Le hablo de un nueve de julio…
Le hablo de un nueve de julio, de cuando la Independencia…
Mire que apuntaba fiero la Patria, nuevita y tierna.
La toreaba por el norte tan duro que era una pena
tropas del Alto Perú, del rey..o tal vez la Reina,
toda gente veterana, muy bien armada y dispuesta.
Menos mal que Martín Güemes, con su mozada salteña y sus bravos infernales,
le han cerrado las puertas.
De los cerros han bajado, cayéndoles por sorpresa,
levantándoles al paso uno que otro centinela
y hasta con la caballada alzándoseles a cuesta.
¡Ah, gauchos de guardamontes y de tamañas espuelas…,
seguro no hubiera habido, sin ellos, Independencia!
¿Y del Este, que me dice? Por ese lado se cuela la brava portuguesada
que para Janeiro rumbea. Y dicen que desde allí,
cosa que pintaba fiera, cinco mil hombres o más
al Plata venirse piensan.
¡Lindo tiempo, pa´largarse a gritar Independencia!
¿Y que me cuentan de Chile? Por ahí, los godos ordenan.
San Martín les sale al paso cruzando la cordillera.
Apalabrándolo a Güemes pa´que el invasor contenga,
se larga en esa patriada, frente a las nieves eternas
¡tiempos medio enredaos, pa´gritar Independencia!
Los criollos, que no se entienden,
los godos, que los pelean
Y la Patria, pobrecita, alentando como sea,
viviendo poquita edá y amenazada de veras!!
¡Momentos medio fierazos, pa´gritar Independencia!
Pero la suerte está echada… bueno será que así sea…
¿Dónde ha de ser el Congreso, pa´ver como se gobiernan
estas Provincias Unidas que alguna vez se pelean?
No por cierto en Buenos Aires, porque las provincias celan,
con razón o sin razón, de toda gente porteña.
Ya llegan los diputados, trajinando en esas huellas;
algunos muy señorones y otros con toda llaneza,
por esos duros caminos, en galera o en carreta.
¡Hasta de Charcas y Misque desde Alto Perú llegan!
Ya el Congreso se inaugura, y ya también delibera..
El doctor Pedro Medrano asume la presidencia…
Primero, todo es tanteo, sin ponerse el pie en la tierra..
Les reclama San Martín declarar la Independencia,
y Pueyrredón y Belgrano y Güemes que lo desean…
Están tratando estas cosas y el peligro crece afuera…
Que si ponemos un Rey o algún Inca si nos queda,
o si de una vez rompemos las opresoras cadenas…
Por fin, Narciso Laprida que ocupa la presidencia,
en aquel 9 de Julio declara la Independencia!
Hubiera visto alboroto y lágrimas de pureza, los abrazos y vivas
entre esa gente dispuesta!
Ya dieron el paso ansiado, ya la confianza se asienta…
Ya nos declaramos libres a los pueblos de la Tierra…
¡Por fin la Patria nuevita rompió sus duras cadenas!
Así es la cosa, amigazo… todo lo que vale, cuesta.
Poema escrito por don Jorge Cafrune