“ La gloria del Señor los envolvió de claridad ”

Introducción

Una experiencia profunda cruza el día de hoy y la celebración litúrgica de la Natividad del Señor con la que los cristianos centramos la fiesta de este día en torno a la medianoche de la Nochebuena: la esperanza que ha iluminado el corazón de los seres humanos y que los ha mantenido de pie frente a la oscuridad, como una promesa de que todo cuanto no funciona en la humanidad y en el mundo no tienen la última palabra sobre la realidad, la esperanza de todo lo que el ser humano anhela y sueña que debería ser su vida y su mundo, la promesa de la plenitud de la vida de los hombres y mujeres de la historia, se cumple hoy. Nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor, y nos trae la Salvación. Hoy se alcanza la esperanza de plenitud y sentido del hombre soñada a través de los tiempos, y lo hace con un niño envuelto en pañales y nacido en un pesebre porque no había sitio en la posada para él.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

En https://www.dominicos.org/