo destino que tendrá la vieja estación de F.C.G.M… a parte de la terminal de ómnibus; transformándose en un centro de negocios, espacios recreativos y culturales, acorde al nuevo papel de las áreas urbanas en la economía y la cultura globales? El barrio es un sitio lleno de mensajes, y de significados, lo cual se complejiza la comprensión de hechos ocurridos sin que por ellos se entrecrucen las intimas y profundas emociones. Agudizar el análisis no es tarea sencilla. ¿Desde dónde se puede pensar a una ciudad o a un barrio? Desde la memoria popular, el imaginario colectivo, desde una identidad de clase de los actores sociales, desde las transformaciones espaciales, desde pequeñas historias individuales y vivencias colectivas, desde la situación socio-económica, el consumo, la cultura, etc. Weber, define las clases según el acceso diferencial a la recompensa del mercado (Burris, 1993:22) La pertenencia a una clase alta está dado no solamente por la propiedad, sino por los servicios que cada clase puede negociar en el mercado (los no propietarios).
Entonces se puede diferenciar los que son clase positivamente privilegiadas (propietarios y trabajadores calificados) y los negativamente privilegiados (obreros no calificados.)
Lo cierto es que, cualquiera sea el punto de partida, producirá la interpretación acabada de una temática y la subvaloración, de conocimiento e indiferencias de otras sin embargo el abordaje debe ir de un replanteo epistemológico necesario. Seguramente toda aproximación nos conduce hacia nuevas preguntas y planteo, lo cual es necesario seguir investigando.
(48)Clementi, Hebe. Op. Cit. Pag. 78
(49)En Enrique del Acebo Ibáñez. Op. Cit. Pag. 192
(50)Blanco, y Gurevich, R. “Una geo…” en “ciudad y ciudadanos” Op. Cit. Pag. 69
Desde el siglo XVI, Latinoamérica, la ciudad (como su expresión) es un proyecto de mundo europeo, Mercantil y Burgués, las ciudades es el ámbito donde esa proyección se realiza, de modo de organizar a imagen y semejanza el enorme y desconocido territorio en que se introducen. Para algunos autores, la ciudad es una ideología, entendida como forma social: cuerpo de creencias, ideas, valores y estilos de vida que encierran en diferentes grupos sociales y en diferentes localizaciones espaciales.
Parafraseando e Isnard, H. (1971; 5) diría que el mundo fue modelado para uso de los europeos, más que imagen de sí mismo. El rol de la ciudad fue conformar una nueva realidad, dar el perfil a los territorios sobre los cuales se posan el riego y la lucha en contra lo diferente.
Es una aberración crecer hacia el norte, es volver al pasado indígena, dijo B. Canal Feijóo, es el conflicto que se libra entre la ciudad y la realidad que la circunda, es básicamente cultura, lo urbano y lo rural, ciudad-campo, élites-masas, las fronteras culturales son los puntos de fricción y tensión y en ese dinamismo que se concilia se crea una cultura común; a la readecuación en un nuevo contexto, el desarraigo se constituye como expresión del distanciamiento y replanteo de nuevas pertenencias donde el barrio es el territorio que soporta los nuevos arraigos y desarraigo de otros, no así el “centro”. En las primeras décadas en el actual barrio Alberdi la apropiación y uso de ese espacio, tuvieron afinidad de sentidos en lo individual, lo familiar, lo simbólico, lo religioso, lo lúdico. Por ejemplo, con respecto a lo religioso en las primeras décadas del siglo XX, la mayoría de condición humilde, las conductas religiosas eran más homogéneas y fervorosas. Las fiestas religiosas o las peregrinaciones (a Mailín o San Gil) eran numerosas, los deseos y pedidos tenían mucho que ver en la superación de su privación material con lo que se vivía. Un sector de la casa se improvisaba para instalar una especie de santuario, la religión católica no tenía que enfrentar la competencia para ganar y mantener a sus fieles.
La creencia, la practica (ritual y devoción al) iban de la mano, pero es desde los años 50, en parte se iban a modificar ciertos lazos de vecindad, no solo por la oleada modernizadora desde el Estado u la reubicación de residencias de mayor categoría, sino, porque la foto de Eva Perón comenzaba a compartir con las imágenes de los santos el improvisado santuario. Aunque se pretendía disimular, la ruptura estaba marcada.
Los compensadores sobrenaturales comenzaban a ser otros, ante cada crisis económica familiar. Las nuevas generaciones poco recuerdan el itinerario religioso de sus abuelos y bisabuelos hasta parecen ser hoy menos confiables. En la actualidad las calles Santa Cruz y/o Bolivia parecen dividir la geografía de lo sagrado (siempre en la religión católica), las familias de mayor posición económica prefieren (por lo general) ir a misa en la iglesia del centro y la iglesia de San Roque recibe el resto de los feligreses barriales.
¿Sera que la función primaria de la religión en conformar a los pobres y débiles ha cambiado? ¿O llegar al cielo será una cuestión de caminar algunas cuadras y nada más?
Desde el principio la carencia, la marginación, todo un sistema de vida estaba determinado por la pauperización. Su basamento histórico es la función de la segunda generación de inmigrantes europeos, la cultura “gaucha” e indo americana de los orígenes más lejanos en el tiempo, van conformando una cultura popular, un sistema de vida donde el significado de algunas modalidades (de trabajo, costumbre, fiestas, etc. Bebidas alcohólicas, objetos personales, gestos de valor) tienen significado diferente, lo que escandalizaban al “centro” era normal para el barrio.
Dice Moffatt, A. (1997, cap. IV)»… es interesante señalar que lo que se puede entender por alcoholismo en la burguesía puede tener un sentido totalmente distinto a nuestras provincias del norte, durante algunas fiestas (especialmente el carnaval), la familia expresa su alegría, su música, baile y alcohol que, en este caso, llega a tener un sentido religioso pues permite el estado de participación con la naturaleza y con los demás.
La borrachera burguesa, realizada dentro de la privacidad burguesa y vivida con culpa, sirve para la separación social y para aumentar la soledad. En cambio en algunas comunidades (…) hasta las abuelas se incorporan al ritual del baile, a veces tristes y a veces alegres, que llega a ser un enorme experiencia de psicoterapia comunitaria. Estos sectores marginados, por ser los escalones inferiores de la pirámide social, no desarrollan criterios de discriminación social hacia abajo, se sienten hermanados y solidarios con todo el grupo de oprimidos.
En cuanto a la elaboración de duelos y forma de depresión, diríamos que este es un grupo con fuertes componentes depresivos, la tristeza nunca es demostrativa, espectacular, sino que es crónica y ancestral. Pero de todos modos, la concepción fatalista del mundo constituye una buena defensa contra las grandes pérdidas y el sentimiento de desposesión.
Una característica de la cultura de la pobreza es el grado de violencia que existe en ella. Estas estructuras siempre de acuerdo con un orden piramidal, el que puede imponerse con más fuerza depreda al que tiene debajo: el hombre a la mujer, la mujer al hijo, el hermano mayor al más pequeño, etc., estudiando la razón de esta violencia, su origen, Frantz Fanon sostiene que es la violencia que las clases opresoras ejerce sobre el oprimido y al no poder ser devuelta se deriva hacia abajo. Lo que hace el oprimido es aceptar la moral del opresor basada en la imposición violenta y la ejerce aún dentro de su propio grupo, pues la devolución de la más mínima violencia hacia arriba es severamente castigada(…) El grupo oprimido en la sociedad capitalista tiene los componentes de la burguesía son reacciones de dependencias, en todos los niveles de interacción y básicamente en su trabajo donde siempre debe aceptar órdenes…» (51).
Las culturas populares son el resultado de una apropiación desigual del capital cultural, una elaboración propia de sus condiciones de vida y una interacción conflictiva con los sectores hegemónicos(52), cualquier mirada de las periferias de las ciudades no solo debe referirse a la dimensión espacio-temporal sino en un contexto socio-económico-cultural, un conocimiento creativo reconociendo que el «otro» se desenvuelve desde un posicionamiento de vida y su situacionalidad existencial. En una comparación rápida (y odiosa tal vez) diría que el Pacará o el Bosco I, II y III , por nombrar algunos,en su sistema de vida, es el barrio Alberdi, pero de la década del 30 o el 40.
¿O acaso las ciudades son pensadas, proyectadas para el uso y consumo de las clases medias y altas? Qués hubiese sucedido si este sector de la ciudad no recibía el impulso de desarrollo y modernización de los años 50, de la presencia del Estado Benefactor y la reubicación de áreas residenciales de mayor categoría socia, que actuaban como contagio espacial, ya que el gobierno municipal, provincial, respondían a las demandas de una clase media emergente, el barrio se modernizaba «parejamente» aunque con algunos altibajos, pero donde la movilidad social era la característica común.
(51) Moffatt, A. «Socioterapia para los sectores marginales» Edit. Lumen Humanitas, Bs. As.
Desde los años 80 el protagonismo público y privado lograron cierta coherencia socio-territorial. ¿Cambió el barrio o cambio el centro? Ahora los barrios que se modernizan se gentrifican (52) y los que no se tugurizan (Gorelik, A. 2001) son los propios habitantes del barrio que se comprometieron con sus pequeñas actuaciones en el espacio público a mejorar pero sin ninguna identidad arquitectónica, el barrio se estabilizó. La tendencia parece ser, ofrecer pedazos del barrio a promotores inmobiliarios que generan productos aislados, dejando en descubierto la ausencia de un plan municipal, desarticulando aún más la ciudad y promoviendo la no solidaridad, lo que cura a un sector a otro lo mata.
Se debe entender que el pensamiento sobre la ciudad, como todo pensamiento sobre la realidad social, es un pensamiento histórico acumulativo, todos los barrios tienen espacios simbólicos económicos y sociales en los cuales se arman y desarman múltiples identidades, en este caso me estoy refiriendo a uno de los barrios más antiguos de la ciudad Capital.
A manera de reflexiones finales…
«…¿Será forzosamente la memoria un don concedido al hombre para hacerlo mejor, más notable, más humano? Recuerdo ciertamente, el lugar de donde vengo y hacia donde voy, por eso me esfuerzo por mostrarme más comprensivo con el prójimo, con mis compañeros de ruta…» (Elie Wiesel).
Suelen afirmar que no hay identidad social sin memoria. Los espacios barriales están poblados de edificios públicos, viviendas y sujetos sociales de diferentes orígenes temporales.
El barrio Alberdi y su gente vivió en forma sostenida un tiempo de progreso, un tiempo que tenía sentido y dirección, de intervenciones públicas donde el principal instrumento era el Estado. Luego el mismo Estado a partir de los años 80 se dedicó a sostener y a reproducir las desigualdades sociales. Los que perdieron no fueron rescatados, el presente y el futuro se vuelven inciertos y el pasado se vuelve refugio.¿Pero cuál de los pasados? En un momento en que se perdió los marcos de referencia y socialización tradicionales por los cambios en las familias y por la segregación residencial y educativa. A que pasado pretenderá regresar la clase media barrial: a la pauperización, a la indignidad territorial, a la vulnerabilidad social sostenida y permanente o al comienzo de un modelo de gestión de Estado donde el contrato social esté garantizado, ¿Se animarán a cantar la marchita peronista, como lo hacían la mayoría de los abuelos barriales, desde sus coches y el teléfono celular?
El pasado debe servir de lección, para recuperar y también seleccionar parte delas «experiencias útiles», la memoria debe conducir a fundar un destino, un porvenir. No es cierto que el exceso de pasado nos impida pensar y ser creativos. Los escenarios se modifican, los procesos sociales urbanos necesitan ser analizados desde nuevas coordenadas, cambios como: la reestructuración económica y del empleo, el impacto de las nuevas tecnologías, reforma del Estado, cambios culturales y las nuevas pautas de consumo,etc, deberían convertirse en escenario de oportunidades, más que futuras formas de pobreza.
En este ensayo he pretendido entregar a través de los capítulos, a los habitantes de la ciudad una ayuda memoria para recorrer este sector dela ciudad llamado barrio Juan B. Alberdi. Mi imagen, mi recorrido por los espacios «socialmente producidos» , en busca de encontrar síntesis explicativas de los demás habitantes del barrio a lo largo del siglo XX y comienzo del presente.
Es cierto son demasiados solapamientos, demasiados cambios de identidad en el mismo espacio y en los sujetos. He tratado de acercar mi verdad al relato, al análisis histórico y geográfico. Es por ello que me someto a que éste recuerdo sea interpretado a los posibles efectos distorsionantes de esa realidad al que podría haber incurrido. Con la esperanza de profundizar referencias teórica, marcos explicativos, metodológicos y hasta epistemológicos.
Por Hugo R. Manfredi
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